Están en su último año. Sin embargo, quieren aumentar la dependencia aún más. Y quieren imponer la dependencia creciente hasta el año 2025. Quieren imponer más dependencia a los siguientes dos sexenios, a los siguientes dos gobiernos. Es la más absoluta falta de respeto a los votantes, a los ciudadanos y a la nación.
Los que dirigen a la Comisión Federal de Electricidad (CFE) emiten un documento oficial de esa entidad, desde hace menos de un mes, planteando que la zona norte y la noroeste sean alimentadas con electricidad producida, además de lo que quede de la actual, sólo con nueva capacidad con gas natural importado de Estados Unidos.
El gas natural es un recurso estratégico. De él, y obviamente de la electricidad generada con él, depende toda la vida moderna, y mucho de la vida en general. Además de que siguen con su manía privatizadora, quieren hacer una gran cantidad de negocios, concursos con ganadores agradecidos y demás elementos de corrupción.
Ya hemos hecho ver que en el noroeste tenemos nuestra propia energía, que no necesitamos traerla del exterior. A todo lo largo del Golfo de California tenemos fallas geológicas, una tras otra, que tienen partes más y menos cercanas a la península. Por ejemplo, el llamado Canal de Ballenas, que se llama así porque las ballenas lo recorren con sus crías, y esto lo hacen porque el agua del mar está a 30 grados, como aguas termales pero con todo ese tramo de mar a esa temperatura. Eso es una muestra del calor y la energía que hay en el mar y bajo el mar donde están las fallas.
Más al sur se ha observado que bajo el mar, a lo largo de las fallas, hay magma, hay roca fundida. La energía, entonces, es enorme. Hay amplias posibilidades de generar electricidad con esa energía.
Cuando se instalaron las principales plantas geotermoeléctricas del país, hace décadas, se hicieron con las siguientes limitaciones.
Sólo en tierra firme, pese a que la mayor parte de la energía está bajo el agua, aunque hay mucha al alcance de perforación horizontal desde la tierra.
Nunca se usaron intercambiadores de calor, y los vapores de ácidos y otros gases corrosivos que salían de lo profundo, dejaban y dejan altos niveles de corrosión. También contaminan la atmósfera. Entonces, se usaban y se usan unos 200 grados para el vapor que se va a usar para generar electricidad, lo cual es muy ineficiente.
Un intercambiador de calor tiene, viniendo de abajo, un conducto que luego va a volver a bajar con los mismos gases corrosivos. Hay otro conducto cuyos dos lados van hacia arriba con vapor limpio, uno bajando y el otro subiendo. Los dos conductos pasan por adentro del intercambiador, que es un recipiente que contiene un líquido conductor del calor, y por adentro del cual pasan los dos conductos.
El que viene de abajo calienta el líquido del intercambiador, y éste calienta el líquido y vapor limpios que van hacia arriba. Así, el vapor va a estar limpio en todo su recorrido, incluyendo la rotación de la turbina que va a activar el generador de electricidad, que puede operar a temperaturas mucho más altas, incluso 620 grados, aunque éstos requieren superaleaciones.
Para el vapor que ya no tenía suficiente temperatura para generar, se usaban y se usan torres de enfriamiento, cuando se hubiera podido aprovechar el calor del vapor, por ejemplo, para la desalinización de agua del mar.
Para los ductos que conducen los vapores corrosivos, también se deben usar superaleaciones, que contienen entre otros materiales níquel, cromo y titanio.
Claro, si los funcionarios de la CFE, llegaran a hacer una planta de este tipo, la van a hacer muy pequeña y a la antigua. El negocio para ellos está en el gas, de preferencia importado.
Debemos frenar los intentos de los corruptos vendepatrias. Debemos impulsar las alternativas con nuestros propios recursos y desarrollo tecnológico.
Fuente: La Jornada