Peña promulgó hoy la reforma constitucional por la que se crea el Sistema Nacional Anticorrupción.
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“Tengamos confianza en nosotros mismos, en nuestro gran país y en su capacidad de ser mejor cada día”, dijo, pero antes reconoció que existe incredulidad entre los mexicanos sobre el combate a la corrupción, como sucedió antes con la “transformación democrática”.
“Hace décadas se llegó a cambiar las instituciones políticas, hoy también se están transformando las instituciones a favor de la transparencia y la honestidad”, dijo.
Peña Nieto afirmó que la reforma anticorrupción es “un auténtico cambio de paradigma” para combatir de manera frontal la corrupción y “un paso histórico” en favor de una nueva cultura de la legalidad para poner fin a la impunidad.
Mediante la reforma, que implicó modificar 14 artículos constitucionales, dijo, se dotará de mayores facultades a la Auditoría Superior de la Federación que tendrá mayores facultades de fiscalización, incluso en tiempo real, cuando posibles ilícitos estén siendo cometidos.
También podrá vigilar el ejercicio de las participaciones federales y los fideicomisos que utilizan recursos públicos; la cuenta pública podrá ser fiscalizada a partir del primer día del año y no hasta abril, como ha venido ocurriendo.
Además, aumentará a siete años la prescripción de faltas administrativas graves, lo que significa que los mecanismos de justicia administrativa tendrán un carácter transexenal, destacó.
Otra de las nuevas disposiciones de la reforma es que los próximos titulares de la Secretaría de la Función Pública deberán ser ratificados por el Senado de la República, con el objetivo –según el mandatario– de generar esquemas de corresponsabilidad entre poderes y garantizar la imparcialidad en el desempeño de sus funciones.
Con estas reformas, añadió, los funcionarios que incurran en actos de corrupción serán sancionados y obligados a resarcir el daño.
Además habrá un nuevo tribunal de justicia administrativa para imponer sanciones a servidores públicos y a particulares.
Peña Nieto afirmó que la reforma anticorrupción responde a una exigencia ciudadana de transformar las instituciones. Exigencia que ha escalado durante la gestión del mexiquense a causa de los escándalos como el de la “Casa Blanca” del mandatario en las Lomas y los gastos excesivos de la familia presidencial, por mencionar sólo dos casos.
El mandatario afirmó que la lucha contra la corrupción “es un desafío con el que se deben comprometer todos los mexicanos”.
Con la reforma de transparencia y ahora con el sistema anticorrupción, dijo, “hoy México tiene dos pilares para logar una gestión pública basada en la integridad y en la rendición de cuentas”.
En su oportunidad, el presidente del Senado y de la Comisión Permanente del Congreso, el perredista Miguel Barbosa dijo que aunque el Sistema Nacional Anticorrupción fue aprobado “de manera casi unánime” quedó pendiente el debate del fuero.
Hizo votos por que un día se materialice la frase de su compañero del PRD, el senador Zoé Robledo: “fuera el fuero”.
“Es un debate que daremos más adelante con un equilibrio político más maduro y en el que todos estamos comprometidos”, dijo y abundó que una vez terminada la reforma legal que establece el régimen de artículos transitorios de la reforma constitucional “debe traducirse en que México deje de ser un país que sea conocido por los actos de corrupción de algunos de sus servidores públicos”.
Fuente: Proceso| La Redacción