Un indigente duerme sobre una escultura en Paseo de la Reforma.
Foto: Eduardo Miranda
Según datos oficiales, en 2006 aproximadamente 31.7% de los mexicanos eran pobres y 8.7 indigentes. Seis años después, en 2012, las cifras repuntaron considerablemente al reportarse 37.1% de pobres y 14.2% de indigentes.
Lo anterior representa un crecimiento de las tasas de pobreza e indigencia de 6.4 y 7.5%, respectivamente, cuando en promedio las mismas tasas en la región latinoamericana disminuyeron de 2005 a 2012 a 24 y 3%, respectivamente.
Es más, según la CEPAL, en ese mismo lapso México solo ha reducido en 2% la incidencia de la “pobreza multidimensional”, que contempla tanto el nivel de ingresos como del acceso a la vivienda, los servicios básicos, la educación, el empleo o la protección social.
Así, la CEPAL estima que México pasó de tener de 43 a 41% de habitantes afectados por la pobreza multidimensional, lo que colocó al país en el sexto lugar de 16 países latinoamericanos, después de Nicaragua, Honduras, Bolivia, El Salvador y Paraguay.
En contraste, el promedio de la incidencia de la pobreza multidimensional en América Latina se redujo de 39 a 28%, Brasil la dividió por dos durante este lapso, del 28 al 14%.
La CEPAL estimó que el principal factor que explica la pobreza en México es el bajo ingreso, seguido de la falta de acceso a los servicios básicos y a la educación.
“El salario mínimo (mexicano) no ha aumentado en las últimas décadas”, afirmó hoy la secretaria ejecutiva de la CEPAL, Alicia Bárcena, en conferencia de prensa, al añadir que “existe una diferencia enorme de concentración (del ingreso), así como disparidades educativas y residenciales”.
En su informe, la CEPAL advirtió que, a diferencia de los demás países de la región, en México, Costa Rica y Venezuela disminuyó el ingreso de los hogares pobres entre 2008 y 2013.
Bárcena subrayó que la reducción de la pobreza no solo implica el aumento de los ingresos, sino que también implica la intervención del Estado a través de políticas públicas en los distintos temas sociales.
Y pese que México formaba parte de los países que menos invertían en gasto social en 2013, el gobierno lo redujo ligeramente el año pasado, a apenas el 11 por ciento de su Producto Interno Bruto (PIB), todavía según el documento.
Lo anterior ubicó a México muy por debajo del promedio regional –que alcanzó el año pasado 19.1% del PIB, menos de la mitad de Brasil, que dedicó 26% de su PIB al gasto social el año pasado.
Proceso estancado
Al presentar el informe desde Santiago de Chile, donde la CEPAL tiene su sede, Bárcena se dijo “preocupada” por el estancamiento del proceso de reducción de la pobreza a nivel latinoamericano, “en un contexto de desaceleración económica” –debido en parte al aumento de los precios alimenticios–, ya que la tasa de pobreza en la región permaneció a 28% desde 2012.
La tasa de indigencia incluso repuntó en los dos años precedentes al crecer del 11.3% al 12% de 2012 a 2014. En cifras reales, la CEPAL estimó que 71 de los 167 millones de personas pobres en América Latina sufrían de de indigencia en 2014, contra 69 millones el año anterior.
Los problemas estructurales de América Latina, abundó Bárcena, van de mano con la concentración de capital en las manos de un escaso número de grandes empresas –que casi no reclutan–, mientras las pequeñas y medianas empresas son las que generan la mayor parte de los empleos pero representan un peso mucho menor en la economía.
Bárcena también lamentó que los gobiernos latinoamericanos hayan mantenido el tema de la juventud alejado de sus prioridades sociales, en parte debido a la estigmatización de la que sufre “el contingente de población entre 15 y 24 años” con respecto al tráfico de drogas y su asociación con la violencia.
Insistió en que según los estudios de la CEPAL, el grupo con mayor incidencia delictiva en América Latina es el de los hombres de entre 30 y 44 años de edad.
“Los jóvenes quieren trabajar, estudiar y piden nuevas utopías”, aseveró la secretaria general de la CEPAL, al exhortar a los gobiernos a “invertir en la protección social de los jóvenes, incluso en temas de salud como en el Sida o en la depresión”.
A pesar de que los jóvenes actuales están mejor formados que las generaciones anteriores –en 2012 un 94% de jóvenes de 15 a 19 años habían concluido la educación primaria, contra solo un 10% de jóvenes de 25 a 29 años–, siguen siendo discriminados en el mercado laboral –con solo 27.5% de ellos asalariados—y padecen de tasas de desempleo mucho mayor a la de la población mayor, sobre todo los más pobres de ellos.
Asimismo la CEPAL observó que 20% de los jóvenes latinoamericanos de entre 15 y 29 años no estudia ni está empleado. Sin embargo, contra la idea de que estos jóvenes muestran una “desafección por trabajar”, la CEPAL aseveró que 55% de ellos realizan trabajo doméstico y de cuidados no remunerado y que casi todos son mujeres.
Según la CEPAL, si bien México invierte 18% de su gasto social en la juventud –contra un promedio regional de 13.8%–, esto solo representa 2.1% de su PIB. En comparación, Argentina, Uruguay y Costa Rica invierten 3.3% de su PIB en los jóvenes y Brasil, 2.8%.
Mujeres, claves contra la pobreza y la desigualdad
En su informe, la CEPAL puso un énfasis especial a denunciar las profundas desigualdades que permanecen en la región en inserción laboral de las mujeres, primero debido a la exclusión social que implica la deserción escolar y la maternidad.
Así, solo 40% de las mujeres que no terminaron su educación primaria participaron en el mercado laboral en 2012, contra 70% en la educación postsecundaria.
En cambio, 70% de los hombres sin educación primaria completa trabajaba en 2012, cifra que se elevó a más de 80% para los varones que contaban con la secundaria completa.
Además las mujeres ingresaron menos en 2012 que sus contrapartes hombres, tanto en ingresos mensuales que por hora. Otra vez, México se ubicó entre los países más desiguales de América Latina: en promedio, los hombres tuvieron un ingreso mensual superior en un 35% al de las mujeres, y un ingreso por hora superior en poco menos de un 20% que las mujeres.
Solo 20%o de las mujeres mexicanas trabajaban por cuenta propia este año, por debajo del promedio regional, de 25%.
Según la CEPAL, estas brechas en la participación y los ingresos de las mujeres incrementan la pobreza y la desigualdad en América Latina. Al cerrarse estas brechas, México podría reducir hasta un 9% su tasa de pobreza, estimó el organismo regional.
Fuente: Proceso| MATHIEU TOURLIERE