lunes, 28 de octubre de 2013

Bolsa de Valores Partidistas. Negociaciones sobre reformas. Reiteraciones en el Zócalo. Michoacán, otra fase

La nueva toma del Zócalo capitalino por Andrés Manuel López Obrador no tuvo ni la cuantía ni el impacto que el retorno a la plaza emblemática hacía suponer. Aun cuando el número de simpatizantes que concurrieron a la Plaza de la Constitución demuestra de manera representativa que son muchos los mexicanos inconformes con los procesos reformistas impulsados por Enrique Peña Nieto, la suma de este domingo no fue tan apabullante como en ocasiones anteriores, a pesar de la gravedad del momento reformista que vive el país (Webcams de México ofrece una secuencia de fotografías tomadas entre las 10 de la mañana y la una de la tarde, que permite apreciar la ocupación real de la plancha y las calles de ese zócalo http://bit.ly/1gTAG9G ).

Renglón aparte merece el hecho de que el discurso central del acto, a cargo de quien fue candidato presidencial por el PRD, fuese en parte una reiteración de las propuestas hechas en la concentración anterior y que no se ofrecieran nuevas y más avanzadas propuestas de acción, a pesar de que la maquinaria gubernamental avanza sostenidamente hacia la aprobación de las reformas energética (que será analizada en plenarias camarales el mes en puerta) y fiscal (ya autorizada en San Lázaro y ahora en jaloneadas revisiones en el Senado).

En todo caso, el dirigente del partido en trámite, el de Regeneración Nacional, agregó a la lista de acciones de resistencia civil el señalamiento de que cometerían traición a la patria quienes aprueben cesiones de la riqueza petrolera a extranjeros. De consumarse esa conducta, Morena entablaría recursos judiciales en busca de que juzgadores que forman parte plena del sistema dominante lleguen a castigar a esos altos servidores públicos que suelen tener bajo su control al mismo poder judicial. También planteó AMLO la importancia de una alianza entre senadores del PAN y el PRD para que junto con los del PT y el Movimiento Ciudadano cierren el paso a las reformas impugnadas.

Recurrir a la posibilidad de que partidos ajenos al suyo actúen conforme a los lineamientos y condicionamientos hechos ayer en el Zócalo subraya el hecho de que pocas opciones viables pareciera haber en la cartuchera de un movimiento que sostiene la protesta en términos de mítines, cercos legislativos, apagones de luz, discursos y declaraciones, mientras el conglomerado político, legislativo, económico y mediático avanza en la remodelación del sistema y la consolidación de sus beneficiarios a través de las llamadas reformas estructurales.

Aun así, el escenario partidista tendrá movimientos variados de aquí a que se llegue al momento de la definición respecto de las dos reformas sustanciales, la fiscal y la energética. Ayer mismo se dio a conocer un desplegado que entre otros firmantes lleva a Cuauhtémoc Cárdenas y al propio López Obrador, en el que advierten a diputados y senadores de la gravedad que significaría la aprobación del tema energético tal cual ha sido planteado por Los Pinos, con el señalamiento de que ello implicaría una traición a la patria. El coordinador de los senadores perredistas, Luis Miguel Barbosa, dijo de entrada que le parece aceptable la alianza propuesta por AMLO entre PRD y PAN, pero pidió que esto proviniera de un acuerdo por escrito. Y el coordinador de los panistas en el senado, José Luis Preciado, aseguró que con la reforma fiscal peñista vamos a la recesión importantísima, a la quiebra, a una escalada de precios y a una presión inflacionaria terrible. Con todos esos elementos será movida e interesante la actividad durante las semanas venideras de la Bolsa Mexicana de Valores Partidistas.

En tanto, en Michoacán la descomposición institucional entraba en una nueva fase, más peligrosa para la población civil. En acciones que conllevan una lógica distinta a la tradicionalmente ejercida por los cárteles del narcotráfico que se pelean el control de la entidad, cuando menos 18 subestaciones de la Comisión Federal de Electricidad fueron atacadas con bombas molotov o disparos de armas de fuego, lo que provocó la provisional suspensión de ese servicio en varias poblaciones michoacanas y la convicción social de que se está en presencia de un nuevo duelo de poderes en el que convergen cuerpos de policía comunitaria (a los que sus opositores acusan de servir a determinada agrupación de delincuencia organizada), policías federales y militares (a los que una parte de la población acusa de estar al servicio de otros cárteles) y la administración estatal retomada por Fausto Vallejo luego de una larga ausencia (no solamente los seis meses en que formalmente solicitó licencia al cargo de gobernador, sino muchos otros en los que dejó de ejercer el mando por razones de salud aunque teóricamente seguía al frente).

La nueva fase michoacana agrega al sabido cuadro del narcotráfico dominante el fantasma de una resistencia que tiene un grado mayor de politización, e incluso hay quienes creen encontrar indicios de guerrilla. Esta variante guerrillera podría darse a partir de una genuina conformación opositora que hubiera optado por el uso de las armas en un contexto regional de extendido hartazgo ante los abusos de las autoridades o su pasividad favorable a determinados grupos criminales. Pero también podría formar parte de las tácticas de provocación y confusión que suelen practicarse desde sótanos del poder para generar la percepción de que los movimientos sociales y políticos de resistencia colindan con la violencia armada y por tanto son susceptibles de una represión justificada.

Y, mientras va rodando la gran engañifa de la convocatoria para designar a los nuevos consejeros del IFE, sujetas las decisiones finales al mismo entramado de intereses partidistas que así mantienen el control faccioso de los procesos de organización de los procesos electorales cantadamente fraudulentos (además, en lista de espera la creación del Instituto Nacional Electoral) ¡hasta mañana, recordando al músico y poeta del lado salvaje, Lou Reed, quien a los 71 años murió ayer !




Fuente: La Jornada| Julio Hernández López