Rosa Isela Guzmán Ortiz, la hija mayor del Chapo Guzmán. Foto: Especial
El capo del narcotráfico Joaquín El Chapo Guzmán financió la elección de prominentes políticos mexicanos y entró dos veces secretamente a Estados Unidos para visitar a sus familiares, según su hija mayor.
Rosa Isela Guzmán Ortiz reveló que el año pasado, poco después de sostener una entrevista con la estrella de Hollywood Sean Penn, su padre escapó de una persecución masiva con ayuda de funcionarios mexicanos corruptos y evadió los controles fronterizos de Estados Unidos para introducirse subrepticiamente en California, pese a ser uno de los fugitivos más buscados del mundo.
También acusó a destacados políticos mexicanos de aceptar donaciones del Chapo cuando contendían por un cargo y dijo que, a cambio, ellos se hicieron de la vista gorda para que pudiera escapar de prisión.
“Mi papá no es un criminal. El gobierno es el culpable”, sostiene.
Guzmán Ortiz, de 39 años, hizo estas afirmaciones en una serie de entrevistas con The Guardian; dijo haber consultado previamente con su padre, quien ahora pelea su extradición a Estados Unidos.
Guzmán fue recapturado en enero, tras siete meses de fuga, y enviado de regreso a la prisión de máxima seguridad de El Altiplano, cerca de la Ciudad de México, la misma de la que se escapó en julio de 2015 por un túnel abierto en el área de su regadera.
En la entrevista, Guzmán Ortiz dijo que el capo había planeado pasar las riendas del Cártel de Sinaloa a su medio hermano, Iván Archivaldo, pero fue traicionado por su socio, Ismael El Mayo Zambada… y por el gobierno mexicano que, dijo ella, rompió un acuerdo para proteger al Chapo.
Es la primera vez que la hija del líder del Cártel de Sinaloa habla con un medio. Sus explosivas declaraciones no pudieron ser verificadas de manera independiente, y probablemente serán rechazadas en forma vigorosa por las autoridades mexicanas.
Pero si son confirmadas, sus reivindicaciones sobre las visitas del Chapo a California generarán interrogantes sobre los servicios de inteligencia y la seguridad fronteriza de Estados Unidos. Como cabeza de la organización criminal más grande y rica del mundo, él era el blanco más preciado de la guerra contra las drogas.
Guzmán Ortiz –quien aseguró que su padre cruzó la frontera en 2015 para visitar a sus familiares y ver la casa de cinco recámaras y un enorme jardín que compró para ella y sus cuatro hijos– concedió la entrevista a condición de que su ubicación no fuera revelada.
“Mi papá depositó el dinero en una cuenta de un banco a través de un abogado y, un tiempo después, vino a ver la casa, su casa. Vino dos veces”.
Se niega a especificar cómo cruzó de ida y vuelta esa frontera tan fuertemente resguardada, diciendo únicamente que “yo le pregunté lo mismo, créame”.
Guzmán tiene otros lazos familiares en Estados Unidos: su tercera esposa, la exreina de belleza Emma Coronel, es ahora ciudadana estadunidense y en 2011 dio a luz a sus hijas gemelas en el sur de California.
En ese momento, Guzmán había estado prófugo más de una década y el entonces presidente Felipe Calderón especuló que el escurridizo capo podía estarse escondiendo al norte de la frontera.
“No está en territorio mexicano y yo supongo que El Chapo está en el lado estadunidense”, declaró entonces a The New York Times.
José Reveles, autor de una serie de libros sobre el submundo mexicano de las drogas, aseveró que “nada es imposible” para El Chapo, destacando que el Cártel de Sinaloa, encabezado por Guzmán, había sido el pionero en la utilización de sofisticados túneles para introducir cargamentos de droga –y miembros de la organización– a territorio de Estados Unidos.
“Todo indica que El Chapo podría ser capaz de visitar Estados Unidos: es muy listo, tiene operadores muy bien entrenados y expertos en la construcción de túneles”, escribió Reveles.
El ascenso del Chapo desde ser un pobre vendedor de naranjas a incluirse en la lista de multimillonarios de Forbes, gracias al trasiego de enormes cantidades de mariguana, cocaína y otras drogas, ha sido desde hace tiempo objeto de una intensa especulación.
Rosa Isela Guzmán Ortiz, la hija mayor del Chapo Guzmán. Foto: Especial
Financiamiento a una campaña
La explicación de Guzmán Ortiz es que su padre compró protección oficial al más alto nivel, enviando a sus representantes a encontrarse con encumbrados políticos o sus personeros.
“Todo lo que sé es que mi papá le dijo a su abogado que le entregara unos cheques al equipo de campaña (de un político) y exigió a cambio que lo respetaran”. Según dijo ella, la familia estaba considerando presentar públicamente copias de estos cheques, junto con los nombres de funcionarios y políticos que los aceptaron.
El Chapo obtuvo notoriedad internacional con sus espectaculares escapes de penales de máxima seguridad: en 2001, según se dijo, salió del de Puente Grande, cerca de Guadalajara, escondido en un carro de lavandería; y en 2015 abandonó el del Altiplano sobre una motocicleta modificada que lo trasladó a través de un túnel de kilómetro y medio.
Esta segunda fuga fue considerada en general como una bofetada especialmente humillante para el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto. Pero, de acuerdo con su hija, funcionarios de muy alto nivel ya habían dado luz verde para la fuga.
“La fuga de mi papá fue un acuerdo”, afirmó.
Por lo menos 34 personas han sido acusadas de ayudar al Chapo a escapar, incluyendo al que era el director del Altiplano y a quien fuera cabeza del sistema de prisiones federales de México.
Hacia fines del año pasado, la red desplegada para reatrapar al Chapo pareció empezarse a cerrar, después de que el capo acordó un encuentro con la estrella hollywoodense Sean Penn, quien estaba bajo vigilancia de agentes de inteligencia. En octubre, el Ejército lanzó una operación masiva en la región montañosa que separa a los estados de Sinaloa y Durango, pero la captura del capo se frustró.
Al mes siguiente, otro intento por capturar al Chapo –durante una planeada reunión familiar en la casa de su madre, de 87 años, en el poblado de La Tuna, Sinaloa– también se vino abajo, luego de que una fuente de alto rango de la Secretaría de la Defensa Nacional alertara a la familia, dijo Guzmán Ortiz.
La suerte del Chapo finalmente se acabó en enero, cuando fue acorralado en la ciudad costera de Los Mochis. La hija atribuyó la captura de su padre a una traición por parte de altos funcionarios y políticos mexicanos. “Si había un pacto, no lo respetaron. Ahora que lo capturaron, dicen que es un criminal, un asesino. Pero no dijeron lo mismo cuando pidieron dinero para sus campañas. ¡Son unos hipócritas!”
Hoy en día ciudadana estadunidense, Guzmán Ortiz opera una cadena de pequeños negocios en California y habla fluidamente el inglés. Ella se compara a sí misma con los narcojuniors –expresión mexicana para los hijos de los capos de los cárteles que llevan una vida privilegiada– pero asegura que todo el dinero que recibió de su padre estaba limpio. “Mis negocios son el resultado de mis propios esfuerzos”, sostiene. (Traducción: Lucía Luna)
La versión íntegra de esta entrevista la podrá leer en la edición 2053 de la revista Proceso, que empieza a circular el sábado 5 de marzo.
Fuente: Proceso| JOSÉ LUIS MONTENEGRO / CDMX Y RORY CARROLL / LOS ÁNGELES