domingo, 31 de julio de 2016

“El Estado no puede o no quiere dar con nuestros muertos”, dice líder de la Brigada en Veracruz

En cuatro semanas, la Brigada de Búsqueda de Desaparecidos en Veracruz, de unos 40 integrantes, encontró 12 fosas clandestinas y 10 mil fragmentos de óseos carbonizados; además, reportó la desaparición de otras 30 personas. Ahora, en un pozo en Paso del Macho, en la capital del estado, la organización descubrió que sicarios, muy probablemente de Los Zetas, arrojaban a sus víctimas, según la denuncia de los testigos. En esta ocasión, los brigadistas decidieron solicitar una valoración de antropólogos forenses de la Policía Federal, dado que en la primera etapa del mes de abril la Fiscalía estatal aseguró que los hallazgos habían sido pedazos de madera y no fragmentos óseos.
Doce fosas clandestinas removidas, 10 mil fragmentos óseos carbonizados, 30 casos de desapariciones documentados; ahora, un pozo con restos humanos flotantes, son los logros en cuatros semanas y dos ciudades recorridas para la Brigada de Búsqueda en Veracruz.

Fue el tercer golpe para el Gobierno del priista Javier Duarte de Ochoa. “Somos inexpertos, de herramienta rudimentaria, pero con una necesidad que nos hace desafiar al mismo infierno. Comprobamos que el estado no puede o no quiere encontrar a nuestros muertos”, acusó Juan Carlos Trujillo, líder del movimiento social.

“Para encontrar una fosa clandestina se necesita paciencia” advirtieron a los familiares de desaparecidos en Veracruz… Y así fue: hasta la última jornada, entre la abundancia de halcones y cañaverales, los brigadistas dieron con un depósito de cadáveres, al servicio del crimen organizado.

En esta ocasión los brigadistas decidieron solicitar una valoración de antropólogos forenses de la Policía Federal, dado que en la primera etapa del mes de abril la Fiscalía General del Estado (FGE) aseguró que los hallazgos habían sido pedazos de madera y no fragmentos óseos.

Comunicado de prensa que más tarde sería desmentido con el informe entregado a la Brigada Nacional, oficio número, FGE/FRJZCCOR/3562/2016, en el que se detallan 10 mil piezas óseas recuperadas de los predios San Rafael Calería y El Porvenir Córdoba, ambos en Córdoba, Veracruz.

“Se trata de un hueso de la mano” ratificó esta vez un elemento de la División Científica. Acto seguido, llantos y oraciones fúnebres se ofrecieron en memoria de las personas ultimadas en el predio de la colonia Miguel Alemán, Paso del Macho.

Municipio, que de acuerdo con el índice de delitos municipales registrado en el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), por lo menos una amenaza y un asesinato se ejecutan cada 30 días. Aunado al dato del colectivo nacional, que asegura que el 60 por ciento de las desapariciones en el municipio, anteceden del 2013 a la fecha.

Activismo de rastreo y documentación, que “calentó” el corredor gobernado por el cártel de Los Zetas, pues minutos previos al hallazgo, voces se filtraron en la señal de los radio transmisores: “ahí están los azules, aviéntense a los matorrales”, refiriéndose a la guardia federal.

No obstante, los familiares de desaparecidos caminaron hasta el punto señalado por anónimos, descendieron los 10 metros en el pozo de riego y con la prueba ósea en mano, solicitaron se extrajera todo los fragmentos. “Hay mucho hueso allá abajo, los asesinatos son recientes, todavía tienen grasa de tejidos”, aseguró el voluntario.

Ya para el final de la jornada, un hecho anecdótico se registró; cuando elementos de Luis Ángel Bravo Contreras, titular de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) del estado, decidieron resguardar el área montando una carpa de cerveza Corona, blindaje que dejó boquiabiertos a los presentes.

“ESTÁBAMOS POR IRNOS, PERO NUESTROS MUERTOS NOS LLAMABAN”

Se trataba del último día para la Brigada Nacional de Búsqueda de Desaparecidos, las diferencias ya se respiraban en el grupo, estragos de la impotencia por no haber conseguido hallazgos para entonces.

Sin embargo, salieron en punto de las 9:00 horas de la iglesia Santa María de Guadalupe. El grupo de 40 fue blindado con la oración del padre Refugio: “En mi parroquia vamos a pedir por ustedes. Con su llegada, descubrimos que Dios tenía otro plan, venir aquí a gritar paz. Para toda aquella gente que piensa que esto es ficción, esto es dolor. Dios los acompañe”.

Fueron dos puntos los señalados en un predio de la colonia Miguel Alemán. El primero, un pozo en el que, según testigos, sicarios arrojaban a sus víctimas. El segundo, un lago que había que dragar para dar con las osamentas en el fondo.

El pozo fue descendido con el apoyo de la brigada humanitaria Marabunta, mientras que el punto del lago fue descartado por ser considerado de alto riesgo, pero sobre todo por falta de equipo.

“Somos personas que en la mayoría no tenemos estudios, de muy bajos recursos. La Brigada es una iniciativa social, quisiéramos tener dinero para alcanzar todo esto, lamentablemente nos movemos con nada. Parte de nosotros es trabajar el doble o el triple para subsanar el tiempo que las familias le regalan a Veracruz” aclaraba Juan Carlos Trujillo.

Fue en punto de las 11 horas con 40 minutos, que Simón, el hombre encargado de sumergirse en las aguas de olores putrefactos, salió a la superficie con un hueso, que la Policía Científica confirmaría tratarse de un humano.

“Hay mucho hueso allá abajo. Se ve que los asesinatos son recientes, todavía tienen grasa de tejidos”, consideró el buscador de Iguala, Guerrero.

En tanto, la división Científica de la Policía Federal se comprometió a revisar a fondo el sitio y posteriormente se pueda iniciar un proceso de identificación de personas. Por su parte, los elementos periciales de la FGE procedieron a custodiar el terreno.

Presumieron guantes y vestimentas blancas para ofrecer pulcritud en el embalaje de indicios. Los mandos dictaban órdenes a la distancia con radio transmisores. Sin embargo, fue a la hora de proteger el pozo, que los presentes se sorprendieron. Una carpa de comercios cerveceros fue montada sobre el sitio marcado como de exterminio.

“EL TRABAJO EN CUATRO SEMANAS”

El primer hallazgo se registró el viernes 15 de abril en la congregación de San Rafael Calería, Córdoba, Veracruz, en un terreno empleado para la producción de caña. Allí fueron removidas 11 cavidades clandestinas, en un radio de 30 metros.

El resultado, de acuerdo con el inventario mortal de la FGE, asentado en el oficio, FGE/FRJZCCOR/3562/2016, fueron 10 mil fragmentos; embalados y enviados a la División Científica de la Policía Federal para confrontar perfiles genéticos.

La segunda ubicación se dio el 20 de abril de 2016, cuando el hartazgo de un anónimo llevó a los brigadistas hasta un lugar marcado con la letra Zeta y con la muerte multiplicada. “Escarben este pozo, aquí los malandros masacraron harta gente y después les echaron piedras encima” señaló el hombre y luego se echó a correr como animal silvestre.

El punto se encuentra en la Hacienda Los Paredones, en la comunidad de El Porvenir, perteneciente también a Córdoba, un radio de 40 metros, a cinco minutos de las 11 fosas de San Rafael Calería, como ahora los lugareños ubican a la congregación.

Los familiares escarbaron solamente dos metros y desenterraron 300 fracciones de vértebras y costillas cercenadas, paredes de cráneos sucios de lodo, un pedazo de fémur y otro de cadera, ambos rebasan los 18 centímetros de longitud. Todos los fragmentos, violentados por llamaradas que ardieron en terrenos de cafetales.

De acuerdo, también, con Luis Ángel Bravo Contreras, el predio de El Porvenir, pese a que fue el primero en haberle sido entregado por los brigadistas, a tres meses la FGE no ha terminado de embalar los fragmentos, pues asegura, es el predio de mayor extensión y número de indicios.

Son los logros que padres, madres, hijos, esposas, han conseguido, alentados por recuperar a sus familiares, aún sea sin vida, aseguran. “Habrá que esperar cuánto tardarán en darnos resultados, pues es un hecho que no se dan abastos con tantos restos humanos” sentenció Juan Carlos Trujillo.

Fuente: Sin Embargo| Por Miguel Ángel León