Pues nada, bebedores impúdicos, que ya ni la cerveza que se produce en el país es mexicana. Miles y miles de millones de pesos de los sedientos consumidores nacionales terminarán en las alforjas de dos trasnacionales del ramo, luego de que ayer se concretara la anunciada venta del Grupo Modelo al consorcio belga Anheuser-Busch InBev, transacción que redondeó el fin del duopolio cervecero mexicano (la otra parte era Femsa, vendida a Heineken) para dar paso al duopolio cervecero trasnacional. Así, totalmente internacionalizada, la autóctona afición futbolero-electoral podrá gozar este domingo con botanas gringas, refrescos concesionados por los vecinos del norte, playeras de marca alemana y estadunidense, y mucha cerveza holandesa y belga.
¿Qué fue de aquellos empresarios mexicanos forjadores del futuro nacional? Nada: se convirtieron en simples importadores de todo tipo de mercancías que no hace mucho producían en el país, en intermediarios-comisionistas para que capitales foráneos hagan jugosos negocios en México, en vendedores de la infraestructura productiva (pública y privada) y/o en simples especuladores bursátiles. He allí el tipo de grandes empresarios que tiene el país y el tipo de futuro nacional que han “forjado.
A partir de ya, Grupo Modelo pasa a manos de la trasnacional cervecera Anheuser-Busch InBev, tal cual sucedió en 2010 con el ramo cervecero de Femsa, la otra parte del otrora duopolio mexicano en este sector. La diferencia entre una operación y otra es cuantitativa, no cualitativa, porque en ambas los empresarios mexicanos simplemente vendieron sus respectivas plantas industriales (siempre aduciendo razones de modernización) y su enorme clientela cautiva. El punto es que Modelo amarró una venta por 20 mil 100 millones de dólares (el mayor monto en eso de la trasnacionalización del empresariado nacional), contra 7 mil 347 millones de billetes verdes que Heineken pagó por la empresa otrora orgullo de Monterrey.
Grupo Modelo hizo el anuncio por medio de la Bolsa Mexicana de Valores, no sin subrayar que la operación es producto de una oferta pública de adquisición de acciones, lo que en castellano simple significa una compra-venta totalmente libre de impuestos, algo que por lo demás ya se hizo costumbre entre los hombres de negocios, quienes tienen una terrorífica aversión al fisco. Así, los ex dueños mexicanos de la cervecera dejarán de cubrir al SAT alrededor de 6 mil millones de dólares en impuestos, y se llevarán, limpios de polvo y paja, sus 20 mil 100 millones de dólares (no se le ocurra a un mortal retrasarse en el pago de sus obligaciones fiscales, porque más rápido que una saeta le cae Hacienda).
Así, los otrora dueños del Grupo Modelo (María Asunción Aramburuzavala, Valentín Diez Morodo, Carlos Fernández González, entre otros, sin olvidar a dos ex funcionarios: Jaime Serra Puche, ex secretario de Comercio con Salinas y efímero de Hacienda con Zedillo, y Alberto Mulas, del Fobaproa) se suman al feliz cuan compacto grupo bursátil de evasores legales (la generosa ley fiscal les permite este tipo de transacciones), entre cuyos miembros destacados aparecen los ex propietarios de Banamex (Roberto Hernández, Alfredo Harp, Lorenzo Zambrano y algunos más que se ahorraron alrededor de 3 mil 750 millones de dólares en impuestos), Bancomer (Eugenio Garza Lagüera, Alberto Bailleres, Max Michel, entre otros, con un ahorro cercano a mil 230 millones), y la rama cervecera de Femsa (los mismos de Bancomer, con 2 mil 200 millones).
Sin duda, la operación de compra-venta de Modelo a Anheuser-Busch InBev es la de mayor cuantía en el mundo empresarial mexicano. Si en 2001 Vicente Fox presumió el traspaso de Banamex a Citigroup (12 mil 500 millones de dólares) como la venta del siglo y “la muestra inequívoca de la confianza que hay en mi gobierno), que dirá el actual inquilino de Los Pinos sobre los 20 mil 100 millones de billetes verdes por la desaparición de la industria cervecera mexicana. Pues de entrada, presumirá que en estadía en la residencia oficial se registraron cifras históricas en inversión extranjera, aunque de ese billete el país no vea ni un clavo, y mucho menos por concepto de impuestos. Parte del problema es que el capital foráneo no llega a crear riqueza, a invertir en nuevas plantas industriales y a generar nuevos empleos, sino a comprar lo existente, de tal suerte que se nulifican los eventuales beneficios de la inversión extranjera directa.
El anuncio de la transacción, vía Bolsa Mexicana de Valores, fue el siguiente: Anheuser-Busch InBev y Grupo Modelo anunciaron hoy que han llegado a un acuerdo mediante el cual Anheuser-Busch InBev adquirirá la participación en Grupo Modelo que no posee actualmente (la trasnacional belga ya era propietaria de una gran rebanada accionaria) por una cantidad de 9.15 dólares por acción en una operación en efectivo valuada en 20 mil 100 millones de dólares, equivalente a 278 mil 600 millones de pesos. La alianza se llevará a cabo después de realizar una serie de pasos para simplificar la estructura corporativa de Grupo Modelo, seguidos de una oferta pública de adquisición de acciones en efectivo por parte de AB InBev por todas las acciones en circulación de Grupo Modelo. El precio representa un premio de aproximadamente 30 por ciento con respecto al precio del cierre de las acciones de la Serie C de Grupo Modelo al cierre del 22 de junio de 2012. El acuerdo constituye el siguiente paso natural dada la participación económica de más de 50 por ciento que AB InBev tiene en Grupo Modelo y la exitosa relación de largo plazo entre las dos empresas. La alianza será líder en la industria cervecera global con un volumen anual de alrededor de 400 millones de hectolitros y ventas anuales para 2012 de más de 47 mil millones de dólares. Las operaciones de la empresa abarcarán 24 países y ofrecerán mejores oportunidades para 150 mil empleados en todo el planeta.
En 2011 Grupo Modelo reportó ventas por 91 mil 203 millones de pesos (61 por ciento nacional, 39 por ciento exportaciones, en su mayoría a Estados Unidos y Canadá), utilidades netas por 18 mil 441 millones y un enorme cuan sediento mercado nacional cautivo.
Las rebanadas del pastel
Y se acabó: la economía mexicana cada día más trasnacionalizada, producto de los empresarios forjadores del futuro nacional. ¡Salud!, pues, con cervezas holandesas y belgas para este domingo futbolero-electoral. Cierto es que a México le urge una nueva clase política, pero el apremio debe incluir una nueva clase empresarial.
Fuente: La Jornada