El exdiputado perredista Roger Arellano, de pants gris, en la fila de trabajadores del gobierno estatal. Foto: José Luis de la Cruz
Dijo que hasta el momento no ha recibido ningún citatorio para comparecer ante autoridades ministeriales de la Procuraduría General de la República (PGR), donde se encuentra radicado el caso y que no tiene que acudir directamente porque no lo considera necesario para deslindar responsabilidades y esclarecer el hecho.
Arellano Sotelo fue entrevistado este viernes por la mañana en la sede del Poder Ejecutivo, cuando se encontraba formado en la fila de trabajadores de la administración del gobernador priista, Héctor Astudillo Flores, que cobran su salario a través de una lista de raya.
Al respecto, el también exalcalde de Acapetlahuaya señalado públicamente por sus presuntos nexos con el narco, consideró que la denuncia en su contra “no tiene algún sustento”.
Arellano aseguró que el corresponsal de Proceso no tiene elementos para probar la amenaza de muerte porque “no tiene audio, no tiene nada”, advirtió.
Sobre los testimonios de reporteros que presenciaron el hecho y las fotografías difundidas por el periódico El Sur, donde se observa el momento que Arellano, a bordo de un auto azul tipo Jetta, encaró y amenazó de muerte al reportero el pasado 10 de febrero frente a la sede del Congreso, el perredista dijo que los testigos “pueden ser presentados a modo” y se desmarcó de las imágenes al señalar textual:
“Ahí esas fotos no sé dónde las tomaron y cuándo las tomaron, yo fui una figura pública”, expresó el perredista.
Luego, negó que pretenda esconderse porque sigue haciendo vida pública en la ciudad de Chilpancingo y que acudirá ante la PGR cuando lo citen formalmente en su domicilio ubicado en la cabecera municipal de
Acapetlahuaya, en la zona Norte de la entidad, donde opera el grupo criminal La Familia.
“¿Por qué voy a ir a la PGR?, ¿Por qué ir al doctor si no estoy enfermo?, cuando me hagan un llamado, iré”, soltó el ex diputado local.
El pasado miércoles 10 de febrero, mientras un grupo de reporteros protestaba frente a la sede del Congreso de Guerrero para condenar el asesinato de la periodista veracruzana Anabel Flores, el exdiputado perredista Roger Arellano Sotelo, amenazó de muerte al corresponsal de Proceso en Guerrero, Ezequiel Flores Contreras.
El hecho se registró alrededor de las 11:00 horas, cuando Arellano Sotelo, quien manejaba un auto azul tipo Jetta con vidrios polarizados, se acercó a la manifestación, bajó el cristal del copiloto y se dirigió a Flores Contreras:
“Hey, Cheque. Cuídate cabrón porque te va a llevar la verga. ¿Ya no te acuerdas de mí? Ya te dije culero: Te va a cargar la verga”, expresó el político, señalado en informes oficiales y públicamente por sus nexos con
el grupo delictivo La Familia que opera en la zona norte de la entidad y dirige Johny El Mojarro Hurtado Olascoaga.
El corresponsal acudió a la delegación de la PGR donde presentó una denuncia y las autoridades ministeriales integraron el expediente AP/PGR/GRO/CHI-VI/0212PP/2016 por el delito de amenazas en contra Roger Arellano.
Dos semanas después, a finales de febrero, el caso fue turnado a la Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos contra la Libertad de Expresión (FEADLE), de la misma dependencia federal y hasta el momento se desconoce el estado que guarda la investigación.
Desde hace cuatro años, Proceso ha documentado los presuntos nexos de Roger Arellano con los operadores del grupo delictivo La Familia.
En un reportaje publicado por la revista en octubre de 2012 con el título “Guerrero: Contagio narco de autoridades”, se dio a conocer que para el exgobernador Ángel Aguirre, la trama que involucra a delincuentes y autoridades locales de la zona norte no es una historia desconocida.
Aguirre Rivero empezó su campaña por la gubernatura en Teloloapan en noviembre de 2010 y por esa fecha fue invitado a una comida en el rancho San Andrés, propiedad de Bernardo Lagunas Contreras, empresario del ramo hotelero y aficionado a los caballos. El ágape fue auspiciado por Santana Ríos Bahena, conocido productor
de melón. Ambos son señalados por sus presuntos nexos con el narcotráfico, según informes oficiales consultados por el semanario.
El encuentro pactado por el actual senador perredista Sofío Ramírez fue promovido por un grupo de políticos, también del PRD, que triangularon posiciones en la zona norte para mantener sus cotos de poder.
El grupo lo aglutinan las corrientes Nueva Mayoría y Grupo Guerrero, que dirige el actual alcalde de Acapulco, Evodio Velásquez, y el diputado federal David Jiménez Rumbo, así como el exalcalde de Teloloapan y exdiputado federal Marino Miranda, quien dejó como sucesor a su amigo el exdiputado local Ignacio Valladares. Éste, a su vez, designó como su suplente a Rogelio Lagunas Contreras, hermano de Bernardo.
De igual manera, el exalcalde de General Canuto A. Neri y exdiputado local Roger Arellano Sotelo prácticamente dejó como sucesor en el ayuntamiento a Eleuterio Aranda Salgado, El Solitario del Sur, su jefe de la policía e intérprete de narcocorridos donde exalta a La Familia.
Consultado por Proceso, el ex gobernador Aguirre reconoció que ese grupo de políticos perredistas lo invitó a comer con los presuntos narcotraficantes Bernardo Lagunas y Santana Ríos, pero sostuvo que al final no acudió al encuentro.
“Recibí algunas invitaciones (de los políticos) pero no acudí a ese lugar (rancho San Andrés) y, más allá de eso, en una campaña muchas veces recibes el saludo de gente que no sabes de quién se trata ni tienes por qué saberlo, pues no tienes función investigadora en ese momento; aunque por supuesto que yo me deslindo absoluta y totalmente de cualquier vínculo con esas personas”, expresó Aguirre en ese entonces.
Fuente: Proceso| La Redacción