La reelección de legisladores es una realidad en México.
Todo aquel ciudadano que haya concluido su ejercicio legislativo, de tres años -una Legislatura- en el caso de los diputados federales o locales o de seis años -dos legislaturas- en el caso de los senadores, está de nueva cuenta en disposición de postularse para un nuevo periodo en una Cámara distinta de la que deja.
Aunque esta semana por lo menos cinco senadores vieron frustrada su intención por tener una candidatura –entre ellos Ramiro Hernández (PRI), Rosalinda López (PRD) y Renán Cleomino (PAN)–, lo cierto es que sobran ejemplos de personajes que tras ser diputados locales se convierten en legisladores federales, de legisladores que regresan a los Congresos de sus estados, de senadores que se vuelven diputados o de diputados que llegan a un escaño. Toda una gama de posibilidades... Y no hay límite de oportunidades para pasar de una Cámara a otra.
DEJAN LA CURUL Y BUSCAN UN ESCAÑO
A los especialistas en el arte de ser hoy Diputado federal o local y mañana Senador o viceversa, se les conoce como chapulines, por aquello del salto.
En San Lázaro, el grueso de los 500 diputados federales que dejarán la curul el 31 de agosto ya tiene la mira en un escaño, aunque como sólo hay 128 lugares, algunos sólo podrán regresar a sus respectivas entidades a ejercer tres años como legisladores locales.
REELECCIÓN LEGISLATIVA, UN HECHO
“Así es. Es muy buena la precisión y la admito en todos sus términos. La reelección existe, lo que se estaba discutiendo era la reelección inmediata”, afirmó Felipe Solís Acero (PRI), entrevistado al finalizar la discusión de la reforma política, que dejó fuera el tema de la reelección consecutiva de legisladores federales.
Contrario a la posición del PAN, PRD y otros partidos minoritarios de incluir en el decreto correspondiente la reelección inmediata de legisladores, los priístas propusieron a lo largo de la discusión en comisiones y en el pleno cameral la realización de una consulta ciudadana para que la sociedad decidiera al respecto, y de ahí que no se pudo alcanzar la votación requerida de dos terceras partes de los legisladores, presentes al momento de la votación, para aceptar el punto.
“Lamentablemente, el PAN y el PRD cercenaron esa posibilidad. Lo que queríamos era que resolvieran los ciudadanos”.
Explicó luego que lo que se discutió en la Cámara Baja no fue una reelección sin límite, sino acotada: dos periodos para diputados federales -hasta nueve años de ejercicio- y uno para senadores -hasta 12 años de ejercicio.
“No era la fórmula estadounidense, ésa que permite una reelección infinita. En eso consistía la propuesta del Senado y nosotros (los diputados priístas) planteábamos que el tema fuera motivo de una consulta popular y que todos en el Congreso asumiéramos como propio el resultado de la misma”.
Integrante de la Comisión de Puntos Constitucionales y Presidente de la Comisión de Régimen, Reglamentos y Prácticas Parlamentarias de la Cámara de Diputados, el tamaulipeco, que llevó la batuta por el PRI durante la discusión de la llamada reforma política, explicó que aun en el caso de que hubiera sido aprobada la reelección inmediata de legisladores federales estaba planteado un descanso intermedio y poder contender por el cargo nuevamente.
Para Camilo Ramírez Puente (PAN), integrante también de la Comisión de Puntos Constitucionales, la reelección legislativa, sin duda, es una realidad.
“En los hechos la reelección existe porque, después de un periodo, puedes reelegirte o aspirar de un cargo de legislador local a federal, y viceversa”.
Defensor del principal tema de discusión en el Congreso mexicano en los últimos días, el neoleonés consideró que lo importante es que ya no se trabaje con medias verdades y que en realidad se haga un trabajo legislativo profesional.
“Que haya la posibilidad de todos los legisladores de hacer de esto una carrera. De lo que se trata es de profesionalizar el trabajo legislativo y no de estar improvisando o experimentando cada tres o seis años”.
Finalmente, dijo ser muy claro en el sentido de que la reelección, por sí misma, no descarta la posibilidad de que el crimen organizado o el narcotráfico coop¬ten a los legisladores.
“¿Y quién le dice a usted que ahorita no sucede eso? Yo hablo de que el ciudadano pueda tener el mando en sus manos y a través de su voto; no que ésa sea la solución para que nos quitemos esa amenaza o riesgo. El riesgo existe, y es una responsabilidad de los partidos políticos y de los ciudadanos estar atentos de la conducta y desempeño de los legisladores y exigirles cuentas claras y transparencia en la rendición de sus patrimonios... Dice el refrán popular que la riqueza y la tontera no se pueden ocultar”.
LLEVAN 20 AÑOS DE “CARRERA PARLAMENTARIA”
De todos los colores, a veces con un breve periodo en la banca, pero 91 de los 128 actuales senadores se han “reelecto” entre el Senado y la Cámara de Diputados en periodos de entre seis y hasta 20 años. Se les conoce como políticos chapulines.
Ellos le llaman “carrera parlamentaria”, pues, aunque uno de los debates que se abrió con la discusión de la reforma política fue la posibilidad de reelección legislativa, constitucionalmente, ningún integrante del Congreso puede repetir en el cargo de forma consecutiva. No obstante, como la ley no específica que no puedan repetir en el cargo de forma salteada, han hecho de ello una práctica.
De los 128 legisladores que actualmente componen el Senado -y quienes terminarán su encargo el 31 de agosto del 2012-, algunos ya tienen previsto saltar a la Cámara de Diputados, como los priístas Jesús Murillo y Pedro Joaquín Coldwell; los perredistas Antonio Mejía Haro y Carlos Sotelo García; los panistas Guillermo Anaya y Rubén Camarillo; del Partido Verde Ecologista de México, Arturo Escobar y Francisco Agundis Arias, entre muchos más.
El primer ejemplo de que la reelección no consecutiva se ha hecho efectiva en México es el senador perredista Pablo Gómez. Su carrera legislativa comenzó en 1979, cuando fue electo Diputado federal. Desde esa fecha, hace 32 años, ha repetido cinco veces en el cargo de forma saltada, y desde el 2006 es Senador. En su caso, es uno de los senadores con mayor productividad de iniciativas, trabajo en comisiones y participaciones en el pleno.
Sin embargo, hay otros legisladores, como Alberto Anaya (PT), tres veces Diputado Federal desde 1988, y dos veces Senador, que jamás se les ha visto por las reuniones de comisiones, y desde el 2006 sólo ha participado en 12 ocasiones en tribuna, mientras que Pablo Gómez lo ha hecho en 246 ocasiones.
Hay senadores que también han brincado de una Cámara a otra en más de una ocasión, como los priístas Francisco Arroyo y María de los Ángeles Moreno; el panista Ricardo García Cervantes; el perredista Pablo Gómez o el petista Ricardo Monreal. Los coordinadores José González Morfín (PAN), Manlio Fabio Beltrones (PRI) y Carlos Navarrete (PRD) no son la excepción.
De acuerdo con la base de datos del propio Senado, de sus 128 integrantes, 91 han sido diputados federales; 63 de ellos una vez; 21 en dos ocasiones; seis senadores fueron tres veces diputados y uno en cuatro ocasiones. Por ello, 102 tienen experiencia legislativa, y sólo en 26 casos es su primera ocasión como legislador.
Fuente: El Econommista