Los tiempos escogidos los definen: el PRI está listo para aprobar una reforma energética hoy mismo, si fuera posible; el PAN está adosado en términos bajacalifornianos a lo que determine Los Pinos; el PRD pretende que se apruebe una ley ciudadana que incluya un referendo para inaugurarlo en septiembre y llevar el tema al congreso en octubre, y Andrés Manuel López Obrador convoca para una primera manifestación masiva de protesta el domingo 8 de septiembre.
En el fondo, PRI, PAN y PRD están buscando los momentos políticos más propicios para empujar el proyecto energético compartido (aunque jueguen a hablar de él en términos presuntamente condicionales), amarrados como están a las fases del proceso legislativo que en sesiones ordinarias comenzará en septiembre próximo pero deseosos de encontrar algún atajo que les permita dar por aprobado el texto controversial antes de que empiecen las protestas encabezadas por Morena.
Por lo pronto, el habilidoso Emilio Gamboa ha hecho saber que ya hay una vía procesal acordada: Enrique Peña Nieto enviará en agosto la propuesta de Reforma Energética que están afinando el vicepresidente Luis Videgaray y el secretario de energía, Pedro Joaquín Coldwell. El destinatario aún es impreciso: podría ser la comisión permanente del Congreso de la Unión o el propio Senado en un periodo extraordinario de sesiones. Todo en el mismo agosto, con la rapidez necesaria para que apenas abriendo el periodo ordinario de las dos cámaras, el primero de septiembre próximo, se puedan agilizar los trámites y se apruebe al vapor la reforma antes de que se multiplique el hervor de los opositores.
Una lectura rápida de esa decisión de elegir al Senado como cámara de origen para la propuesta peñista de reforma energética pasa necesariamente por los problemas internos de la bancada del PAN, dominada por los calderonistas, con Ernesto Cordero como jefe, aunque el cargo formal le haya sido arrebatado por Gustavo Madero para que lo ejerciera Jorge Luis Preciado, un personaje aún más gris que el mencionado Cordero. El problema no radica en la consecución de los votos senatoriales del partido de blanco y azul (que anunciadamente están ya a favor), sino con quién habrá de realizarse la negociación y a qué costo. Al gusmaderismo ya se le pagó con Baja California, pero los calderonistas pretenden llegar a otros convenios que les den oxígeno.
Si Los Pinos resuelve con tino ese punto crudamente práctico de arreglarse bien con los dos grupos panistas, la propuesta de reforma pasará sin problemas en el Senado, donde el PRD de Miguel Barbosa hace como que se entretiene con lo de la Ley de Participación Ciudadana, el referendo y la discusión hasta octubre, pero con el dedo listo para votar junto al PRI y el PAN en cuanto sea necesario. Del Senado pasaría a San Lázaro, donde Manlio Fabio Beltrones tiene un control tan eficaz que sin problemas sería aprobado el texto. Y, por cuanto al congreso federal, colorín colorado (faltando luego solamente las aprobaciones de trámite en los congresos estatales de las modificaciones constitucionales que se hubieran hecho).
Por ello es que, preparando los ánimos para la imposición de premuras legislativas, el presidente de la mesa directiva de la cámara de diputados, el priísta Francisco Arroyo, ha hecho saber que, a su juicio, hoy mismo podría ser votada la propuesta de reforma energética si las condiciones procesales lo permitieran. El legislador guanajuatense también ofreció una probadita del debate por venir en San Lázaro: Si vamos a legislar con dogmas, no vamos a llegar a ningún lado; si vamos a legislar con dogmas, vamos a ponernos, ¿qué les diré? nopales en las espaldas, o nos vamos a autolacerar, y de eso no se trata. Aprovechó Arroyo el viaje para amagar al Centro de Estudios Sociales y de Opinión Pública de la propia cámara de diputados, pues luego de sondeos telefónicos ese centro informó que 55 por ciento dijo considerar que la inversión extranjera en materia petrolera es una agresión a la soberanía nacional. Arroyo advirtió que verá “por qué andan tan acomedidos, se me hace que el estudio de opinión está inopinado; vamos a revisar cuál fue la metodología, porque andan muy ‘sácalepunta’ estos del centro de estudios”.
AMLO prepara, en tanto, su retorno al Zócalo capitalino que ha servido como indicador de su fuerza política. Lleva largos años convertido en el único político con verdadera capacidad de convocatoria masiva, pero ahora agrega a esa circunstancia el hecho de que es el único que está confrontando al entretejido de intereses variopintos que tiene a Peña Nieto-Salinas como guías y al Pacto por México como instrumento. Esa oposición en solitario ha sido particularmente enjundiosa en el tema de los energéticos, de tal manera que es natural que esté a la cabeza de un movimiento de resistencia al que los pactistas pretenden eludir mediante el manejo de tiempos procesales legislativos que madruguen” a la primera convocatoria del tabasqueño a la protesta, que será, como se apuntó líneas arriba, el 8 de septiembre en el Zócalo capitalino.
Astillas
Es tramposa la pretensión de distanciar políticamente a Margarita Zavala de su impugnado esposo, Felipe Calderón. Tiene carrera propia, dicen algunos promotores del reciclamiento de quien coquetea con la posibilidad de buscar la presidencia del comité nacional panista (como un primer paso para la construcción de su candidatura presidencial). Felipe y Margarita han sido beneficiados largamente del mismo esquema de asignación de postulaciones a cargos de elección popular por las élites panistas, comparten el esquema de ayuda selecta a familiares montados en nóminas públicas o partidistas y jamás han tenido diferencias o deslindes respecto a políticas practicadas por uno de ellos (ni siquiera en la peor de las aplicadas por Calderón, la de la masacre nacional a cuenta del narcotráfico). Felipe dio a Margarita un foro sexenal privilegiado y ahora Margarita busca abrir camino al retorno político del mismo Felipe. No hay carrera propia, sino carreras compartidas... ¡Hasta mañana!
Fuente: La Jornada | Julio Hernández López