¡Relámpagos y centellas!, pero qué eficientes resultaron los de la Comisión Federal de Electricidad en el inicio del 2013, dejando sin energía eléctrica millones de hogares a lo largo y ancho de nuestra sufrida pero aguantadora patria mexicana, si yo fuera el mandamás de esta nación, contrataría a sus brigadas para que cuidaran los Centros de Reinserción Social, pues ya demostraron que no se les escapa nadie.
Distinguidos y excelentísimos amos y amas de su harapiento, famélico y pobretón lobo negro de barriadas, callejuelas empedradas y adoquinadas, callejones de mil recuerdos y extraviados amoríos repletos de paredes pintarrajeadas con corazones partidos, cerros pelones y secos arroyuelos que abundan por estas tierras de Dios y María Santísima, vengo ante ustedes para aullarles en torno a esa situación que mantiene a mis compatriotas sobradamente encolerizados después de que con la mano en la cintura los siempre impunes directivos de la Comisión Federal de Electricidad siguen haciendo de las suyas dejando sin luz a millones de hogares, en donde por diversas circunstancias propias de la jodidez que se vive, no se pudieron pagar a tiempo los consabidos y puntuales recibos.
No la chiflen, que es cantada, alguien debería decir a los de la CFE que ya le bajen a sus constantes agresiones en contra del pueblo por el cual subsisten y existen, pues apenas se vence el recibito —donde además cobran a como se les pega la gana— y como ladrones furtivos, sigilosamente, sin avisar agua va, cortan la energía eléctrica de nuestros hogares.
Nuestros senadores, diputados federales y locales deberían tomar este asunto como un artero atentado a los mexicanos, incluso, la cuestión va más allá porque se puede responsabilizar a los de la CFE hasta de asesinato.
¿Qué dices insensato y tremebundo aullador nocturno, por qué de asesinato?, se preguntarán mis distinguidos lectores y la respuesta es sencilla.
Se pueden tomar dos simples ejemplos, independientemente de las circunstancias que hayan vivido los usuarios de dicha paraestatal cuando han sido víctimas de tan tremenda voracidad, de tan sobrada impunidad.
La primera de ellas se tiene cuando las brigadas de la CFE llegan a cortar el suministro de energía eléctrica sin aviso alguno, sin pensar siquiera que en cualquiera de esos hogares puede haber personas enfermitas que requieren de dicho servicio para mantenerse con vida al utilizar aparatos que solamente funcionan de esa manera.
Cortarlo, es tanto como atentar contra la vida de dichas personas y es evidente que se debería recomendar a la CFE que antes de cortar la energía pregunten a la gente y cuando se trate de estos casos, definitivamente abstenerse de hacer los cortes.
El segundo aspecto, es el que se vive en nuestras comunidades rurales, en el sector campesino, donde se corta la luz porque hay recibos que no han sido cubiertos y por consecuencia se dejan sin funcionar las bombas que sirven para que en esos lugares la gente cuente con agua.
Aunado a la intensa sequía que se hace presente en diversas entidades como Coahuila, el asunto va mucho más allá de un simple adeudo con la CFE, se trata de una artera agresión pues dejar sin el vital líquido a toda una comunidad, es condenarla al sufrimiento.
Con sus acciones de "si no me pagas, te friego", los de la Comisión Federal de Electricidad se han enriquecido a manos llenas durante mucho tiempo, importándoles madres las necesidades de las familias mexicanas, si tienen o no tienen recursos, ellos cortan el suministro de energía y allá que vean cómo hace la gente.
Ahhh, pero eso sí, los directivos de dicha Comisión y personal, gozan de amplios privilegios, a ellos se les condona el servicio y cuando se trata de sus familiares le dan el tiempo que requieran para efectuar sus pagos, pero, sin interrumpirles el servicio.
Qué listos resultaron, creo que nuestros legisladores deberían revisar a fondo el asuntito, porque se puede permitir que los de la CFE se sigan enriqueciendo con la jodidez del pueblo, pero que con sus acciones atenten contra la vida de los mexicanos, ya es otro cantar.
Fuente: El Diario de Coahuila| CARLOS MORALES JUÁREZ