lunes, 4 de marzo de 2013

AMLO: ¿Suicidio electoral?. Costa Bonino habla. Ebrard, PRD y EPN. PRI: Los intocables

Marcelo Ebrard ha decidido pisar el acelerador para no permitir que se disuelva su anunciada pretensión de convertirse primero en dirigente nacional del PRD y luego, previa depuración partidista (a su manera, lo mismo que pretende Madero en el PAN), ser candidato presidencial. El ex jefe del gobierno capitalino sorteó múltiples problemas administrativos, políticos y partidistas a lo largo de su sexenio, negociando con Andrés Manuel López Obrador la declinación a la candidatura presidencial de 2012 a cambio de la cesión del Distrito Federal como territorio personal en el que colocó a Miguel Ángel Mancera como manejable sucesor.

Pero a unos días de cerrar un ciclo aceptable en el gobierno capitalino, Ebrard quedó atrapado en un episodio nebuloso que se ha negado a precisar a satisfacción de segmentos críticos de la izquierda mexicana: el del 1º de diciembre y la orden de reprimir a granel a jóvenes en el Centro Histórico. Además, sus presuntos aliados, los que habrían de cederle el paso para que se hiciera de la presidencia nacional del PRD, se han sentido muy fortalecidos a partir de su incorporación al elenco peñista del Pacto por México, de tal manera que ese grupo, conocido como Los Chuchos, valora la posibilidad de seguir con el control del aparato perredista y encarecer la negociación con Ebrard, e incluso seguir por su lado, ya sin necesidad del Carnal Marcelo.

En ese contexto de búsqueda de reposicionamiento, Ebrard se asomó a Twitter luego que el firmante de esta columna retuiteó su propuesta de crear un polo progresista de las izquierdas. Invitado a discutir en ese espacio internético, @m_ebrard respondió con prontitud y decisión: hablamosdeloquequieras. El astuitero le planteó dos preguntas y Ebrard, ocho horas después, ofreció revisarlas y contestar al siguiente día. Incumplió con hablar de lo que se quisiera y contestar directamente al astillador lo que le había preguntado, aunque hizo como que respondía, pero indirectamente y sin réplica, señalando en un caso que el principal error de 2012 había sido moverse al centro tarde y que, efectivamente, el PRD dirigido por los Chuchos está demasiado cerca de Peña Nieto.

En ese contexto intervino también en Twitter Luis Costa Bonino, quien ha señalado que fue estratega de la campaña electoral de Andrés Manuel López Obrador y ganó fama en el episodio del charolazo en la casa de Luis Creel. Fuera del país y asesorando otras campañas y actividades políticas, @luiscostabonino ha criticado duramente las decisiones que el tabasqueño tomó en el tramo final de su campaña electoral de 2012, luego que, según Costa Bonino, en mayo iba arriba en las preferencias electorales pero luego cometió tales errores que significaron un suicidio electoral.

Convencido de que AMLO decidió perder, al equivocarse, el consultor político con doctorado en Sciences Po acusó a Ebrard de no apoyar de verdad al tabasqueño y, entre otras cosas, dijo que a la famosa cena del charolazo a él y a Luis Mandoki los envió el propio AMLO. Un recuento parcial del interesante intercambio de Ebrard y Costa Bonino con @julioastillero fue hecho por @omcim y está disponible en bit.ly/WnS3pC , pero lo mejor, para los interesados en asomarse a esos entretelones de la campaña de AMLO, será asomarse en Twitter a @luiscostabonino quien, por cierto, aceptó ser entrevistado telefónicamente por el presente tecleador.

En otro escenario, Enrique Peña Nieto cobró los réditos del golpe a Elba Esther Gordillo en el cierre de una asamblea nacional priísta que significó la rendición expresa de la élite del partido de tres colores a los deseos y pretensiones del presunto gladiador triunfante que, con la cabeza política de la profesora chiapaneca en la mano, se cree tan fortalecido como para advertir a eventuales contrincantes y opositores que no habrá intocables (referencia emocionadamente ovacionada por la clase política, los empresarios y todos aquellos que saben que ellos, la corrupción y la injusticia seguirán intocados, siempre y cuando se acomoden a las ínfulas y las instrucciones circunstanciales del presidente Peña Nieto, es decir, del presidente de la asamblea nacional del PRI, pues hasta con ese cargo lo etiquetaron ayer, para que no quede ninguna duda de quién es el que a gordillazos busca mandar en el país).

Asamblea nacional priísta que en realidad fue un pretexto para rendir pleitesía a la leyenda que Los Pinos sueña construir. Treinta minutos tardó el mexiquense (entre aplausos, abrazos, sonrisas y alegría, ¡en la apoteósis, pues, o como diría el ya clásico Fidel Herrera: en la pinche plenitud del poder!) en recorrer el camino rumbo al foro principal desde el cual clausuraría los trabajos de nula discusión interna que acabaron plegándose a las órdenes peñistas: abrir paso a las adecuaciones fiscales, incrementando el IVA y aplicándolo a medicinas y alimentos, una de las dos posibilidades o las dos juntas o como se digne decidir el césar sexenal; permitir una mayor participación privada en Pemex, en los términos que el Primerísimo Señor Licenciado del País tenga a bien ordenar; y colocarlo a la cabeza de la comisión política que palomeará las candidaturas a puestos de elección popular que el mismo Señor Licenciado hubiera enviado desde Los Pinos. ¡Inmejorable círculo electoral interno: el jefe propone y el jefe dispone!

Mientras tanto, el más peñista de los panistas, Gustavo Madero, endereza una batalla engañosa en el interior de Acción Nacional en busca de recomponer el rumbo (perdido en un trayecto de 12 años en el que hizo todo lo posible por semejarse al PRI o por aprender sus mañas y ejecutarlas, según el sentido del diagnóstico que el presidente nacional del blanquiazul presentó ante un consejo nacional extraordinario de su partido). Según lo dicho por el chihuahuense, el PAN, ya en el poder, se contaminó de todo aquello que siempre criticó, de tal manera que se desdibujó y permitió una triste alienación de su identidad. ¡Hasta mañana!




Fuente. La Jornada | Julio Hernández López