El día de hoy nuestro país amaneció con un nuevo aumento a las gasolinas, al diesel y al gas doméstico. Paralelamente, el C. Carlos Fernández Vega nos documenta en la columna México SA, de La Jornada, que hay más mexicanos con hambre, es decir, que cada vez más trabajadores no podemos comprar la canasta básica alimenticia (mucho menos acceso a cultura, vivienda y recreación).
Todavía muchos trabajadores no han recibido su respectivo aumento salarial, porque no han tenido revisión de contrato colectivo o salarial, y ya ha sido pulverizado su ingreso con estos aumentos a los combustibles, dado que impactan no solamente a los dueños de automóviles (como nos quiere hacer creer el gobierno), sino que los aumentos a combustibles incrementan severa y directamente el alto costo de los alimentos y del transporte público.
Los sindicatos deberíamos estar llevando a cabo un amplio movimiento para detener estos aumentos y aplicar un estricto control de precios tanto a alimentos como a combustibles, ejerciendo lo establecido en el párrafo segundo del artículo 28 constitucional.
David Miranda Pérez, trabajador en resistencia del Sindicato Mexicano de Electricistas
Fuente: La Jornada