La Comandante Bonita.
Foto: Valor por Michoacán.
“Me cansé de vivir con el miedo y de esperar a ver quién es el siguiente muerto”, dijo la Comandante Bonita al diario español El Mundo.
Ella es una de las pocas mujeres que luchan con los grupos de autodefensa –conformados principalmente por hombres– contra Los Caballeros Templarios.
“Es más cabrona que bonita”, dice uno de sus compañeros al referirse a ella.
La mujer, originaria de Cenobio Moreno, municipio de Apatzingán, relata al diario que antes de tomar las armas era gerente de una tienda de modas, hasta que se cansó de las extorsiones y de ver cómo desaparecían a su gente.
Agregó que no había disparado un tiro en su vida hasta que se unió a las milicias populares, que han recuperado poblaciones que estaban bajo el control de los templarios.
Cuenta que vivió 15 años en Estados Unidos y al regresar a Michoacán se encontró con el miedo y decidió luchar por un país libre de “esta basura de los cárteles de la droga”.
Agrega que no desea que sus dos hijas crezcan en un ambiente de violencia y terror.
En la página de Facebook Valor por Michoacán, la describen así:
“Ejemplo para muchos Hombres y mujeres de otros pueblos que no han tenido el valor de defender sus pueblos y Familias y quien dijo que las mujeres no tienen el producto de gallina que se necesita para luchar si de la mujer nace el hombre quiere decir que tienen eso y mas, animo a todas las mujeres que luchan mis mas sinceros respetos y admiración por su valentía orgullosas Michoacanas. su amigo Aguililla Libre Oficial”.
Ella es la única mujer que participó, el 12 de enero pasado, en las tomas de Parácuaro y Nueva Italia, donde se registraron fuertes enfrentamientos con los Templarios; ahí, Bonita disparó como cualquier otro.
También es una de las pocas mujeres que acude a las reuniones de las autodefensas, donde sólo hay otra mujer, eso sí, Bonita es la única que se mete al campo de batalla.
“Los hombres me respetan. Aunque no tienen estudios y son gente de campo siempre me cuidan y me cubren. El hombre llega hasta donde la mujer quiere”, dice a El Mundo.
Fuente: Proceso| La Redacción