El actual modelo de producción alimentaria ha fracasado: hoy, en un mundo de 7 mil millones de habitantes, existen mil millones de personas con hambre y el mismo número está en riesgo de padecerla, además de que las décadas de comida barata han terminado, subrayó James Fraser Muir, académico de la Universidad de Stirling, Escocia, y uno de los investigadores más reconocidos en el mundo en estudios sobre seguridad alimentaria.
Estos números reflejan que a escala global podrían no alcanzarse las Metas de desarrollo del milenio (establecidas por la ONU), que tienen por objetivo reducir el hambre a 8 por ciento para el año 2015 y a 5 por ciento en 2020.
El experto sostuvo que en los próximos años la humanidad enfrentará un importante incremento en la demanda de alimentos, que llegará a entre 70 y 100 por ciento de la que hoy se tiene.
Mientras, el aumento de los precios será de 7 a 20 por ciento, y de sumarse la variable del cambio climático llegaría a 50 por ciento, donde los más desfavorecidos serán los más pobres.
Para el año 2050 habrá que garantizar la alimentación de más de 10 mil millones de personas en el orbe, en un contexto de volatilidad de precios, crisis energética y cambio climático, dijo en entrevista, y para conseguirlo es necesario cambiar el modelo productivo actual por uno sustentable, global y basado en investigación. Sin embargo, esto no implicará que los precios de la comida bajen.
Muir participó en el congreso Ciencia y humanismo 2012, de la Academia Mexicana de Ciencias (realizado del miércoles al viernes pasados), donde presentó el estudio Alimentación para el 2050: ¿cómo se puede mantener la sustentabilidad del menú? Indicó que para tener mayor productividad en las cosechas, menos desperdicio y bajos costos en el proceso alimentario se necesita mucha investigación y tecnología focalizada.
Resaltó que los principales problemas para satisfacer la demanda alimentaria para los 10 mil millones de habitantes que se calcula habrá en el año 2050 no se presentarán en la parte técnica ni de producción, sino en lo político; de ahí que haya que modificar las estrategias empleadas hoy en día.
De continuar con el actual sistema alimentario no se podrá hacer lo que se necesita. Por sí solos, la agricultura y el proceso alimentario no resolverá el problema; se necesitan políticas, reglas de comercio y de uso sustentable, así como asignación regulada de agua y tierra. Tiene que ser una solución integral de intervención de varias áreas y especializaciones, y rediseñar de manera radical el sistema global de alimentos.
Otro aspecto importante será atender el cuidado de los alimentos, pues un alto porcentaje se pierde debido a que productores, intermediarios, vendedores y consumidores los desperdician. Indicó que en los países desarrollados estas pérdidas se presentan más en las granjas y durante la etapa de transportación de la comida. En las naciones en desarrollo el desperdicio se da en los expendios, los restaurantes, así como en los hogares. Se tira mucha comida que se quedó en el plato.
El especialista planteó varios retos para las próximas cuatro décadas: mantener un equilibrio entre la oferta y la demanda, hacer frente a la amenaza de la volatilidad del futuro en el sistema alimentario, acabar con el hambre; interactuar con el cambio climático y reducir los gases de efecto invernadero, así como conservar la biodiversidad y los servicios de los ecosistemas.
Fuente: La Jornada