Pese a que las nuevas oficinas son más amplias que las actuales, no les convence que no se haya considerado un espacio para sus colaboradores.
CIUDAD DE MÉXICO, 24 de marzo.- Con una dimensión 34 por ciento más grande a la de un departamento de interés social, las oficinas de los senadores de la República en la nueva sede de Insurgentes y Reforma tienen una distribución que no convence del todo a los legisladores federales, pues carecen de espacios para recibir a la gente y para colocar al cuerpo de asesores.
Muecas de dudas, de disgusto, de incredulidad son las constantes en los rostros de los senadores cuando conocen sus nuevas oficinas, pues la modernidad y amplitud es considerada poco funcional.
Según la explicación que les ofrecen los arquitectos de GAMI, son 74 metros cuadrados el espacio que le fue asignado a cada uno de los senadores, pero no todos están convencidos de que hayan sido distribuidos correctamente, pues si bien la oficina privada de los legisladores es mucho más amplia a la que tienen en la Torre de El Caballito y la Torre Azul, hacia afuera ese espacio es limitado para sus colaboradores.
Ayer los senadores del PRI realizaron una visita como grupo parlamentario para conocer las oficinas, como la semana pasada hicieron la mayoría de los panistas y como lo han hecho poco a poco los perredistas, quienes hasta el momento no han organizado recorrido en conjunto, sino que cada legislador ha conocido su oficina de manera individual.
Los protocolos de seguridad en la nueva sede del Senado llevarán a los legisladores federales a ingresar por el estacionamiento, donde hay dos grupos de elevadores. Uno, colocado del lado de Reforma, conduce a los salones del Pleno y de la Comisión Permanente; el otro, del lado de Madrid, hacia la Estela, que es el edificio de las oficinas de los senadores.
Los legisladores sólo pueden activar el piso en el cual está su oficia. Ahí, caminan por un pasillo circular que tiene 32 entradas del lado izquierdo, separadas por aproximadamente 10 pasos entre ellas. En cada entrada hay un pasillo largo, que del lado izquierdo tienen seis cubículos que varios senadores han bautizado como “caballerizas”, porque son módulos con una computadora y un archivero, donde se colocarán las secretarias, el secretario particular y algún otro colaborador.
Ninguno de ellos tiene privacidad, porque conviven en un espacio común. Después de los módulos está un baño y, a un lado, por una puerta al final del pasillo, está la puerta de la oficina del senador, la cual cuenta ya está amueblada con un escritorio, una mesa de juntas y un par de sillones de piel.
Efectivamente, no existe una sala de espera para las personas que constantemente visitan a los legisladores federales.
El avance registrado hasta ayer reportó la finalización del Salón de Plenos; de las 128 oficinas de los senadores, así como un avance superior al 80% de las oficinas de la presidencia de la Mesa Directiva, que está justo frente a la entrada por Reforma, la Junta de Coordinación Política y las vicepresidencias, que están arriba de la Mesa Directiva.
Otras oficinas, como las seis salas para sesiones de los grupos parlamentarios, así como la Torre de Comisiones, todavía dejan ver avances lentos.
Pero los arquitectos encargados de la obra han garantizado de viva voz a los senadores que han visitado la sede que el 31 de marzo el edificio estará completo para ser ocupado por el Senado.
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