La estrategia electoral para el último mes antes de la elección no le está alcanzando a Enrique Peña Nieto para mantener su escasa ventaja sobre Andrés Manuel López Obrador.
Su equipo de campaña comenzó la distribución masiva de propaganda vía correo electrónico para dar a conocer los compromisos que ha adoptado, que muchos electores saben que no va a cumplir. Intentan enviar el mensaje de que el ex gobernador mexiquense rechaza cualquier idea autoritaria y que tendrá un gobierno de puertas abiertas, que escuche las necesidades de la gente. Insiste en que de ganar la elección va a trabajar por un México democrático y libre, con mejores oportunidades de vida para sus habitantes. Pero por desgracia el pasado inmediato de su gestión en el Estado de México no permite que los electores le crean.
La desesperación va en aumento y no es para menos, sobre todo en las filas priístas en donde realizan una serie de actos y hacen del conocimiento general declaraciones sorprendentes por su impropiedad, por los errores que cometen y que resultan inexplicables no solo para quienes militan en un partido con más de 80 años de existencia sino porque ansían regresar a la Presidencia de la República. La obviedad de la campaña que emprenden en contra del candidato de las izquierdas es insultante, sobre todo porque apenas se enteraron el lunes de la semana que termina que la distancia con el mexiquense se acortaba al grado de ubicarlo tan solo cuatro puntos abajo y dieron inicio de una serie de revelaciones que causan risa y, si le siguen, lo más probable es que el resultado les sea adverso y lejos de disminuir las preferencias hagan que López Obrador empate a Peña Nieto mucho antes de lo previsto.
Encadenados, los dueños de las televisoras y sus comentaristas se dieron vuelo con la grabación sobre una reunión que sostuvieron empresarios con el primo de Santiago Creel en la que se afirma hubo “pase de charola” y que publicó el periódico Universal el mismo miércoles. Algunas plumas también registraron el evento santiguándose ante semejante osadía, lo cual no han hecho ni unos ni otros cuando es sabido que al mexiquense lo han apoyado desde su tiempo de gobernador grupos llamados por los “dinosaurios” de su partido que lo seleccionaron como abanderado y que tampoco han alzado fuertemente la voz para cuestionar los fondos con los que doña Josefina financió una larga y fuerte precampaña que incluía al inquilino provisional de Los Pinos como adversario o más bien como real enemigo.
Este señalamiento, el dar conocimiento de la reunión, lejos de perjudicar a López Obrador le traerá beneficios ya que por una parte y en el terreno de lo legal nada puede afectarle desde el momento en el que se trató de una solicitud, según lo mencionan, pero no hay ningún registro de que se hubiese entregado suma alguna y menos aún de que ésta se esté empleando en la campaña. Ahora que, mediáticamente, les ha servido para ligarlo al asunto del señor de las ligas cuando en efecto, el tabasqueño pudo no haber estado enterado ni de la reunión ni de que solicitan dinero para su campaña. A nadie se puede culpar porque salga un simpatizante, un espontáneo o un amigo que quiera hacer un favor, como suponemos lo planeo Mandoki y lleve a cabo reuniones con el objetivo de ayudar.
Esto también ha servido para recordar que en el debate y cuando Peña Nieto le habló de la corrupción y ubicó a su gobierno en esta práctica por el asunto de Bejarano y otros, López Obrador le recordó que también en esa lista estaba su ex tesorero, el del casino en Las Vegas, y que en todos los casos los protagonistas estuvieron y están en la cárcel. Ahora que el gran beneficio llega junto con el absurdo de la acusación que ha orquestado el tricolor ya que con el simple hecho de que se presentaran los empresarios, de que acudieran a la invitación a una reunión para hablar del tabasqueño, ya es síntoma muy claro de que existen deseos de enterarse y de apoyar lo cual habla de que ha penetrado en el sector que le tenía desconfianza.
También habría que estar muy pendientes y comparar unas acciones orquestadas con los errores cometidos para establecer que el sello es el mismo. Don Enrique no necesita que lo exhiban, el se encarga de hacerlo y no de la mejor manera, por lo menos no siempre. Como ejemplo están sus declaraciones sobre el caso Atenco, sobre la represión en ese pueblo: “fue una acción determinada personalmente en el legítimo derecho que tiene el Estado mexicano de hacer uso de la fuerza pública”. Ahí, con sus propias palabras se hundió porque hay que recordar estos hechos muy puntualmente ya que por ellos es que se arman los coros que al unísono lo califican de asesino y represor.
Pero además y contradiciendo esa seguridad con la que advierte que “cumple”, agregó: “lamentablemente hubo incidentes que fueron debidamente sancionados y los responsables de los hechos fueron consignados ante el Poder Judicial”. Mintió cuando expresó que la fuerza pública en Atenco había sido validada por la Suprema Corte de Justicia de la Nación ya que el dictamen previo de ésta señaló que se usó la fuerza pública de manera ilegítima, innecesaria y desproporcionada. Pese a que se advirtió la existencia de un acuerdo político, hubo votación dividida pero de ninguna manera se validó la represión y se asentó que allí hubo violaciones graves.
Había en ese lugar la intención de construir otro aeropuerto y la inversión se acercaba a los 3 mil millones de dólares con la esperanza de obtener una derrama económica 100 veces mayor. Para llevar a cabo el proyecto había que expropiar miles de hectáreas que los pobladores no estaban dispuestos a vender y menos al ridículo precio que les ofrecieron por sus tierras. Esta postura, la de defender su propiedad, de levantar la voz, de no dejarse manipular, fue interpretada como una gran desobediencia por parte de los hombres del gran capital y de los socios de Peña Nieto y de Vicente Fox en este gran negocio. Los hechos llegaron al extremo a principios de mayo del 2006.
Al poblado mandaron a centenas de federales y a prácticamente todos los activos de la policía del Estado de México. Las golpizas y los allanamientos que les propinaron a los de Atenco no tuvo antecedente. Hubo también cientos de detenidos y según la documentación oficial fueron 47 mujeres las violadas, cinco de ellas extranjeras. El problema se centraba en la negativa de los dueños de la tierra de venderla a centavo el metro. Las reacciones no justificaban de ninguna manera la violencia y con tan solo retirar el proyecto de la mesa se restablecía ese orden que dice Peña que tuvo que dictar para restablecerlo. Por otra parte y mientras que los agraviados tuvieron que ir a parar inclusive a “La Palma”, al penal de alta seguridad para grandes mafiosos, los agresores fueron, de poco a poco, liberados. Solo hubo, de 2 mil 500 policías, 22 consignados de los cuales soltaron casi inmediatamente a 16 y cinco más resultaron absueltos desde hace dos años. Solo uno duró unos cuantos meses más. Todos están ya libres y don Enrique en abierta carrera por la Presidencia.
En fin, la parte de mayor desesperación está por llegar y de seguir cometiendo el equipo de Peña Nieto y él mismo tantos errores, parafraseando a doña chepina, a una semanas de que concluya la campaña tendrán la suerte echada y puede no ser la que les aseguraba el triunfo. Por lo pronto, es innegable que la encuesta publicada por Reforma en la que da cuenta de nuevo, como lo hiciera otra encuestadora el lunes próximo pasado, que solo 4 puntos de diferencia separan a Andrés Manuel de Peña Nieto, causó gran estupor, pánico, sorpresa. Todavía falta y mucho en tan pocos días.
Fuente: Revista Emet