viernes, 18 de marzo de 2016

Exige Nestora a Peña Nieto respeto a policías comunitarias y pueblos indígenas

Nestora Salgado en conferencia de prensa. Foto: Germán Canseco

Después de 31 meses de prisión, la comandanta de la Policía Comunitaria de Olinalá, Nestora Salgado García, lanzó su primer discurso en libertad, ante sus familiares, compañeros y decenas de integrantes de organizaciones sociales que acudieron al Centro de Derechos Humanos Agustín Pr o (Centro Prodh) a darle la bienvenida.

Visiblemente emocionada, Salgado García exigió al presidente Enrique Peña Nieto “respeto para la policía comunitaria y para los pueblos indígenas”, y le advirtió que estas organizaciones de autodefensa “no defienden delincuentes”.

Perfectamente maquillada, vestida con el uniforme reglamentario de quienes como corporaciones indígenas pertenecen a la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias (CRAC), que operan en Guerrero –playera verde olivo, gorra y pantalón negros– Salgado García anunció su regreso a Estados Unidos en los próximos días, para atenderse una dolencia en el brazo izquierdo, una secuela de un accidente automovilístico.

Sin embargo, aclaró que desde donde se encuentre respaldará las movilizaciones para liberar a “500 presos políticos”, entre ellos nueve policías comunitarios que se encuentran internos en Chilpancingo, acusados de secuestro por personas que fueron sometidas a un proceso de “reeducación”, de acuerdo con la justicia comunitaria indígena.

Además, hizo un llamado al gobernador de Guerrero, el priista Héctor Astudillo, para liberar a los nueve policías comunitarios presos en Chilpancingo y a respetar la Ley 701 de la entidad, que faculta a los pueblos indígenas a organizarse para defenderse y crear policías comunitarias.

Al sostener que su liberación se debe a que es inocente, y no a acuerdos políticos ni condicionamientos, recordó que hace un año rechazó un ofrecimiento de libertad a cambio de salir del país.

“Cuando a mí me condicionaron el año pasado para salir del país, no lo acepté, dije que soy inocente, y lo iba a demostrar y lo estoy demostrando, no salgo huyendo y no tengo por qué huir, tengo la cara bien en alto porque no me avergüenzo de nada”, dijo la dirigente indígena, quien cuenta con la ciudadanía estadunidense.

Después de escuchar a sus compañeros, a representantes de las esposas de policías comunitarios presos, y defensores que participaron en las movilizaciones para exigir su liberación, Nestora Salgado reconoció que por el momento no ha pensado en entablar un juicio por el tiempo que estuvo injustamente presa, situación de la que responsabilizó al exgobernador Ángel Aguirre Rivero, y al expresidente municipal de Olinalá, Eusebio González.

“Es difícil luchar contra el gobierno cuando se lleva una consigna, pero peor aún si fue por defender a mi pueblo, por denunciar los abusos a nuestros niños, a nuestras jóvenes, a las violaciones que hacía a nuestros niños de siete años (con quienes) hacían videos pornográficos, es horrible que haya pagado por un delito que no cometí”, dijo Nestora, quien se asumió como “la voz de los que no tienen voz y el rostro de los que no tienen rostro, de los que nadie ve”.

En su largo discurso, la dirigente de la CRAC se refirió a la “saña” con que fue tratada al haber estado 20 meses incomunicada, sin convivir con las presas, “sin un libro que leer”, por lo que para ella la cárcel significó estar “muerta en vida”.

Después de tanto tiempo silenciada, Nestora habló de todo, de los 43 desaparecidos de Ayotzinapa, hechos ocurridos mientras estaba en prisión; de los abusos que presenció, donde “llevan al hospital a los presos con las vísceras destrozadas por los golpes de los carcelarios”; de la tragedia que viven a diario los pueblos indígenas en medio de la violencia del crimen organizado y los caciques; de la utilización que de los indígenas y campesinos hacen los políticos, “que hasta besos les dan cuando les piden su voto, y después no los quieren ver porque usan huaraches”; de la manipulación de los medios de comunicación, en específico de Televisa; del bullying y las tablets distribuidas por la Secretaría de Educación a los estudiantes, “que no les permiten a los niños socializar y luchar por su pueblo”

Salgado García tuvo incluso palabras para la presidenta de Alto al Secuestro, Isabel Miranda de Wallace, quien emprendió una férrea campaña por mantener presa a la comandanta indígena, y que ahora tras su liberación pretende entablar un juicio contra los jueces que fallaron a favor de Nestora. “A la señora Miranda de Wallace que la perdone Dios, yo ya la perdoné”.

En su primer discurso, Nestora Salgado se posicionó como defensora de los pueblos indígenas y sostuvo que cuando le preguntaban qué le había ocurrido para que se lanzara en defensa de sus paisanos de Olinalá, tenía una respuesta contundente:

“Me tocaron el dolor de ver tanta injusticia, ver a señoras llorando por sus hijos destrozados, sin cabeza, sin piernas, o por sus hijos desaparecidos, por ver el dolor de las madres de los niños violados, y que nadie hace nada por ellos porque son indígenas, porque son pobres”, señaló.

Al convocar a los miembros de las organizaciones sociales que celebraban su liberación a movilizarse por los demás presos políticos, Salgado García hizo un llamado concreto al presidente Enrique Peña Nieto.

“Solamente quiero decirle al señor Peña Nieto que respete a nuestros pueblos y respete nuestra policía comunitaria, porque les hemos demostrado que el pueblo no defiende a delincuentes, le pido el apoyo para nuestros pueblos indígenas y que respete los derechos, que no siga permitiendo tanta injusticia”, apuntó.

Nestora Salgado salió del auditorio del Centro Prodh, como llegó desde el penal de Tepepan, resguardada por los policías comunitarios que viajaron desde la zona indígena de Guerrero para encontrarse con ella.

En medio del barullo por la celebración, su hija Grisel Rodríguez Salgado confirmó que en los próximos días Nestora estaría volando hacia Estados Unidos para atenderse médicamente, sin que tenga aún fecha para retornar a México para continuar al frente de la Policía Comunitaria de Olinalá.

Fuente: Proceso|  GLORIA LETICIA DÍA