lunes, 30 de mayo de 2011

Calderón veta a Slim en televisión/ En línea con los intereses de Televisa/ Acusan a Marcelo de proteger la Torre

Carlos Slim no podrá ofrecer televisión de paga al menos por lo que resta del actual sexenio. El menú de servicios que presta a los consumidores mexicanos es muy extenso; desde café en sus Sanborns hasta telefonía celular de tercera generación; sin embargo, el presidente Calderón lo vetó en televisión, aunque, si desea, puede añadir a sus negocios una cadena de tortillerías o una nueva marca de refrescos; para ello no necesita ser modificada su concesión telefónica.

En otras palabras, por ahora deberá conformarse con la franquicia que recibió de Salinas de Gortari y que lo ha convertido en el hombre más rico del mundo. Uno podría, hasta debería aplaudir la decisión de Calderón; ¿para qué fortalecer al monopolio telefónico dándole el poder de la televisión, que eventualmente lo volvería intocable? Sin embargo, hay algo que mancha la aparentemente impecable decisión presidencial. Podría estar defendiendo los intereses de Televisa, la empresa que controla más de 50 por ciento de las empresas de televisión de paga, las cableras. Dicho de otro modo, con una mano impide que crezca más un monopolio, pero con la otra fortalece a su competidor. Es parte de un precio muy alto, incuantificable, que está pagando a Emilio III por su apoyo a lo largo de su deplorable gobierno, más la protección que necesitará cuando deje Los Pinos. No será fácil ahuyentar el fantasma de 40 mil muertes.

Decisión política

Bien podrá la formidable batería de abogados de Slim emplear los recursos que quiera contra el acuerdo presidencial; sabe de antemano que tiene en su contra el poder del gobierno federal. La decisión va más allá de una cuestión de interpretación de la ley, o si Telmex ha cumplido sus obligaciones en materia de conexión, o si sus tarifas son muy altas –que lo son, sin duda. Ésos son los argumentos de la Secretaría de Comunicaciones. Lo que Slim tiene enfrente, y no ignora, es una decisión de tipo político y no hay tribunales para combatirla. Calderón no quiere que ponga un pie en el negocio de la televisión porque, para conservar el apoyo de Televisa –aplauso y silencio– necesita proteger sus intereses.

Pero no es todo. Slim ha hecho críticas muy duras a su gobierno, no originales, por cierto, muchos las hacemos, pero la diferencia es que provienen de uno de los personajes de mayor peso del escenario internacional. Recordemos que Slim previó una catástrofe económica en México cuando se venían encima los efectos de la recesión de Estados Unidos, la cual ocurrió; todavía no salimos a flote. Y más adelante, contrariando las optimistas declaraciones de funcionarios, y del mismo Calderón, en el sentido de que ya habíamos salido del agujero y que la economía daba señales de cobrar fuerza, les recordó que en realidad estaba en números negativos.

Todavía no superaba la caída de 2009. Y así continúa hoy en día, no obstante los malabarismos de la estadística oficial. ¿Entonces que sigue? Slim –supongo–, al mismo tiempo que continuará combatiendo en tribunales la barrera que se ha levantado a su proyecto de televisión, tendrá una participación muy activa en la campaña presidencial. Siempre la ha tenido, ha apoyado a todos los candidatos. Pero ahora necesita un aliado efectivo en Los Pinos que equilibre su pelea con sus competidores. Lo malo es que todos están con Televisa: Peña Nieto, Manlio, Cordero, Lujambio, etcétera. Sólo dos no están: López Obrador y “el borrado” Creel Miranda.
“Marcelo: ya no finjas”

Así dice una de las mantas que fueron colgadas por los vecinos. Y añade: “Todos sabemos que eres tú promoviendo la Torre Bicentenario. NO a tus amigos de Danhos”. El sábado, un grupo de habitantes de Molino del Rey, Lomas de Chapultepec y Polanco se reunió a las afueras de la construcción de 30 niveles que está siendo levantada en Pedregal 24. Los vecinos denunciaron que el jefe de Gobierno no es ajeno a los intereses de la familia Daniel, accionista de Danhos; el millonario español Amancio Ortega, de la cadena de tiendas Zara, quien también aporta capital, y Jorge Gamboa de Buen, convertido en próspero desarrollador, cuando hasta hace pocos años era un modesto empleado del gobierno de la ciudad.

También tienen las manos metidas en el negocio el director de Seduvi, Felipe Leal, y el delegado panista en Miguel Hidalgo, Demetrio Sodi de la Tijera. A esas horas ya había trascendido la historia del secretario del juzgado noveno de distrito en materia administrativa, Esiquio Martínez Hernández, quien fue pillado con más de 400 millones de pesos de origen inexplicable.

El titular de ese juzgado, Álvaro Tovilla, fue quien dio luz verde a Seduvi y la delegación para la obra. Sospechan los vecinos que parte de esa fortuna podría tener relación con la Torre y exigen una investigación. Acusaron directamente a Ebrard de engañarlos con la mesa de diálogo que montó con Gamboa de Buen, a condición de que la construcción se suspendería hasta llegar a un acuerdo con la comunidad, pues en realidad no la han detenido. Anunciaron diversas acciones legales.



Fuente: La Jornada