Olvídese de todo lo que ha visto hasta ahora de Enrique Peña Nieto. Bueno, borre de su mente cualquier imagen que tenga de alguno de sus predecesores, porque lo mejor está por llegar y todo por la módica suma de 377 millones de pesos, porque aunque es un poco caro, usted sabe que lo vale.
Esa cantidad es la que ‘invertirá’ la Presidencia de la República para presentar en ‘High Definition’ todas las actividades del mandatario, porque no basta con verlo a diario, sino que aparte hay que verlo bien.
De acuerdo con una investigación de Noticias MVS, la Secretaría de Gobernación ha establecido tres proyectos para transformar la transmisión de la señal a alta definición, que incluiría la adquisición de sistemas terrestres de televisión, el envío de las ondas, la compra de unidades móviles y la actualización de su infraestructura actual.
Pero no crea que esto es por verle al ‘preciso’ lo detalles más ínfimos que una cámara moderna pueda captar; no, no ,no, todo esto sería para cumplir con el estándar que cambiará a finales de 2015, pero más que nada, porque el equipo actual data de los inicios de la televisión.
Ahí está el detalle. Imagínese con este cambio tecnológico sentado en su sillón de la sala mientras por el cancel mira el movimiento del agua de su alberca debido al viento y la cancha de tenis con las hojas de otoño cayéndole encima, todo eso perdido porque al frente de usted está su pantalla Ultra HD de 80 pulgadas con la imagen de su personaje favorito, hipnotizándolo porque parece que está ahí a unos metros y casi puede tocarlo justo en el momento en que da El Grito, acompañado de su esposa.
Pensándolo así cobra sentido dicha acción y en verdad extraña que no se haya hecho antes, sobre todo porque ahora que viaje en su súper avión la idea es que usted se sienta en cada lugar del mundo en donde el Presidente se pare, con lo cual sentirá que la Revolución le hace justicia porque así ya no solamente irá en nuestra representación, sino que irá con él.
Qué importa que 700 mil millones de pesos de pasivos laborales de Pemex y la CFE sean convertidos en deuda pública al estilo del famoso Fobaproa (es decir, de nuevo tendremos que soltar el billete) o que la asistencia social tenga que ser asumida por organizaciones civiles que al paso de los años caen en el escándalo al ver que tenían encerrados a niños y ancianos en condiciones deplorables; lo relevante del asunto es tener una imagen precisa y sin distorsiones de los discursos del Presidente.
Porque verle la cara al mandatario por una bicoca de 377 millones no tiene precio, aunque a veces parezca que lo que sucede es precisamente al revés.
Fuente: Zócalo de Saltillo| Miguel Ángel Castillo