El normalista Carmelo Ramírez Morales. Foto: Star Tribune / Elizabeth Flores
Se trata de Carmelo Ramírez Morales y, según una publicación del diario Star Tribune, podría ser el primer caso de solicitud de asilo relacionado con los hechos del 26 y 27 de septiembre de 2014 en Iguala, Guerrero.
De acuerdo con la publicación, Ramírez Morales llegó en septiembre del año pasado a Minnesota invitado por la Universidad de San Juan. Además de participar en una vigilia y la proyección de un documental, el exnormalista contó su historia ante 300 personas.
La noche del 26 de septiembre, dijo, se retiró de la toma de autobuses por parte de los normalistas porque su novia estaba de visita. A las 20:30 horas, según su relato, recibió una llamada de un compañero, quien angustiado le dijo que la policía había disparado contra tres autobuses.
Cuando llegaron al lugar, hallaron agujeros de bala y sangre en el suelo. Otro normalista le advirtió que su primo estaba entre el grupo que la policía se llevó.
Tras aquella charla, Carmelo dijo que al regresar a México recibió una amenaza telefónica a través de un mensaje de voz. Esa fue la razón por la que volvió a Estados Unidos con la ayuda de un estudiante de la universidad norteamericana.
El joven desmiente a las familias que aseguran que abandonó la causa. No es así, aclaró, porque continúa trabajando para que no se olvide lo que sucedió aquella noche en Iguala. Incluso, aseguró que un grupo de simpatizantes lo apoyan en su propósito de buscar tribunas con mayor alcance para seguir hablando del caso Ayotzinapa.
De acuerdo con Star Tribune, Jeff Larson, abogado de Carmelo Ramírez, dijo que éste es un caso delicado. “Él está en el ojo de la tormenta. Es preciso y bien documentado”.
Stephen Meili, experto en materia de asilo de la Universidad de Minnesota aseguró que el gobierno de Estados Unidos sabe quién es Ramírez Morales y aunque no tiene evidencia de que sufrió daño físico, eso no es requisito para una solicitud exitosa.
Por lo pronto, el joven mantiene su sueño de ser abogado y crear una organización sin fines de lucro para apoyar a víctimas de la violencia. “Esa noche siempre estará presente en mí. Todavía tengo la esperanza de que los vamos a encontrar”, dijo.
Fuente: Proceso| La Redacción