Panorama Laboral, Juan Guzmán G.
07:59:02 13-12-2010 Quadratin
Cuando en 1984 el reputado periodista estadounidense Jack Anderson del Washington Post publicó una columna con base a documentos de inteligencia de su país en el que acusaba al entonces presidente Miguel de la Madrid (ha) Hurtado de haber sacado 162 millones de dólares para depositarlos en una cuenta personal de Suiza, la prensa doméstica del país calló la especie y otro sector se le fue encima al columnista.
Aunque ahora sabemos que el informador se quedó corto con la cantidad que los mandatarios acostumbran robar al pueblo, en aquél año Manuel Becerra Acosta director general de un proyecto vanguardista de periodismo llamado unomásuno, asumió una desafortunada actitud, tal vez debido a la multimillonaria deuda que tenía con Pipsa, y escondido en su seudónimo de Juan Lezama escribió en su Bajo la rueda:
”Es grotesco que en la superpotencia se usa a alguna prensa como cerbatana y a la mierda como munición”. Esa manifiesta docilidad con el poder sigue manifiestamente presente en importantes sectores del negocio informativo por lo que también aquí citaremos la sentencia del mismo Becerra Acosta, para subrayar nuestro dicho, contenida en uno de sus ejercicios literarios, Dos Poderes: ”el pasado no se ha ido”.
Durante todo el año, el poder político que de entrada cometió un acto fascista en contra del Sindicato Mexicano de Electricistas al pretender robarles su materia de trabajo para luego entregarla sin obstáculos a intereses trasnacionales, utilizó y abusó de un sector de la prensa mercenaria para intentar desprestigiar a la dirigencia de esa organización y desbaratar su espartana resistencia.
Convertidos en auténtica cerbatana, algunos medios desperdigaron la mierda que sus amos les mandaban para intimidar el movimiento electricista.
Los urdidores de la pifia o dicho así, los encargados de soplar el excremento, algunos de ellos, están con un pie fuera del gabinete mientras que, lamentablemente como suele suceder en estos casos, el autor intelectual, como judicialmente se dice, se encuentra a salvaguarda.
En el medio político y laboral se da por un hecho que en enero próximo, febrero a más tardar, el Secretario del Trabajo y Previsión Social, Javier Lozano Alarcón abandonará su cargo y con ello sus ilusiones -siempre infundadas-, de figurar como uno de los precandidatos panistas a la presidencia de este saqueado y ensangrentado país.
Por su parte, el Director General de la empresa ”de clase mundial” (clase patito, por supuesto) Alfredo Elías Ayub dejará ese puesto, después de una década en que se enriqueció abultadamente, para beneficio de Dionisio Pérez Jácome, hijo de aquél priista que fue subsecretario de gobernación, diputado y senador.
A pesar de toda la mierda soplada en torno al siempre histórico y ejemplar Sindicato Mexicano de Electricistas, hoy lunes Lozano Alarcón deberá entregarle a sus dirigentes la toma de nota, es decir, su reconocimiento legal para que puedan disponer de su patrimonio, de sus aproximadamente 40 mil millones de pesos y reclamar su materia de trabajo que vulgarmente les quiso ser robada.
Junto con los espartanos trabajadores un enorme número de ciudadanos salió ganando con su lucha. Existe la amplia posibilidad de que el saqueo de que iban a ser objeto con los medidores electrónicos de prepago ya no sean impuestos en la lógica de que nadie puede pagar por adelantado un servicio que no ha recibido... y mucho menos si es parte del patrimonio popular.
TIEMPO EXTRA
En una actitud injerencista, una asociación internacional otorgó al cara de demente Jefe de Gobierno Capitalino, Marcelo Ebrard Casaubond el título de alcalde del año que por ser un ”reformista”, ”pragmático” y quien sabe cuántas bellas cosas más. El problema, como siempre, de quienes miran desde lejos y a través de cómodas oficinas el desenvolvimiento social, es que sólo ven lo bueno, ya sea por conveniencia política, por diplomacia o por ignorancia. Esos calificadores no saben, porque aquí no viven, que Ebrard Casaubond ha dejado sin empleo a miles de trabajadores microbuseros al quitarles sus rutas de trabajo, como en el caso del corredor Villa-Lomas. Se ha apropiado de miles de taxis para rentarlos a esos desocupados. Ha dañado enormemente a la ciudad con sus espantosas obras de METROBUS que, se sospecha, es un medio de transporte monopólico para beneficio futuro propio e incrementó el precio del transporte en un promedio del 50 por ciento (los microbuses cobraban 3 pesos y ahora el valor del transporte es de 4.50 o 5 pesos). Los principales afectados han sido los trabajadores que, obvio, carecen de un vehículo propio. ¿Cuánto pagó por el inmerecido título de alcalde del año? Es una pregunta.