Demandamos la libertad de numerosos apresados, incluso de etnias regionales, en el istmo de Tehuantepec por defender sus tierras de proyectos eólicos de empresas españolas.
El candidato republicano a la presidencia de Estados Unidos, Mitt Romney –faltan dos días para las elecciones– busca mayor injerencia de ese país en la política petrolera mexicana. También el líder de la trasnacional Exxon Mobil manifiesta su intención de mayor participación en Pemex.
El candidato dice que quiere a las empresas estadunidenses mucho más involucradas en la producción de petróleo y gas en México, y no como contratistas de servicios... eso implica borrar la intención de la Constitución de México.
Hace dos semanas, en este espacio (Cómo quieren entregar a Pemex) denunciamos un escrito de la paraestatal con opciones que incluyen la eliminación del control del Estado (cambios al artículo 28) y la eliminación del esquema de área estratégica (reformas al artículo 27) de la Constitución.
Como vemos, tanto desde Estados Unidos como desde México se combate la actual Constitución en el aspecto petrolero. Son las posiciones más derechistas de aquí y de allá. Y muestran hasta dónde los citados mencionados de Pemex llegan a esos extremos.
También políticos asociados a lo que se supone que sería el siguiente gobierno han ido a estas posiciones de entrega, aunque no sepan gran cosa de petróleo. Debemos tratar de sintetizar lo que sí se tiene que hacer con Pemex.
Se debe seguir el trabajo de exploración y desarrollo que se hace con los medios, personal y proyectos de Pemex. No se debe dar preferencia, sobre todo en dinero, como ahora, a las áreas sujetas a contratismo.
Usamos información de la paraestatal correspondiente a 2012, desde principios de año hasta septiembre (basado en la trimestral). Producción de crudo en Cantarell, 456 mil barriles diarios, reducción a una quinta parte de la correspondiente a 2004.
Zonas con alta participación de Pemex: región sur, 507 mil barriles diarios.
Región marina suroeste, 584 mil barriles diarios. Producción de las dos regiones, mil 91 mil barriles, que representan 43 por ciento del total.
Mismas regiones, pero en la generación de gas natural. Región sur: mil 662 millones de pies cúbicos diarios. Región marina suroeste: mil 232 millones de pies cúbicos diarios. Producción de las dos regiones: 2 mil 894, que representan 45 por ciento de la producción nacional. En especial, el litoral de Tabasco produjo 719 millones, que representan un aumento de más de ocho veces desde 2003.
Burgos, la mayor región de producción de gas totalmente a contratos, tuvo una baja en su generación de gas de 15 por ciento desde 2009. Produjo mil 290 millones de pies cúbicos. Obviamente, es menos que el de la región sur, la cual dio además un buen volumen de crudo, que no se extrae en Burgos, donde se derrocha un dineral.
Los datos, los hechos, refutan los discursos de derechistas y ultraderechistas. La participación de trasnacionales es buen negocio para ellas, pero no para Pemex ni para el país, como muestra lo mencionado.
Además de desarrollo y producción, necesitamos más refinerías de Pemex, como se acordó en el Congreso en 2008. Claro, con un gobierno de derecha se sustituyó la construcción de una refinería (que las necesidades son de más de ella) con discursos y derroche de dinero.
Según el estudio llevado a cabo por los ingenieros de la paraestatal, el cual entregaron al Senado el 30 de julio de 2008, se observa que el mayor valor se genera cuando se incrementa la capacidad de proceso hasta 600 mbd (millones de barriles diarios), en dos trenes de refinación. Y eso no quiere decir que no necesitemos más refinerías en otros sitios.
Adicionalmente, se debe fortalecer la petroquímica de Pemex, en vez de estarla afectando deliberadamente y cediendo a empresarios amigos de los altos funcionarios. Se han cerrado y vendido instalaciones, se han puesto en manos de personas que no conocen el ramo.
Este breve resumen es necesario, si se dejan en el curso actual o si la entrega se aumenta aún más, se hará el mayor daño no sólo a Pemex, sino al país.
Fuente: La Jornada