La compañía de luz realizó la obra sin consideraciones ambientales y su red está generando muertes entre aves de diversas especies protegidas, según denuncia a Profepa.
Guadalajara • Los tendidos eléctricos de alta tensión que de forma ilegal abrió la Comisión Federal de Electricidad (CFE) en la sierra Huichola, en Bolaños, en 1997, han cobrado víctimas notables en el reino natural durante más de 15 años: una pareja de águila real (Aquila chrysaetos) que anidaba en las cumbres de los cerros de El Astillero y del Gallo, así como numerosos guajolotes Gould que se reproducen en la zona, denunciaron los propietarios del bosque a la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa).
En un extenso escrito de 23 páginas, entregado al delegado del organismo en abril, se hace un recuento de la historia de esa línea de alta tensión que irrumpió entre la zona de bosque de pino mejor conservada del norte de Jalisco. Las protestas y las demandas contra la paraestatal no se hicieron esperar, pero se impuso bajo la premisa judicial del “interés público” que no consideró los “derechos de tercera generación” involucrados con la calidad ambiental y sus servicios a la humanidad.
De esta manera, más de tres mil metros lineales de cableado de alta tensión permanecen tendidos en los predios Las Azucenas y El Astillero.
“Hasta antes de la instalación de la línea eléctrica en la unidad de manejo ambiental y vida silvestre [abreviada a Uma] Las Azucenas, una pareja de águila real tenía su sitio de anidación en El Astillero, lamentablemente, por falta de conocimiento científico de la CFE, murieron electrocutadas, […] las investigaciones actuales sobre las causas de mortandad no natural más frecuentes en las aves han puesto de manifiesto que entre las principales se encuentran la electrocución y la colisión en las estructuras de conducción eléctrica, hasta el punto de suponer actualmente que es el principal problema de conservación para especies tan emblemáticas como el águila real, el águila solitaria, el halcón peregrino y otras grandes rapaces”, señala en el escrito el propietario de los predios, Marco Aurelio Montaño Ayala.
Añade riesgos documentados para el halcón peregrino, el ave más veloz del planeta (Falco peregrinus), del que se exhiben fotografías, y para el pavo de Gould (Meleagris gallopavo mexicana), que se reproduce en la zona y cuya interacción con la red eléctrica ha cobrado la vida de varios ejemplares.
La propuesta es enterrar la línea en la zona y reubicar el trazo, pues señala que se violaron las normas mexicanas en materia de seguridad ambiental, además de restaurar las zonas dañadas por el tendido. La Profepa ya investiga esta denuncia.
Fuente: Milenio | AGUSTÍN DEL CASTILLO