miércoles, 9 de noviembre de 2016

“Me quedo aunque me quieran romper la madre”: Cuauhtémoc Blanco

Cuauhtémoc Blanco Bravo, alcalde de Cuernavaca. Foto: Margarito Pérez

CUERNAVACA, Mor.- Cuauhtémoc Blanco Bravo, alcalde de Cuernavaca, advirtió que no dejará el cargo, pese a que el Congreso local lo exhortó a pedir licencia y someterse a una investigación por haber firmado presuntamente un contrato para convertirse en candidato en 2011.

El funcionario dijo que detrás del exhorto del Congreso local están los mismos que dejaron quebrada la capital de Morelos en pasadas administraciones.

Sin mencionarlo, se refirió a Rodrigo Gayosso Cepeda, dirigente local del PRD e hijastro del gobernador Graco Ramírez y a quien se atribuye la idea del exhorto.

Gayosso Cepeda fue secretario del ayuntamiento en la administración del expriista Manuel Martínez Garrigós, contra quien existe una investigación por el desvío de recursos en la gestión de 2009-2012. En ese lapso, el Congreso autorizó la contratación de un crédito por más de 600 millones de pesos, de los cuales no está claro dónde y cómo se hicieron las obras que lo justifican.

“Yo estoy hasta la muerte con los ciudadanos”, señaló el exfutbolista en una conferencia de prensa en el ayuntamiento, un día después de que libró una resolución que lo destituía por incumplir el pago de un laudo por más de un millón 200 mil pesos a cinco extrabajadores y 12 horas después de que los legisladores locales aprobaran por mayoría el exhorto para que deje el cargo.

“Lo que quieren es frenarme en mi camino a la gubernatura. Yo les digo a los ciudadanos que estoy trabajando por esta ciudad aunque me quieran romper… ustedes saben… así me gusta hablar. Me quedo aunque me quieran romper la madre. Voy a seguir trabajando por los ciudadanos”, soltó en medio de carcajadas de sus acompañantes, amigos y funcionarios.

Blanco Bravo denunció que ha solicitado en varias ocasiones al Congreso local la aprobación de un refinanciamiento de la deuda y un rescate financiero, pero sólo ha encontrado oídos sordos a su propuesta. “Nomás no llega el dinero para resolver los problemas de la ciudad”, sostuvo.

Luego, llamó a los legisladores “a que se pongan a trabajar” por la ciudad, “que se dejen de cosas y mejor se interesen en los problemas de Cuernavaca”.

Se fue directo: “Deben dejar sus intereses, los de sus partidos. Deben dejar de pelear por una elección para que la aún falta mucho tiempo”. De paso, pidió a los cuatro legisladores de los distritos de Cuernavaca “luchar y aportar proyectos y no salir con estas tonterías”, en alusión al exhorto.

“Yo voy a seguir de frente, no me le rajo a nadie. Estoy de frente, estoy dando la cara y no le tengo miedo a nadie. No me tiembla la mano”, dijo envalentonado.

A pregunta expresa, Blanco Bravo aseguró que el Congreso no le quiere aprobar el refinanciamiento a Cuernavaca, “porque eso fortalecería mi imagen, están preocupados”.

Con esos recursos, dijo, estaría haciendo obras en las calles, “eso me haría un mejor candidato a la gubernatura y no les gusta”. Incluso, aseguró que hasta el momento no ha podido invertir en obras porque ha estado pagando las deudas de administraciones anteriores.

“Yo estoy pagando los laudos, las demandas que dejaron estos cabrones (los anteriores alcaldes y funcionarios), se han chingado todo el dinero. Esa es una realidad. Entonces, les pido a los diputados que realmente si quieren ayudar a Cuernavaca y a los ciudadanos, si realmente quieren un cambio, que se dejen de tonterías y se sumen al trabajo”, convocó.

La víspera, los diputados locales aprobaron por 18 de 30 votos exhortar al funcionario a dejar el cargo para ser investigado entre otras cosas, por la firma de un contrato mediante el cual habría recibido siete millones de pesos para aceptar la candidatura a la alcaldía de Cuernavaca.

Entre los diputados que aprobaron el exhorto estuvo Julio César Yáñez Moreno, exaliado político de Cuauhtémoc Blanco y a quien se considera el autor intelectual de su candidatura, por tanto, podría ser el principal promotor del contrato mencionado.

Fuente: Proceso|  JAIME LUIS BRITO