Durante 2012, las Afores ganaron casi 10 mil millones de pesos en términos reales: la suma consolidada más grande desde que empezaron operaciones en 1997. El promedio de utilidades creció 20 por ciento real, aunque unas ganaron más que otras. Mientras las de XXI-Banorte crecieron 90 por ciento y las de Pensionissste 34 por ciento, Banamex sólo ganó 7.2 por ciento. El negocio estable del SAR reporta beneficios anuales promedio de 21 por ciento entre 1998 y 2012. Y esas ganancias seguirán subiendo: con más cotizantes, los costos han bajado.
Sucede lo contrario con el nivel pensionario de los trabajadores dueños de los fondos que enriquecen a las Afores. Las fallas de diseño del SAR y su modalidad mexicana de capitalización individual derivan de que se aguardó que los trabajadores ahorraran algo que los bajos niveles salariales imposibilitan de facto. Hasta 73 por ciento de los cotizantes devengan menos de 3 salarios mínimos y aun computando las mil 250 que establece la ley, sus cuentas individuales no alcanzarán una pensión digna.
La reforma Zedillo al IMSS de 1997 operó con supuestos que nunca se cumplieron. La imposición del sistema de cuentas individuales –en una realidad económica tan dispar como la mexicana– culminó con que hasta 60 por ciento de la población carezca de toda capacidad para ubicar recursos en Afore.
Ese sistema de cuentas individuales no garantiza que la pensión sea alta ni para quienes detentan los niveles salariales superiores. En Afore, un trabajador que devenga 47 mil pesos mensuales (25 salarios mínimos) se jubilará apenas con casi 44 por ciento de su último salario.
Del total de 48.5millones de cuentas individuales en el sistema en 25 años sólo 6 por ciento podrá cubrir las mil 250 semanas por cuenta propia y hasta 60 por ciento no tendrá manera de cumplir los requisitos y sólo tendrá derecho a retirar los menguados recursos debido al escandaloso cobro de comisiones que las Afores realizan en cada una de las cuentas. Mientras tanto, los propietarios y funcionarios de las Afore cobran 30 mil dólares mensuales de sueldo, el cual obtienen de las comisiones que arrebatan sin control ni límite alguno a las cuentas individuales: Miguel Alonso Raya, vicecoordinador del grupo parlamentario del PRD en San Lázaro ( La Jornada, 27/1/12).
Así que a Ernesto Zedillo, con la privatización del sistema de pensiones de 1995, le deben todos los trabajadores del apartado A del artículo 123 constitucional que se jubilarán en 2021 –vía Afores–, recibir apenas 2 mil 179 pesos de pensión. A Calderón (con Molinar Horcasitas en el IMSS-2008 y Miguel Ángel Yunes en el Issste-2007) le deben todos los jóvenes mexicanos haber perdido el derecho a una garantía estatal para su retiro y su sometimiento a las comisiones e incertidumbre bursátil de su cuenta individual en las Afores y Pensionissste que, si acaso, les garantizaran la pensión mínima equivalente a un salario mínimo.
A la reforma laboral 2012 de Calderón –acompañado de Peña Nieto– le deben todos los jóvenes mexicanos haber perdido la posibilidad de alcanzar la antigüedad que requieren las leyes IMSS-ISSSTE para ganar el derecho a sus prestaciones de salud y pensiones.
Con el supuesto argumento de nacionalizar el sistema privado de pensiones, la compra por Banorte –propietaria de la Afore Siglo XXI– de la Afore-Bancomer, desnuda más bien a un poderoso grupo financiero que pretende sentar sus reales en el nicho de negocios de las pensiones con una agenda tan agresiva como ambiciosa. Banorte va con todo por todo. De concretarse la adquisición, una sola Afore concentraría hasta 30 por ciento de las ganancias del sector.
De acuerdo con Fernando Solís Soberón –director general de Banca de Ahorro y Previsión del grupo y quien antes presidiera el ente regulador Consar– esta agenda contempla: 1) cambios en materia de seguros que ayudarían a potenciar el sector de pensiones. Por ejemplo: no distinguir entre trabajador asalariado y no asalariado: que ambos contribuyan a la seguridad social. Esto conduciría al ciento por ciento de cobertura. 2) Que los seguros de invalidez y vida no sean llevados por los institutos de seguridad social. Que sean las Afore las que contraten con compañías privadas. Ello se traduciría en ahorros muy significativos de primas: que más recursos para los trabajadores en las cuentas individuales. 3) En vivienda y pensiones –que en el país está mezclado–, si parte de los recursos del Infonavit fueran manejados por las Afore, ayudarían al financiamiento de viviendas y la acumulación de recursos sería mucho mayor. Si los recursos de vivienda de los últimos 10 años hubieran sido manejados por las Afore, los fondos serán superiores entre 22 y 24 por ciento. Con más tiempo, serían mayores. 4) Otro pendiente es el seguro de riesgo de trabajo, para que sean las empresas las que paguen las primas, cuando en México se pagan al IMSS. Toda esta agenda requeriría cambios a las leyes del IMSS, Issste e Infonavit ( El Financiero, 22/11/12).
Con todo, no se aprecia por dónde la agenda nacionalizadora de Banorte pudiera revertir las tendencias del SAR que consolida jugosas ganancias para el administrador –por el nivel de las comisiones– y muy bajas pensiones para los propietarios efectivos de los fondos: los trabajadores, obligados a ahorrar forzosamente en Afores que ya suman recursos por ¡un billón 900 mil millones de pesos!
*Universidad Autónoma Metropolitana- Xochimilco
Fuente: La Jornada | Gustavo Leal F.*