Falta una política de Estado para el sector; al año, más de 50 millones usan terminales
Sistemas de operación de vigilancia, monitoreo y procesamiento de datos de radares para el tráfico aéreo, entre las carencias
De 2005, la tecnología de punta del AICM
La insuficiencia permanente de recursos económicos, la falta de planeación, la ausencia de una política de Estado y el desinterés de funcionarios hacen que el país enfrente un enorme rezago en equipamiento de la red aeroportuaria. Destaca la falta de sistemas de operación de vigilancia, monitoreo y procesamiento de información de radares para el control del tráfico aéreo.
Urge invertir en infraestructura y seguridad operativa. Al año, más de 50 millones de personas surcan el espacio aéreo mexicano. Se realizan más de 2 millones de operaciones de aterrizaje y despegue, según los datos más recientes de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes.
Aunque el territorio nacional está cubierto con radares de ruta, útiles para vuelos a 20 mil pies –unos 6 mil metros–, sólo 17 de las 58 terminales aéreas de todo el país cuentan con radares de aproximación en sus respectivas torres de control. En la mayoría, la asistencia a las aeronaves se basa en la experiencia y capacidad de los controladores. Además, en el diálogo con los pilotos, como se hacía hace dos o tres décadas.
En los hechos, en los aeropuertos mexicanos prácticamente se desconocen los sistemas más avanzados de observación meteorológica para los servicios de navegación, cada vez más frecuentes en las terminales aéreas de países desarrollados. De acuerdo con la Federación Internacional de Aviación, los problemas meteorológicos son la causa de 21 por ciento de accidentes aéreos y de 76 por ciento de demoras.
Además, hasta septiembre pasado sólo los aeropuertos de Toluca, Querétaro y Guaymas habían obtenido la certificación de seguridad operacional, por la Dirección General de Aeronáutica Civil, tras cubrir estrictos requisitos fijados por la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI), agencia de Naciones Unidas que se encarga de la normatividad en el ámbito.
El aeropuerto de Toluca –administrado por una sociedad de la iniciativa privada y los gobiernos federal y estatal– es el mejor equipado. Desde hace años se han hecho importantes inversiones en infraestructura y tecnología de punta. Han sido instalados nuevos radares, incluidos los meteorológicos, que permiten a un aparato aterrizar mediante instrumentos en condiciones climatológicas muy adversas.
En contraparte, el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM), el más grande e importantes del país, con un movimiento anual de 24.1 millones de pasajeros y 340 mil operaciones aéreas, no cuenta todavía con dicha certificación, aunque la solicitud fue presentada hace más de un año. Aunque ha avanzado en el proceso, todavía no ha podido cumplir con los requisitos de los 24 manuales de la OACI, con los que se mide la seguridad operacional, la regularidad y la eficiencia de las instalaciones, así como los servicios, el equipo y los procedimientos de operación en conjunto.
El AICM ha registrado fallas operativas que se han agravado en fechas reciente. Basta recordar el apagón del pasado 28 de septiembre, el cual obligó a cerrar el espacio aéreo de la capital del país durante varias horas, afectando a más de 20 mil personas y 237 operaciones aéreas. Además están las deficiencias en los sistemas de radares del 13 de octubre anterior, durante más de una hora, lo que perjudicó 36 vuelos.
Los recursos presupuestales a los Servicios a la Navegación en el Espacio Aéreo Mexicano (Seneam) –instancia encargada de la adquisición de los radares– son siempre insuficientes. Cada año, desde 2009, su presupuesto ha sido mayor a mil 600 millones de pesos, pero ha destinado apenas 200 millones a inversión y adquisición de equipo. El resto, a gasto corriente.
Ever Molina, director general de Seneam, asegura que el equipo de radares adquirido por el organismo es tecnología de punta y que la falla registrada hace casi un mes es la primera de ese tipo. No obstante, el equipo fue instalado en 2008, mismo modelo que se colocó en Mérida en 2005, es decir, hace seis años.
Aunque ya se mejoró la relación que su antecesor, Agustín Arellano, tenía con el Sindicato Nacional de Controladores de Tránsito Aéreo, existen múltiples denuncias, documentadas todas, de las fallas en los radares. Una de éstas, la más frecuente, es el reporte erróneo sobre la altitud que guardan las aeronaves que aparecen en las pantallas.
Además, a pesar de que se han realizado cuando menos dos auditorías a los servicios de control aéreo del Seneam, a raíz del accidente en el que falleció el ex secretario de Gobernación Juan Camilo Mouriño, el 4 de noviembre de 2008, los resultados no se han hecho públicos.
Grupo Aeroméxico ha insistido desde hace tiempo en la necesidad de que el Seneam efectúe inversiones en radares modernos, incluidos los meteorológicos, y cree un programa de revisión y mejora de los procedimientos de aproximación de las aeronaves para todos los aeropuertos del país, propuesta formulada desde 2007 para el plan nacional de desarrollo del sector, la cual no ha sido atendida.
Fuente: La Jornada