Desde luego que es un zurcido en falso. Una carta septembrina de peticiones a Los Pinos prenavideños para que por decisión propia el carnívoro de las reformas estructurales se vuelva vegetariano en materias energética y fiscal. No hay tiempo político ni legislativo para que se aprueben modificaciones con carácter vinculatorio para la consulta popular que en un forzado lance propuso ayer el máximo dirigente de Morena en un segundo acto público de protesta que terminó con la convocatoria para un tercero que, según eso, será definitivo.
Pero ese zurcido en falso puede dar pie a dos trajes distintos. Uno sería el de la reiteración de las marchas y los discursos como recurso eterno de lucha, e incluso el de la apertura de una expandible rendija de convalidación condicionada o de aceptación indirecta del peñismo como interlocutor necesario con el que se podrían tejer ciertas negociaciones. Una comisión designada por AMLO entregará a la Presidencia de la República, así reconocida (aunque en el discurso se aluda a las circunstancias críticas de hoy y al fraude electoral de ayer), las propuestas relacionadas con la pedida consulta popular sobre energéticos y el plan de austeridad que varias veces ha presentado el tabasqueño.
Ese traje estaría compuesto de insuficiencias, del reconocimiento de que falta fuerza y organización y terminaría empatando con la estrategia que Cuauhtémoc Cárdenas plantea para 2015. No está de más repasar lo que dijo López Obrador casi al final de su discurso escrito: ... lo más importante de todo, para salir victoriosos de este desafío, es crecer cada vez más, hasta lograr que exista una voluntad colectiva dispuesta a hacer valer los derechos ciudadanos en defensa del pueblo y de la nación.
Otra vertiente llevaría a considerar el falso zurcido como una estratagema para ganar tiempo, transfiriendo al adversario (EPN) la presunta responsabilidad de una eventual radicalización no violenta, y permitiendo una atropellada organización social y argumental mediante una estrategia tipo multinivel de recaudación de firmas y posterior participación presencial porcentualizada de presuntos ciudadanos deseosos de ser consultados, rúbricas pericialmente encomendadas a la buena fe, que en racimos de diez en diez serán depositadas en urnas en el Paseo de la Reforma durante el tercer acto de esta obra, que se realizará en dos semanas más, el 6 de octubre.
Dos fantasmas rondaron, además, el ambiente de una marcha doblemente acotada (primero, por el Gobierno del Distrito Federal, que acordó con representantes del lopezobradorismo que la marcha político-cultural-artística no llegara al zócalo expropiado primero por fuerzas federales y luego con marrullerías nobles como el uso de esa plancha para recolección de víveres para damnificados; el segundo acotamiento hizo que la caminata fuera breve: del Ángel de la Independencia a la glorieta de Colón).
Uno de esos revoloteos etéreos fue el de cierta forma de unidad en la izquierda que se podía deducir de presencias como la del sacerdote dominico Miguel Concha Malo, quien llevó a la reunión lopezobradorista un mensaje proveniente del flanco de Cuauhtémoc Cárdenas, cuyo nombre pronunciado desde el templete no recibió el mejor de los tratos sonoros. También fue notable la presencia al micrófono del secretario general de la sección 22 del SNTE, la de Oaxaca, con pocas palabras para dar un saludo a la movilización en la que participaban grupos de la CNTE a título individual y para hacer un recuento de su lucha gremial. Y el reacercamiento formal, a banderas desplegadas, ya con presencia regularizada, del Partido del Trabajo por voz del dirigente Alberto Anaya, aunque no del Movimiento Ciudadano dirigido por Dante Delgado.
Otro tema volátil fue el de la reiteración discursiva y organizativa de López Obrador, frente a las expectativas fallidas de una cierta radicalización ante el difícil panorama de avance del peñismo en sus planes reformistas. No hubo dinámica de aceleración sino una vuelta a los formatos partidistas del levantamiento de firmas y los compromisos de cada cual llevar cierto número de nuevos prosélitos a una nueva marcha, aunque advirtiendo que en ésta se tomarán decisiones definitivas, pues se estaría a unos días de que la maquinaria legislativa apruebe las reformas constitucionales sobre energéticos, según un texto que AMLO aseguró que es la ruta de trabajo del peñismo respecto a foros de discusión y votación en el congreso.
Esa expectativa de distintas formas de lucha se expresó de manera masiva en la parte final del discurso de AMLO, quien hubo de suspender durante poco más de medio minuto su intervención discursiva ante el coro de ¡Paro nacional! Frente a ese reclamo, el tabasqueño planteó la necesidad de mayor organización, de alianzas unitarias horizontales y de una real participación del pueblo. E insistió en no caer en provocaciones ni en la trampa de la violencia. Y para “los de ‘¡hoy, hoy!’, los que quieren todo rapidito” o que se cansan de las marchas porque es siempre lo mismo, López Obrador dijo que están equivocados, pues se requiere perseverancia para transformar al país y construir aquí en la tierra el reino de la justicia. Por lo pronto, en preparación del siguiente mitin, el 6 de octubre, AMLO realizará giras en el Distrito Federal y el estado de México. En su arenga final incluyó un ¡Viva la resistencia civil pacífica! (video del discurso).
Mientras tanto, en Navolato, Sinaloa, Enrique Peña Nieto anunció que hará modificaciones no a la iniciativa de ley de ingresos, como solicitó AMLO en contra de nuevos impuestos, sino en la del presupuesto federal para el año próximo, reasignando fondos a estados que sufrieron destrucción por causas meteorológicas recientes.
Y, con el PAN proponiendo regulaciones a las marchas en el Distrito Federal, ¡hasta mañana, con el dirigente formal del PRI, César Camacho, desplegando una intensa actividad no en el agitado México, sino en la República Popular China!
Fuente: La Jornada| Julio Hernández López