Acontracorriente de lo que con sensatez se podría deducir a partir de una lectura cuidadosa y objetiva de lo que ha ido sucediendo en México desde 2006, el Foro Económico Mundial decidió ayer premiar a Felipe Calderón Hinojosa declarándolo Estadista Global (no se sabe si a causa del intenso exterminio de glóbulos blancos y rojos en la guerra contra el narco). No fue solamente una cortesía de despedida (pues se supone que el próximo primero de diciembre dejará el poder), sino más bien una especie de exoneración pública de elite, un cierre de filas en torno al fiel servidor de los intereses y propósitos más lesivos para la nación mexicana al que, por cierto, en otro tipo de escenarios, el de la Corte Penal Internacional, se ha denunciado a causa de la violencia y el caos que cuando menos ha permitido, pues no existen pruebas de que lo haya ordenado expresamente, en sus terribles aventuras bélicas internas.
Así como la visita de Benedicto XVI a terreno marcadamente panista (León, Guanajuato) acabará benefician- do los propósitos electorales del propio Calderón (quien le recibirá en el aeropuerto del Bajío y al siguiente día se reunirá con él), el premio entregado en Davos ayuda al jefe blanquiazul en campaña a aparentar una figura digna de reconocimiento mundial, al extremo de ser llamado estadista, con méritos planetarios. Así quedan legitimadas desde la cúpula del manejo de la economía global las sabidas pretensiones felipistas de constituirse en héroe mundial, salvador de amenazas a la salud como la derivada de la influenza A/H1N1 (ahora de vuelta en el catálogo de peligros sanitarios para México, aunque las autoridades médicas oficiales se esmeran en colocar los nuevos brotes en el catálogo de los riesgos naturales de temporada) y combatiente osado del narcotráfico mexicano que se extiende por el mundo. La felicidad felipista fue redondeada ayer con la declaración de madrugada del IFE con la que niega responsabilidad punible al ocupante de Los Pinos por haberse aparecido en tiempos electorales locales en el papel de promotor turístico en el programa The Royal Tour.
Mientras el domésticamente mal comprendido Felipe es declarado candil de Davos, la oscuridad política de su casa, el panismo, continúa. A pesar de que todos los ejercicios de supuesta consulta representativa de opiniones la colocan con una gran delantera respecto a sus contendientes, Josefina Vázquez Mota sigue lidiando con una animosidad exacerbada en contra suya que proviene de círculos políticos y familiares que han preferido apoyar al presunto favorito de Los Pinos, Ernesto Cordero, que conforme se acerca la fecha de la elección de entre tres arrecia las críticas, rozando en varias ocasiones las colindancias con el insulto directo, contra la ex coordinadora de los diputados federales de blanco y azul.
La extraña conducción sinuosa del proceso interno de los panistas ha sido asumida plenamente por el desconfiado Calderón, quien a pesar de aparecer permanentemente como el inventor de la opción desinflada de origen que representa su ex secretario de Hacienda, mantiene puentes tendidos con quien fue su secretaria de Educación Pública, en un juego de espejos engañosos que hace a algunos creer que ha usado a Cordero como distractor, para así garantizar un pase más o menos ileso de Vázquez Mota al triunfo siempre deseado, y a otros a suponer que en un golpe final de desesperación el calderonismo está metido en un proceso de leva de voluntades de los panistas selectos que habrán de decidir la candidatura en función de lealtades, traiciones, compras y ventas inducidas o realizadas con el peso del poder de Los Pinos para imponer sin mayores consideraciones al mencionado Cordero.
En esos indicios claros de apetitos caciquiles transexenales, la bancada saliente del PAN en San Lázaro ha aceptado uncirse abiertamente al yugo de la sangrienta doctrina García Luna. Reunidos para definir lo que planean hacer en lo que les resta de trabajo legislativo, los diputados federales de blanco y azul escucharon al vicepresidente ejecutor del país, quien los alentó a impulsar iniciativas que refuercen las acciones de presunto combate al narcotráfico.
Otro tipo de pinzas son apretadas para darle al esposo de la señora Margarita mejores condiciones de negociación o presión ante poderes fácticos como son los grandes empresarios y en especial los metidos en el negocio de las telecomunicaciones. Con el mayor des- caro, puesta al servicio de las necesidades tácticas del calderonismo, la Comisión Federal de Telecomunicaciones se ha negado a definir marcos de referencia para nuevas operaciones televisivas, en concreto para una tercera cadena nacional de televisión. Congelada ha sido la discusión del tema pero, en un lance que refleja la marrullería de esos consejeros para acomodarse a las necesidades del jefe de ese ente autónomo, ni siquiera hubo compromiso de citar en fecha determinada para la reanudación de esas sesiones. Pareciera que la Cofetel se declara en disposición indefinida de actuar o callar conforme sean las órdenes superiores. El numerito se suma al mutismo temporal de la Comisión Federal de Competencia, que sigue manteniendo en secreto la resolución sobre un importantísimo asunto de interés público como es la solicitud de Televisa para asociarse con el Grupo Salinas en el rubro específico de Iusacell, lo que les convertiría en aliados empresariales telefónicos que a la vez son dueños del duopolio televisivo tan nocivo para el desarrollo político, cívico y cultural del país.
Y, mientras Alejandra Barrales no reconoce directa y personalmente el impugnado triunfo de Miguel Ángel Mancera, pero anuncia que aceptará la resolución que tome el consejo del sol azteca en el Distrito Federal (es decir, que asumirá una decisión de autoridad partidista y en función de ella apoyará el resultado, pero guardándose su valoración personal del asunto, en una sesgada manera de colocarse en la antesala del Senado), ¡feliz fin de semana!