POR DIP. ALEIDA ALAVEZ RUIZ*
El incremento de las tarifas de luz en la Ciudad de México es desproporcionado. Los usuarios domésticos, los mercados y las unidades habitacionales están afectados por un aumento de más del 100 % en el pago de luz.
El descontento va en aumento.
Los funcionarios de la Comisión Federal de Electricidad adscritos a la religión de la Agencia Internacional de Energía, el FMI de la energía, simplemente niegan lo evidente: la molestia e indignación de quienes sin saber por qué tienen que pagar recibos de luz por 30 mil pesos, cuando sus ingresos no llegan ni a 6 mil al mes, como decía cierto personaje.
Su empeño de hacer de Comisión Federal de Electricidad una “empresa de clase mundial”, esconde la intención de convertir a los usuarios en clientes y en resumir la eficiencia empresarial en el viejo credo de quien paga tiene luz y quien no, a ver cómo arregla su vida sin ella.
Más del 40% de las Tarifas Domésticas en la Ciudad se han desplazado a la Tarifa de Alto Consumo o Tarifa DAC, eliminando el subsidio e incrementándose el precio del Kwh de $1.45 a $3.73, IVA incluido. Alrededor de un millón de usuarios están o estarán en los próximos meses en esta tarifa, aumentando, por supuesto, la imposibilidad de pago y el malestar social.
En las Unidades habitacionales, los cobros por alumbrado común, bomba de agua o elevadores, rebasa el millón y medio de pesos. Los convenios de prorrateo que había entre los condóminos no se respetan o se hacen sin conocimiento, cargándole a un departamento o a un edifico los costos de los cárcamos del Sistema de Agua o la luz del teatro del Seguro Social, como pasa en Tlaltelolco y en la Unidad Independencia.
Los cobros se repiten en los mercados y en las concentraciones de abasto popular.
Aún cuando existen mesas de trabajo con CFE para regularizar el servicio, los emplazan para pagar adeudos que nunca existieron, por más de 500 mil pesos, con la amenaza de cortar la luz con apoyo de la fuerza pública.
Ante esta situación hemos insistido y seguiremos haciéndolo, en que la energía eléctrica es un bien público y por tanto su uso y disfrute no puede estar sujeto a las variaciones de la Bolsa de Valores ni a los dictados de los tecnócratas de Hacienda.
Sabemos que sólo haciendo valer nuestro derecho a un bien común como la luz, lograremos tarifas justas, la cancelación de la tarifa DAC, el prorrateo en las unidades habitacionales, la regularización del servicio y el no corte de la luz, porque este es un bien que nos pertenece a todos.
* Secretaria de la Comisión de Gobierno de la Asamblea Legislativa del DF.
Fuente: misionpolitica
El incremento de las tarifas de luz en la Ciudad de México es desproporcionado. Los usuarios domésticos, los mercados y las unidades habitacionales están afectados por un aumento de más del 100 % en el pago de luz.
El descontento va en aumento.
Los funcionarios de la Comisión Federal de Electricidad adscritos a la religión de la Agencia Internacional de Energía, el FMI de la energía, simplemente niegan lo evidente: la molestia e indignación de quienes sin saber por qué tienen que pagar recibos de luz por 30 mil pesos, cuando sus ingresos no llegan ni a 6 mil al mes, como decía cierto personaje.
Su empeño de hacer de Comisión Federal de Electricidad una “empresa de clase mundial”, esconde la intención de convertir a los usuarios en clientes y en resumir la eficiencia empresarial en el viejo credo de quien paga tiene luz y quien no, a ver cómo arregla su vida sin ella.
Más del 40% de las Tarifas Domésticas en la Ciudad se han desplazado a la Tarifa de Alto Consumo o Tarifa DAC, eliminando el subsidio e incrementándose el precio del Kwh de $1.45 a $3.73, IVA incluido. Alrededor de un millón de usuarios están o estarán en los próximos meses en esta tarifa, aumentando, por supuesto, la imposibilidad de pago y el malestar social.
En las Unidades habitacionales, los cobros por alumbrado común, bomba de agua o elevadores, rebasa el millón y medio de pesos. Los convenios de prorrateo que había entre los condóminos no se respetan o se hacen sin conocimiento, cargándole a un departamento o a un edifico los costos de los cárcamos del Sistema de Agua o la luz del teatro del Seguro Social, como pasa en Tlaltelolco y en la Unidad Independencia.
Los cobros se repiten en los mercados y en las concentraciones de abasto popular.
Aún cuando existen mesas de trabajo con CFE para regularizar el servicio, los emplazan para pagar adeudos que nunca existieron, por más de 500 mil pesos, con la amenaza de cortar la luz con apoyo de la fuerza pública.
Ante esta situación hemos insistido y seguiremos haciéndolo, en que la energía eléctrica es un bien público y por tanto su uso y disfrute no puede estar sujeto a las variaciones de la Bolsa de Valores ni a los dictados de los tecnócratas de Hacienda.
Sabemos que sólo haciendo valer nuestro derecho a un bien común como la luz, lograremos tarifas justas, la cancelación de la tarifa DAC, el prorrateo en las unidades habitacionales, la regularización del servicio y el no corte de la luz, porque este es un bien que nos pertenece a todos.
* Secretaria de la Comisión de Gobierno de la Asamblea Legislativa del DF.
Fuente: misionpolitica