Estudiantes de posgrado de la UAM realizan campaña de información sobre los desaparecidos de Ayotzinapa frente a Bellas Artes y Eje Central. Foto Jesús Villaseca
Estudiantes de posgrado de las universidades Autónoma Metropolitana y Nacional Autónoma de México realizan una campaña de información por los hechos contra los estudiantes de la Normal Rural Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa, que dejaron 4 estudiantes ejecutados y 42 que se mantienen en calidad de desaparecidos.
Al grito de “¡vivos los llevaron, vivos los queremos!”, los universitarios reparten información a través de volantes entre los peatones, ciclistas y automovilistas que transitan en las inmediaciones del Palacio de Bellas Artes. En el cruce de Eje Central, avenida Juárez y la calle Madero, a cada alto del semáforo los estudiantes se posan con una gran manta frente a los automovilistas y cuentan del 1 al 43 para finalizar la numeración con el grito de justicia.
La manta es encabezada con un gran titular que dice “nos faltan 43”, y se pregunta a los ciudadanos “¿qué está pasando en México?, “necesitamos una sociedad informada”.
Algunas de las personas que transitan por el lugar muestran su interés y se acercan a los jóvenes para preguntar o aportar ideas e información sobre el caso de los normalistas de Ayotzinapa.
Los estudiantes de posgrado reiteran que se han dado elementos para que se amplíen las investigaciones para indagar la hipótesis de que elementos del Ejército y la Policía Federal pudieran estar implicados en la ejecución y desaparición de los normalistas, y que la PGR no solo se quede con la versión oficial de que en estos hechos solo participaron policías municipales de Iguala y Cocula, Guerrero, e integrantes del crimen organizado, quienes habrían asesinado, cercenado e incinerado hasta convertir en cenizas a los normalistas.
Al medio día se incorporará a esta acción un grupo representativo de escuelas del Instituto Nacional de Bellas Artes, quienes realizarán una actividad artística en la explanada del Palacio de Bellas Artes.
Fuente: La Jornada| Por Emir Olivares