Focos rojos en 20 estados, ya que más de un millón de hectáreas se encuentran afectadas
Los estragos ocasionados por la sequía y los efectos de las heladas en más de la mitad del territorio nacional no sólo demandan recursos públicos, sino soluciones de fondo, las cuales implican un cambio radical en la política agraria del Estado mexicano, afirmaron especialistas.
Advirtieron que la intención del gobierno federal de distribuir apoyos para paliar los efectos de la sequía, que afecta a 20 entidades, por conducto del Fondo Nacional de Desastres Naturales (Fonden), luego de vetar una bolsa extraordinaria por 10 mil millones de pesos para el sector, “no es más que una salida falsa, porque es una medida asistencialista que no llega a la raíz del problema”.
En entrevistas por separado, Luciano Concheiro y Miguel Meza, expertos en desarrollo rural de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), coincidieron en que “enfrentamos un escenario catastrófico con una elevación sustancial de los precios de alimentos básicos, entre ellos maíz y frijol, lo que impactará en la alimentación de millones de mexicanos en condiciones de pobreza”.
En casi 20 entidades, indicó Concheiro, “se han encendido focos rojos, pues se enfrenta una situación crítica con más de un millón de hectáreas afectadas y la pérdida de cerca de 50 mil cabezas de ganado”.
Las organizaciones campesinas están buscando salidas, comentó, y un primer paso es impulsar la reagrupación de sus movimientos en la búsqueda de soluciones, “si no queremos enfrentar verdaderas hambrunas”.
Por ello, advirtió, “no se puede caer en la politización de un tema central para la alimentación de millones de mexicanos y con ello de la estabilidad social, sesgo con el que se ha querido asumir este problema desde el gobierno federal y los partidos políticos. Es el colmo que ante un evidente desastre en el campo el Ejecutivo federal no quiera aplicar un plan de emergencia en todas sus dimensiones”.
El escenario del agro nacional, apuntó, es “catastrófico, pues sólo de 2010 a 2011 se incrementaron más de 100 por ciento la importaciones de alimentos, con el evidente impacto en los precios de productos de la canasta básica, lo que nos ubica no ante una pérdida absoluta de soberanía alimentaria, sino de insuficiencia en el acceso a alimentos básicos para la subsistencia de millones de mexicanos”.
Juan Miguel Meza Castillo, especialista en el estudio de la sequía y producción de alimentos, aseveró que “los efectos devastadores de la sequía, que padece el norte del país desde febrero de 2011, se combinaron con heladas que ocasionaron una importante pérdida de hectáreas de cultivo. Sólo en Sinaloa se perdieron entre 80 y 85 por ciento de siembras de maíz blanco”.
Indicó que los estados del norte y centro del país son los más afectados, con una pérdida estimada en 2011 de al menos 20 por ciento de la producción nacional de maíz, por lo que vetar recursos para atender esa emergencia “no sólo es una falta de sensibilidad, sino una clara ausencia de estrategias que modifiquen la ruta que ha seguido el país en la producción de alimentos básicos”.
Ya no es momento, añadió, de “acciones paliativas. Se requiere un cambio de fondo, es decir, de políticas públicas que incentiven la producción agrícola con una visión sustentable y de apoyo al pequeño productor, pues si seguimos con esa tendencia vamos director al desastre”.