Producciones 4C (cuatro colores: verde, rojo, blanco y azul) anuncia para el próximo año el inicio de su temporada de teatro legislativo con la tragicomedia de alto octanaje intitulada Los energéticos (reformada). Ayer, uno de los productores, el sonorense Manlio Fabio Beltrones, hizo saber mediante boletín de prensa que el resto del presente año será dedicado por la compañía San Lázaro al análisis de asuntos presupuestales, pero que en 2013 (en mes aún sin precisar) estará en escena el tema de los petróleos y otras pasiones desbordadas.
La autoría formal del libreto largamente anunciado corresponde a una joven revelación mexiquense que ya antes, en gira artística por el país, había dado mucho de que hablar al declararse escritor de un libro de promoción electoral sin antes demostrarse cuando menos lector de tres obras que le hubieran marcado. Un informante confidencial de esta columna farandulera le ha hecho saber que, en realidad, el guión a seguir el año entrante fue escrito originalmente en inglés por un colectivo de altísimos vuelos económicos que desde ahora se frota las manos ante la expectativa del gran negocio por venir.
El promotor Beltrones no ocultó en su comunicado de ayer los buenos augurios que es posible desprender del resultado de la presentación teatral más reciente, la emocionante farsa denominada La reforma laboral. Ensayando sus parlamentos con absoluto profesionalismo, dijo que en el foro de San Lázaro se actuará con pulcritud, escuchando, dialogando y respetando diferencias. Solemne, con el rostro ajeno a otras emociones que no fueran las derivadas del saber que se está bien sirviendo a la Patria, el prócer norteño afirmó que urge continuar en la ruta de las reformas necesarias, para que a México le vaya bien (boletos disponibles para las funciones de Los energéticos, en Los Pinos a partir del próximo 1º de diciembre, y en las taquillas de San Lázaro y el Senado en fechas por ser anunciadas. Coma frutas y verduras).
En la nueva Atenas nacional, el Centro Fox administrado por un sabio y filósofo ya a punto de salir de su retiro, esta semana será posible admirar otra linda estampa del México remozado que ya puede percibirse por doquier en vísperas del arribo de don Enrique al máximo puesto del país, lo que sucederá en medio de un alborozo popular tan grande que hasta ahora nadie lo ha querido manifestar, ahorrando ese grato sentimiento para así tenerlo disponible de diciembre en delante y hasta por seis años.
Para que se vea la sintonía de criterios y el nivel político compartido, parte del equipo peñanietista de transición gubernamental acudirá al Olimpo de San Cristóbal, Guanajuato (domicilio conocido), para acompañar a Míster Chente en su reaparición teatral de primer nivel, ahora al anunciar que compañías chinas pondrán a disposición de empresarios mexicanos un fondo de 20 mil millones de dólares para inversiones. No se sabe si las gestiones del nuevamente encarrerado Vicente Fox corresponden a algún cargo oficial que esté por ser anunciado por su gemelaridad peñanietista (¿la secretaría de economía, al cabo que cualquiera sería menos peor que el actual abogado vaticano de apellido Ferrari?, ¿la embajada china, aunque Quadri se enoje?, ¿el Conaculta, para demostrar que aún sin leer se puede llegar a ser candidato e incluso presidente?). Lo único cierto es que, entre los aires enrarecidos del México expectante, el felicísimo esposo de la señora Marta se montaba en la globalización, al pasear en un globo aerostático con sus nietos, en espera de los nuevos tiempos y las nuevas puestas en escena.
Cambiando de cartelera: Barack Obama ha sido beneficiado con una nueva aureola de esperanza al allegarse un segundo periodo de ejercicio presidencial en Estados Unidos. A pesar de los fracasos e incumplimientos que tuvo en su primer tramo, hay una especie de invocación colectiva que desea impulsarlo a que en esta oportunidad complementaria dé pasos importantes, ya sin el calculador freno de mano que constituyeron las naturales ambiciones en busca de cuatro años más, que ya consiguió.
El primer mensaje de gobierno que emitió Obama luego de derrotar a Mitt Romney tuvo una similitud con lo que la izquierda electoral mexicana ha tratado de conseguir en las urnas, sobre todo en los dos comicios presidenciales recientes: que quienes ganen más paguen más impuestos, y que los ajustes al presupuesto público no afecten los programas sociales. Aun cuando advirtió que no está casado con ningún detalle de su plan y que está abierto a nuevas ideas, el esposo de Michelle deberá demostrar suficiente habilidad política para conseguir el apoyo legislativo que evite el anunciado precipicio fiscal al inicio del año venidero y que al mismo tiempo le permita hacer que la élite económica de su país acepte desembolsar más a título de impuestos.
En México se vive una terrible desigualdad económica y social, que tiene una de sus causas en el excepcional trato que se otorga a la nómina de supermillonarios que forman lo que el cuando menos dos veces candidato de izquierda, Andrés Manuel López Obrador, suele denominar la mafia del poder. Grandes fortunas, que año tras año producen enormes dividendos, acaban pagando poco, de manera tardía y a veces incluso forzando mediante artificios legales la devolución de lo cubierto, y permitiendo así una disparidad ostentosa que causa división y resentimiento sociales. Los capitales dominantes en Estados Unidos trataron de cerrar el paso a Obama y su gobierno enfrentará acometidas desestabilizadoras, con el fantasma incluso de la violencia física como último recurso inducido o producto natural del clima de polarización que se puede generar contra alguien a quien los segmentos más conservadores de la sociedad estadunidense llaman comunista. En México es más sencillo: simplemente se cierra el paso electoral a la opción indeseada, se le enderezan las baterías mediáticas concertadas y se ensalza al usurpador o al comprador de la Presidencia ejercida a título y para beneficio de esos supermillonarios. ¡Hasta mañana!
Fuente: La Jornada