Denuncia el sindicato falta de seguridad
El Sindicato de Trabajadores Unidos de Honda de México (STUHM) denunció la muerte de un trabajador en la planta de Jalisco, y aseguró que el deceso se debió a negligencia de la empresa.
El STUHM refirió que el pasado lunes, aproximadamente a las 16 horas, falleció Armando Arana víctima de la indolencia y ausencia de medidas de seguridad por parte de Honda de México, planta El Salto, Jalisco.
Jose Luis Solorio, secretario general del citado gremio, indicó que el trabajador, con 14 años de antigüedad, había reclamado en diversas ocasiones las condiciones de riesgo en las cuales desempeñaba sus funciones, motivo por el cual personal directivo de la empresa lo hostigaba y cambiaba de su lugar de trabajo (área de prensas) como castigo, y aseguró que este crimen no debe quedar impune.
Refirió que “el 25 de marzo al mediodía se le ordenó con otros compañeros que pintaran las rampas de desembarque en la planta de motos. Para ello debían mover contenedores que se encontraban en el lugar y en un espacio de aproximadamente un metro pintar de amarillo las rampas.
Cuando se presentaron en el lugar pidieron a directivos de la empresa que se pusieran señalamientos de seguridad; conos naranjas que advirtieran su presencia y evitar accidentes por las maniobras de carga y descarga de los contenedores. Les respondieron que no era necesario y que realizaran el trabajo bajo pena de despido a quien se negara o protestara.
El STUHM indicó que alrededor de las 14:30 horas, por orden de los directivos de la empresa, uno de los choferes entró de reversa para enganchar el tráiler con un contenedor y al realizar la maniobra éste se recorrió prensando a Armando Arana, que se encontraba en la rampa pintando. Ante la falta de avisos o señalamientos de que había compañeros realizando labores en el área, el chofer no se percató de que ahí se encontraba Armando.
De acuerdo con el gremio esta actitud de ignorar las advertencias que hacen los trabajadores sobre riesgos en el trabajo se ha vuelto ya una práctica.
Fuente: La Jornada | Carolina Gómez Mena