jueves, 28 de junio de 2012

Advierte el EPR fraude electoral para imponer al “candidato de los medios”

El Ejército Popular Revolucionario (EPR) advirtió sobre un posible fraude en las elecciones del domingo primero de julio y se pronunció para que todos aquellos que ven en el abstencionismo “como forma de lucha, confluyan en un solo torrente de lucha anticapitalista” y no den un solo voto a “los neoliberales”.

En un comunicado fechado hoy, tras una larga pausa de silencio, el EPR recuerda su irrupción en el 2006 en Guerrero, en el marco del primer aniversario de la masacre de Aguas Blancas. El grupo armado advierte que ya hay evidencias de que se está preparando un nuevo fraude para imponer al candidato de los medios de comunicación. En este sentido adelanta que será legítimo recurrir a la resistencia popular si este proceso electoral concluye con que la voluntad popular es usurpada. Esto es, con fraude.

“En el presente proceso electoral se ha visto y se ha demostrado no sólo la posibilidad de un fraude, existen evidencias concretas de que éste está montado y diseñado para burlar la voluntad popular y tratar de imponer por el mecanismo que sea al candidato de la oligarquía. Solamente los defensores del sistema son quienes niegan esta pretensión autoritaria”, señala el grupo guerrillero.

Advierte que quienes niegan con impertinencia las medidas fraudulentas que están en curso, “se curan en salud al negarlas insistentemente, con el único propósito de legitimar anticipadamente los resultados de un proceso electoral amañado que desde los medios de comunicación quieren presentar como concurrido y civilizatorio, negando o descartando por medio de voces oficiosas todo acto de inconformidad”.

En el comunicado firmado por la Comandancia General del EPR, se indica que las medidas que anuncian la instrumentación del fraude electoral ya están en marcha “a través de la dictadura de opinión, donde los monopolios de la comunicación apuntalan la campaña del candidato que se pretende imponer como presidente de la República, destacando supuestas bondades, capacidades, carismas y ventajas electorales que en realidad ocultan el autoritarismo que se profesa”.

Explica que parte de esta estrategia es levantar polvareda con la campaña de desprestigio hacia quienes consideran un peligro para México por el solo hecho de plantear la renovación de la República y acabar con los privilegios de la mafia política.

Precisa que estas campañas de desprestigio en realidad sólo buscan mantener los privilegios de los poderes fácticos, esto es, “los conservadores y los dueños del capital”.

Indica el EPR que el otro aspecto del fraude negado anticipada y desesperadamente es el voto corporativo, “coaccionando a millones de trabajadores sindicalizados a votar por un candidato designado por las cúpulas empresariales, el charrismo sindical es el instrumento que obliga por miedo de perder el empleo a votar por el candidato que abandera el grupo Atlacomulco”.

Según el grupo armado, esto explica el río de dinero oculto con el que se está apuntalando al candidato de la oligarquía el cual ha quedado al descubierto, “por lo burdo y descarado” con que lo han manejado y por “los acuerdos truculentos que significan un gran negocio mercantil la venta y promoción de una imagen mediática, la realización de encuestas a modo para construir punteros electorales para manipular la percepción y opinión pública. Ninguna encuesta por muy metodológica que sea puede sustituir la voluntad popular”.

El EPR exclama: “cómo no señalar que el fraude electoral esté ya instrumentado cuando las instituciones del Estado por todos los medios están tratando de legitimar un proceso que está viciado de origen, parte de esa legitimización es imponer autoritariamente que se acepte por anticipado el triunfo de un candidato independientemente de los resultados en las urnas. Se trata de poner de rodillas a la voluntad popular”.

Critica al IFE porque a su ver “lejos de ser una institución imparcial es el instrumento político que está legitimando una jornada electoral antes de, anticipadamente está dando un veredicto que sólo beneficia al candidato del duopolio televisivo, por el papel que está desempeñando, el IFE constituye una lápida sobre la voluntad popular”.

En su comunicado el grupo armado observa que para muchos mexicanos el actual proceso electoral es uno de los últimos alientos y espacios muy acotados para lograr el cambio social en el país por vías pacíficas.

Sin embargo, asevera que el régimen neoliberal y sus instituciones están completamente deslegitimadas, “lo cual constituye un reflejo del repudio popular hacia el actual gobierno, las instituciones y los individuos que las representan. Este hecho explica por si solo la existencia del abstencionismo político y de la lucha armada revolucionaria”.

Ante esta situación el EPR cuestiona si aún sigue siendo válida la participación electoral.

“Si los neoliberales han llevado al país al desastre económico, político y social; a la violencia institucional contra el pueblo, una pregunta que debe estar presente en los que aún creen en el proceso electoral y en consecuencia en la democracia burguesa ¿Será políticamente moral seguir votando por los neoliberales?, ¿Será políticamente adecuado votar por aquellos que son responsables de la masacre del pueblo?, ¿Alguien puede estar política y moralmente tranquilo de votar por aquellos que han conducido al país a la pobreza, miseria y violencia de Estado contra el pueblo?”

Advierte que no se le puede negar al pueblo “de manera leguleyo” la decisión de asumir la resistencia combativa para la defensa de la voluntad popular sobre todo “en un país donde no se respeta la voluntad popular no hay soberanía popular y por tanto no se puede hablar de democracia, tampoco de instituciones que defender”.

Por ello lanza la siguiente proclama: “¡Ni un solo voto a los neoliberales! ¡Ni un solo voto a los asesinos del pueblo!, que las mujeres y hombres progresistas, las conciencias críticas contra el sistema y las conciencias políticas que asumen el abstencionismo como forma de lucha confluyan en un solo torrente de lucha anticapitalista”.

Fuente: Proceso