A través de la red social Facebook se viralizaron una fotografía y un video en las cuales aparece Arturo Ávalos Pérez, oficial de la Policía Municipal de Rosarito, Baja California, posando en horario laboral junto a dos mujeres que se sentaron arriba del cofre de la patrulla que le fue asignada.
En la grabación se observa el momento en que una de las mujeres le indica al oficial, a manera de broma, que es peligroso andar manejando su patrulla en estado de ebriedad, por lo cual procederá a arrestarlo.
“Está muy mal, tomó mucho alcohol”, dijo la joven. “Te estoy grabando”, advirtió la otra mujer, mientras el oficial divertido se dejaba colocar las esposas.
“Es ruda”, dijo el oficial, cuando nota que la mujer le comenzó a tocarle los genitales, mientras simuló realizar una revisión.
El oficial aparentemente le gustó, y pidió más. “Todo, todo, todo”, dijo el uniformado. Cuando la revisión concluye, la mujer volvió a esposar al oficial, pues, advirtió que “luego te me vas, y andas muy… peligroso”.
Al final el video una de las jóvenes pidió a la otra mujer que les tomara una foto, lo cual hizo, para después publicarla en su cuenta de Facebook.
De acuerdo con el diario local La Frontera, ante la evidencia, la Dirección de Seguridad Pública Municipal informó a través de un comunicado que ya se aplicó al oficial lo que indica el Reglamento de la Ley de Seguridad Pública del Estado y del Municipio, por incurrir en una conducta inapropiada y ajena a su función como servidor público.
“Un uniformado de la ciudad de Rosarito, Baja California es captado en este video jugando a los policías y ladrones con una mujer de la vida galante, en el video se puede escuchar como se encuentran todos notoriamente alcoholizados. Una desgracia que nuestros servidores públicos utilicen las horas de trabajo para alcoholizarse y de paso socializar con las féminas de los burdeles de la región. Una muestra más de la corrupción, ineptitud e impunidad que aqueja a Baja California”, dice la descripción del video publicada en Facebook.
Fuente: Sin Embargo| La Redacción