miércoles, 9 de enero de 2013

Murat y los rectores. Pacto supletorio. Diplomacia mercantil. Perros distractores

Morena tiende la vista al futuro mientras el peñanietismo consolida la trama de su Pacto por México. Andrés Manuel López Obrador reaviva el discurso de la esperanza en tanto las élites dominantes de los tres partidos que garantizan viabilidad aritmética legislativa instalan un peculiar consejo rector que en los hechos se constituye en un poder no sólo complementario, sino supletorio del legislativo, sobre todo de cara a las reformas energética y hacendaria.

Martí Batres había sido heraldo optimista un día antes, al avisar a los pactistas atrincherados que en México sí hay oposición, y se llama Morena. Y el propio AMLO, a la hora de afiliarse al partido en construcción, habló de defender el petróleo y pelear contra alzas de impuestos, frente a la pandilla de rufianes que forman el gobierno federal. Para muchos seguidores de la izquierda ha llegado el momento de la definición: unos seguirán en la Revolución Democrática, a pesar de todos sus vicios internos; otros se inscribirán en el proyecto lopezobradorista, y otro segmento se mantendrá ajeno a esas estructuras institucionales, desencantado con el curso electoral y en espera de mejores propuestas.

Pero el tren peñanietista va a toda velocidad. Ayer reconoció públicamente el peso fundamental que el controvertido ex gobernador de Oaxaca José Murat Casab ha tenido en el diseño de la estrategia de cooptación tripartidista denominada Pacto por México. Por ello fue nombrado coordinador del consejo rector del citado pacto, en una aceptación abierta del estilo y las formas peculiares del pragmatismo extremo.

Desplazado y perseguido políticamente por Ulises Ruiz, el ahora resurrecto ex gobernador y muchas veces legislador federal Murat ha mantenido lazos de comunicación subterránea estrecha con el perredismo mercantilista que a niveles nacional y estatales suele recibir financiamiento ajeno a comprobaciones desde las arcas gubernamentales y cesiones plurinominales varias. En la primera aparición pública en el contexto del mencionado Pacto por México fue significativo ver al mencionado Murat en la sillería destinada a los representantes partidistas: a sus lados estaban Jesús Ortega y Carlos Navarrete, mientras Jesús Zambrano jugaba a la diplomacia sonriente a un costado de Enrique Peña Nieto.

De las escenas del 2 de diciembre, cuando al fin se pudo anunciar la constitución del mencionado pacto, al que se oponen algunas corrientes internas del PRD, se ha pasado a una fotografía ampliada: el sol azteca, por ejemplo, añadió a Pablo Gómez, Alejandra Barrales, el oaxaqueño Eloí Vázquez y un chucho más, José Guadalupe Acosta Naranjo, quien será secretario técnico a nombre del grupo del PRD.

Los de blanco y azul afinaron su perfil anticalderonista: Gustavo Madero y Santiago Creel, que son marcadamente adversos al becario de Harvard; Marco Adame, el ex gobernador yunquista de Morelos; Alejandro Zapata Perogordo; la yucateca Rosa Adriana Díaz y Juan Molinar Horcasitas, que a pesar de haber sido uno de los privilegiados del calderonismo ahora está distanciado (por cierto, Molinar será el secretario técnico a nombre del PAN). Y, a nombre del PRI, el dirigente formal, César Camacho, Martha Tamayo, Raúl Cervantes, Héctor Gutiérrez y, como secretario técnico, Arturo Huicochea.

En otro frente, el diplomático, Peña Nieto avanzó en la redefinición empresarial de la secretaría de relaciones exteriores, al estilo del foxismo que deseaba tener en cada embajador y cónsul un vendedor de México. Luego de plantear su esquema general de gobierno, con los objetivos generales de crecimiento y pacificación, el ex gobernador del estado de México pidió a quienes celebraban su reunión anual que hablen bien de México y que impulsen las inversiones recíprocas en las naciones adonde han sido enviados.

En espera de que se produzcan los nuevos nombramientos de embajadores y cónsules, correspondientes a la etapa del retorno priísta al poder, quien estaba en Londres cumplía con trámites ante la comisión permanente del Congreso de la Unión para acreditarse ante Washington, en un cambio de adscripción que para Eduardo Medina Mora significará pasar del congelamiento inglés (adonde fue enviado por Calderón por considerarlo tan priísta que se negaba a dar trámite desde la PGR a averiguaciones contra personajes distinguidos del partido de tres colores) al engranaje estadunidense, donde será apreciado su conocimiento de los asuntos policiacos y de inteligencia, tanto los relacionados con el ámbito de la delincuencia organizada como de sus relaciones con las élites políticas.

En el Senado, como partícipe de un seminario parlamentario, el secretario general de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) hizo un encendido elogio del pactismo mexicano. En pocas palabras, José Ángel Gurría asegura que el mundo entero observa con entusiasmo el proceso reformista desatado a partir de la llegada de Peña Nieto al poder, y que muchos de los problemas históricos del país podrán ser desatados con esa grandiosa, espectacular, inédita y muy eficaz fórmula del Pacto por México.

En la realidad terrena, una historia de perros asesinos producía críticas e incluso pitorreos varios en una ciudad de México que lleva semanas al tanto de pifias e invenciones de sus autoridades, tanto en el proceso de las detenciones del 1º de diciembre como ahora en el asunto de los canes que habrían causado la muerte de algunas personas y cuyos detalles y seguimiento parecieran destinados más a tratar de trasladar la atención pública hacia zonas distintas a las del análisis y la crítica directa de lo que está sucediendo en la capital del país. No ha quedado cerrado el expediente del 1D, pues no se ha hecho justicia en el caso de las personas injustamente aprehendidas y encarceladas ni en el de los responsables verdaderos de los daños causados a inmuebles del centro de la ciudad.

Y, mientras en Venezuela se ha anunciado que, por sabidas razones de salud, Hugo Chávez no rendirá protesta inmediata para su nuevo periodo presidencial, ¡hasta mañana!




Fuente: La Jornada | Julio Hernández López