miércoles, 28 de octubre de 2015

Exigen disculpa pública a Duarte por trato a madre de joven desaparecida

Javier Duarte, gobernador de Veracruz. 
Foto: Yerania Rolón

Organizaciones de familiares de desaparecidos se solidarizaron con Araceli Salcedo, madre de una joven desaparecida en Orizaba, Veracruz, tras ser víctima de “una campaña de criminalización y revictimización” luego de que encarar al gobernador priista Javier Duarte, el viernes anterior.

En rueda de prensa, la madre de Fernanda Rubí Salcedo Jiménez, desaparecida en 2012, recordó el momento en que increpó a Duarte de Ochoa, de visita en Orizaba, luego de ignorar su reclamo por la falta de diligencia de su gobierno para localizar a su hija y esbozar únicamente una sonrisa ante la tragedia.
A la escena, que fue profusamente difundida en redes sociales, le siguió una “campaña de desprestigio” en medios de comunicación de Veracruz, donde se vincula a la joven desaparecida con la delincuencia organizada.

Arropada por decenas de organizaciones de familiares de desaparecidos en todo el país, así como las 75 que integran la Red de Organismos Civiles de Derechos Humanos Todos los Derechos para todas y todos (Red TDT), Araceli Salcedo Jiménez denunció que la actitud de Duarte es “ejemplo” de la actitud de los servidores públicos en todo el país frente a los reclamos.

Tras señalar que no existe una base de datos clara sobre los desaparecidos en Veracruz, porque “muchas familias no ponen denuncias debido a que han recibido amenazas”, Salcedo Jiménez dijo que el lunes 26 recibió una llamada de Duarte para invitarla a una reunión, que “exigimos que sea pública y en la que no sólo se revise el caso de mi hija sino los de otros desaparecidos en el estado”.

Araceli Salcedo apuntó que desconfía de la palabra de Duarte, toda vez que en ocasiones anteriores ha faltado a las citas que ha fijado con familiares de desaparecidos.

María Herrera, madre de cuatro jóvenes desaparecidos entre 2008 y 2010, e integrante de la Red de Enlaces Nacionales y Familiares en Búsqueda María Herrera, sostuvo que en la “burla” de Duarte de Ochoa al dolor de Salcedo Jiménez se refleja una afrenta para las madres de los miles de desaparecidos en el país.

Activista en todo el país, Herrera resaltó que la estrategia de “desprestigio y criminalización” es asumida en todo México “para acallar a las madres y cerrar los expedientes”.

También recordó que la revictimización comienza en el momento mismo en que los familiares de los desaparecidos acuden a las agencias del MP para presentar una denuncia.

“Nos dicen que tal vez estaban en malos pasos; en el caso de mis hijos, incluso me dijeron que era seguro porque estaban pelones, y mientras no hacen nada por buscar a nuestros hijos”, acusó.

Araceli Rodríguez, del Colectivo Colibrí, exigió a Duarte y a su esposa Karina Macías, quien presenció la escena del viernes en Orizaba, “una disculpa pública” por el trato dado a Salcedo Jiménez.

Sobre las recurrentes campañas de desprestigio, Rodríguez señaló que, “buenos o malos, nuestros hijos no están por culpa del gobierno que incumple con su deber de proteger a los ciudadanos y porque no los busca”.

En la conferencia también participaron Nancy Rosete y Maricela Orozco, quienes coincidieron en que si sus hijos estaban involucrados en delitos, como las autoridades argumentan “para no buscar”, deberían ser presentados para ser juzgados.

Las madres de familia responsabilizaron al gobierno de Javier Duarte de la seguridad de Araceli Salcedo y su familia, y de las represalias por haber sido exhibido en redes sociales.

Entre las decenas de organizaciones sociales que se solidarizaron con Salcedo Jiménez destacan el Centro Diocesano para los Derechos Humanos Fray Juan de Larios, Madres Buscando a sus Hijos, I(dh)eas , Fuerzas Unidas por Nuestros Desaparecidos en México, Red por los Derechos de la Infancia, Asociación de Familiares Detenidos Desaparecidos y Víctimas de Violaciones a Derechos Humanos, Cauce Ciudadano, Centro de Derechos Humanos Fray Francisco de Vitoria y Los otros desaparecidos de Iguala.

Fuente: Proceso| GLORIA LETICIA DÍAZ