Marco Antonio Ochoa Almazán, presunto asesino de Angélica Trinidad Romero.
Foto: PGJDF
La Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF) informó este martes que esclareció el homicidio de una trabajadora de limpieza ocurrido dentro de la tienda Liverpool ubicada en el centro comercial Perisur.
El cuerpo de la mujer de 24 años y madre de una niña de dos, fue encontrado el pasado 16 de noviembre en el área de aseo de dicho establecimiento.
La PGJDF dio a conocer que por este hecho detuvo a un empleado de mantenimiento de la tienda, quien mantenía una relación sentimental con la víctima.
Marco Antonio Ochoa Almazán, quien se desempeñaba como auxiliar de mantenimiento, fue detenido por elementos de la Policía de Investigación en la colonia El Mirador en la delegación Tlalpan, en cumplimiento a una orden de localización y presentación.
Según testigos y el cotejo con los registros de entrada y salida del personal, se estableció que el inculpado ingresó a la tienda comercial el pasado 15 de noviembre, a las 14:28 horas, mientras que la víctima lo hizo a las 15:03 horas, con el fin de iniciar su jornada laboral.
Alrededor de las 17:30 horas, la víctima y Ochoa Almazán fueron vistos juntos con un carro de limpieza aseando diversas áreas del establecimiento.
De acuerdo con testimonios, aproximadamente a las 22:15 horas la mujer ingresó al cuarto de limpieza, seguida 10 minutos después por el detenido.
Supuestamente en ese lugar ingirieron bebidas alcohólicas y comenzaron a pelear. Él se lanzó contra ella y la estranguló.
Luego de 40 minutos del cuarto de aseo únicamente salió el probable responsable, quien se alejó del lugar de manera rápida y notoriamente nerviosa cerrando la puerta tras él.
A las 23:50 horas, el presunto responsable fue visto en el área de perfumería de la tienda, en donde tomó muestras rociándose gran cantidad de ellas.
Una empleada se le acercó para preguntarle por un compañero, a lo cual no contestó. La trabajadora se percató que en su respuesta Marco Antonio se mostraba sumamente nervioso y con prisa por retirarse del establecimiento.
Trabajadores de la tienda departamental que salieron de laborar después de medianoche no se percataron que Angélica Trinidad Romero Severiano saliera del cuarto de limpieza; se tuvo conocimiento de su deceso la madrugada del 16 de noviembre, al encontrarse su cadáver.
Testigos señalan que el probable responsable tenía aliento alcohólico, además que el resultado del dictamen en materia de química reveló que la víctima presentaba alto grado de alcohol en la sangre.
Las investigaciones continuarán con el fin de deslindar responsabilidades y aclarar el homicidio.
El caso ha estado plagado de irregularidades ya que los directivos de la tienda Liverpool inicialmente dijeron que Angélica había sufrido un paro cardiaco.
También les dijeron que no se preocuparan, que un médico particular pagado por la tienda ya había expedido el certificado de defunción que amparaba la muerte por un infarto fulminante y el cuerpo de Angélica ya se estaba preparando en una funeraria particular para la cremación. Todo con cargo a Liverpool.
Según contó Omar Robles, primo de Angélica, al portal La Izquierda Diario, al enterarse de la noticia los familiares se trasladaron de inmediato a la Funeraria Gris, en Tlalpan, donde tuvieron que pelear, literalmente, con los empleados para que les permitieran ver el cuerpo de la joven madre antes de cremarla.
Lo que descubrieron echó abajo el relato de los directivos de Liverpool que, hasta ese momento, se habían desvivido en atenciones hacia la familia.
Al retirar el maquillaje mortuorio sobre el cuerpo de Angélica, una de sus primas notó que tenía moretones en la cabeza, una herida profunda y rastros de violencia.
Luego descubrieron que el médico que extendió el certificado de defunción, además de haber consignado como causa de muerte un infarto fulminante, dio fe de que Angélica había muerto en su casa, no en la tienda.
Con todas esas inconsistencias, la familia solicitó la intervención del Ministerio Público de Tlalpan para que tomara conocimiento del caso, pero encontraron resistencia para que accediera a realizar la diligencia.
Finalmente lograron que el cadáver fuera llevado al Servicio Médico Forense del Distrito Federal y el diagnóstico fue completamente distinto al que les habían dado. Angélica presentaba heridas defensivas en el pecho y abdomen y se rechazó que hubiera muerto por infarto.
Fuente: Proceso| La Redacción