La Jornada de Oriente
La “cuna electricista” de la Sierra Norte de Puebla vivió este año el peor suceso en su historia, luego de que el gobierno federal decretó el 10 de noviembre de 2009 la extinción de la empresa Luz y Fuerza del Centro (LFC). La decisión provocó que al menos 2 mil trabajadores –activos y jubilados– de las subestaciones de las localidades de Nuevo Necaxa, pertenecientes al municipio de Juan Galindo y Huauchinango, perdieran más de 70 por ciento de su poder adquisitivo.
Aunado a ello, el comercio de la región, que sostiene a más de 5 mil familias de la Sierra Norte, se desplomó prácticamente por la disolución y el enfrentamiento de ex empleados de LFC con el gobierno de Felipe Calderón, lo que arrebató el legado familiar a cientos de trabajadores, el futuro de sus hijos y, en síntesis, la vida de una población entera.
En entrevista, Domingo Aguilar Vázquez, secretario general de la división Nuevo Necaxa del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), acusó que detrás del cierre de LFC están las intenciones de la Federación para privatizar la industria energética, y así dejarla en manos de los grandes consorcios que comercializarán en los próximos años con el uso de la fibra óptica.