Es necesario que todo cambie para que todo siga igual: hacer creer al pueblo que vamos cambiando, aunque sigamos la misma política neoliberal fracasada en el empleo, en la pobreza, en el salario, en la soberanía y en la democracia.
La reforma laboral está empeñada en destruir empleos de planta o estables y sustituirlos por eventuales y precarios; consecuentemente, en reducir salarios y con ello disminuir las cuotas obreros-patronales del IMSS e Issste y colapsar las instituciones. Los bajos salarios y los topes son la estrategia de las altas ganancias de las empresas con los bajos o nulos impuestos. El secuestro de los sindicatos en manos de líderes espurios impide que los trabajadores luchen a fondo por sus derechos y se conviertan en una fuerza autónoma.
La reforma educativa, que en realidad es el despojo de los derechos laborales de los maestros, es una segunda reforma laboral; el golpe de la Suprema Corte de Justicia al SME es la tercera reforma laboral de jure del Poder Judicial y las violaciones diarias de facto de los patrones, que incumplen las leyes, es la cuarta reforma laboral, en el renovado reino neoliberal: Pacto por México.
La entrega de 30 por ciento del territorio nacional a las empresas mineras, la entrega de los ferrocarriles, CFE y Pemex, del comercio nacional al capital de rapiña, más la devastación ambiental, llevan a niveles de irracionalidad, pobreza, delincuencia, emigración y desempleo desconocidos. Provocan la indignación popular este primero de mayo, lo que nos hace esperar de los trabajadores de México y el mundo: su avance en alternativas sensatas y auténticas organizaciones.
Salgamos todos a apoyar a los trabajadores en su día y en sus luchas siempre.
Por la ANAD: Enrique Larios, Estela Ríos, Lauro Sol, María Luisa Campos, Ernestina Godoy, Karla Michel, David Peña, Óscar Alzaga y 36 firmas más
Fuente: La Jornada