La PGR incrementó en forma desproporcionada el número de altos mandos, señala
Pese al aumento de personal, los resultados de la administración pública no mejoraron, dice
En los dos sexenios de gobiernos del Partido Acción Nacional (PAN) la administración pública federal creció 127 por ciento, al pasar de 4 mil 177 puestos laborales a 9 mil 498 en las diversas dependencias.
Se trata de un fenómeno convertido en política general a partir de la gestión de Vicente Fox Quesada, quien aprovechó los excedentes petroleros para incrementar el gasto corriente en lugar de aplicarlos a la inversión física.
La Fundación Colosio, órgano de análisis y reflexión del Partido Revolucionario Institucional (PRI), documentó la evolución de la nómina del panismo porque fue, concluye, integrada con criterios partidistas y no de idoneidad en su perfil y profesionalismo.
Un incremento de tal desmesura, indica César Camacho Quiroz, presidente del instituto priísta, es lo peor que puede hacer un gobierno, pues en lugar de ser el activador de la economía, adquiere compromisos laborales de cuando menos 30 años.
Ello es así, pues cuando una persona se integra a la burocracia y se le crea una plaza, ésta se utilizará y permanecerá durante ese tiempo hasta su jubilación, y si se le rescinde antes se le debe indemnizar. Son compromisos contraídos con una gran irracionalidad.
Así, en la estadística de la Fundación Colosio, en estos 12 años, los cargos de subsecretarios y homólogos crecieron de 169 a 456; la nómina de directores generales pasó de 709 a mil 595, y los directores de área subieron de 2 mil 711 a seis mil 234.
Pero uno de los ejemplos más severos y patéticos está en la Procuraduría General de la República (PGR), donde los mandos superiores equiparables a subsecretarios o subprocuradores creció 548 por ciento, al pasar de 135 a 875, documenta Camacho Quiroz.
Otras dos secretarías donde este fenómeno explosivo es palpable –añade– son la del Trabajo, al pasar de 79 a 259 mandos superiores, y la de Desarrollo Social (Sedesol), donde se incrementaron de 149 a 449 los puestos de altos burócratas.
Para el presidente de la Fundación Colosio, “este incremento podría de algún modo justificarse si también hubieran tenido una correspondencia exponencial en los resultados de la administración pública, porque al final habría sido una inversión, pero no fue así.
Fue un gasto en el sentido más llano, porque se dispuso de un recurso no renovable, de consumo de dinero, si no tirado a la basura, sí muy cerca de ser eso.
Ex gobernador del estado de México, Camacho Quiroz habla de rigor y de disciplina como los elementos fundamentales para vencer la tentación de hacer crecer el aparato burocrático. La inversión productiva es la más rentable, la que da más dividendos tanto económicos como sociales. Por ello considero criminal destinar tanto al gasto corriente, porque además con la apertura de una plaza vienen con el salario las prestaciones colaterales.
Y no ahorra en su juicio al PAN: “Este partido no tenía capacidad ni experiencia en la administración pública. No es lo mismo postular ideas políticas que administrar la cosa pública. Su experiencia de gobierno era muy raquítica, escasa y me temo que a muchos de sus correligionarios les ‘pagaron’ dándoles empleo sobre todo en los niveles de mando superior. Y el país ya no aguanta eso”.
Fuente: La Jornada