Pobladores alertan de nuevas “amenazas de muerte, daños y despojos”
La junta de buen gobierno (JBG) Nueva semilla que va a producir, del caracol zapatista Que habla para todos, en Roberto Barrios, alertó ayer sobre nuevas “amenazas de muerte, masacres, robos, daños, destrozos y despojos” contra las bases de apoyo del EZLN de la comunidad chiapaneca de San Patricio, municipio autónomo rebelde La Dignidad, por parte del grupo armado que mantiene sitiado el poblado.
Los ataques, que se han vuelto continuos, son “dirigidos por los malos gobiernos, y ejecutados por sus paramilitares de Paz y Justicia y Uciaf”. Los mismos grupos operaron en la zona norte entre 1995 y 1997, “culpables de muchas muertes y desplazamiento de las comunidades” en la región chol y la selva norte.
Los oficialistas, que irrumpieron el pasado 10 de septiembre, siguen causando daños en los bienes de las familias zapatistas. “El día 15 siguieron destrozando los alambrados de los potreros” para el colectivo de ganado, el cual peligra pues los pastizales “los tienen ocupados los invasores”. Estos últimos, expone la JBG, construyen casas y ocupan espacios “con la intención de ir desplazando a nuestros compañeros”. Estas personas “no tienen el respeto, son violentos, agresivos, y consumen drogas, han sido asesinos en los años anteriores”, aunque “el mal gobierno nunca les hizo justicia”.
El 17 de septiembre, los invasores dijeron que los daños cometidos los pagaría la presidenta municipal de Tila, Sandra Luz Cruz Espinosa, “pues ella ordenó que se queden en el predio”. Amagan con apropiarse de todas las pertenencias de los zapatistas y “matar a tres de nuestros compañeros”. Ese día “pasó en su caballo José Vera Díaz, de la comunidad Moyos (Sabanilla), con dos armas de fuego”, se unió a los invasores y los “dirigió”. El día 23 otra persona con arma de fuego se sumó. “Se ve claramente que se siguen armando y preparando para cumplir con sus amenazas de muerte y masacre”.
La JBG identifica como dirigentes de los invasores a Mario Vásquez Cruz, Alfredo Cruz Martínez y Samuel Díaz Díaz. “Están ingresando más gente por 500 pesos, engañando que ya ganaron la tierra”.
Además, Paz y Justicia tiene otros grupos preparándose en Unión Hidalgo (Sabanilla), dirigidos por Hipólito Ramírez Martínez (Abelino), Rodolfo Guzmán Ramírez y el militar Germán Gómez Guzmán, según la JBG, “que ignoramos el batallón donde trabaja”. Éstos aseguran que “para el 7 de octubre van a masacrar a los compañeros”.
Siguen los robos y el sacrificio de animales. El día 25 “cosecharon 220 zontes de maíz, que equivale a 13 mil 200 kilos”. Sustrajeron yucas, cañas, camotes, ñames, palmas comestibles, chiles, naranjas y platanares, mientras “siguen constantes disparos y movimientos nocturnos de corte militar con armas de fuego”. La noche del 27, a eso de las 21 horas, “avanzaron en columnas a 30 metros donde se encuentran los compañeros, y quedaron hasta las 3 de la madrugada”.
De día entran a la comunidad “a explorar y señalar las casas de los compañeros”.
Los niños presentan brotes de diarrea, vómito, infecciones, dolor de cuerpo, hueso y oído, fiebres. Y “lo más preocupante, tenemos compañeras embarazadas, próximas en dar a luz”.
La autoridad autónoma acusa a los “capataces locales” de ser “autores intelectuales de esta maniobra gubernamental”: la alcaldesa Cruz Espinoza y su director de obras Carlos Clever González Cabellos; Genaro Vázquez Pérez, edil de Sabanilla, y el inefable Mario Landeros Cárdenas, veterano divisionista y líder fantasmal de una Xi’nich oficial al servicio de sucesivos gobiernos. La JBG lo retrata así: “Mentiroso, tramposo, vendidito, no tiene ni madre, es un sinvergüenza que maneja a gentes que se dejan engañar”.
Ante la invasión armada en San Patricio, los gobiernos federal, estatal y municipales “han tenido una actitud inhumana; en vez de resolver, protegen y encubren a los delincuentes, negociando y haciendo convenio con ellos”. La JBG advierte: “Piensan que con el desgaste moral y sicológico nos vamos a rendir. Los zapatistas no nos rendiremos. No negociaremos las tierras que hemos recuperado por la sangre de nuestros compañeros caídos en 1994. Si se necesita más sangre, lo sabremos dar”
Fuente: La Jornada