viernes, 2 de marzo de 2018

Peligran medio millón de empleos mexicanos por guerra comercial de Donald Trump

EU quiere imponer 25%, además de 10% a aluminio; en riesgo 560 mil empleos en México: sindicato.
México.- Ante la amenaza del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de imponer aranceles a las importaciones de acero (25%) y de aluminio (10%) a partir de la próxima semana, la industria mexicana pidió responder con acciones recíprocas.

El anuncio se da pese al viaje a Washington del secretario de Economía, Ildefonso Guajardo, cuyo propósito era reunirse con autoridades comerciales de Estados Unidos para evitar que estallara un conflicto comercial entre ambos países por el jitomate, el acero y el aluminio.

El sindicato del sector acerero en México advirtió que la medida de la economía más grande del mundo pone en riesgo 560 mil empleos nacionales, además de que aumentarán los precios en el país vecino y meterá ruido a la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).

El líder del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Industria metalmecánica, siderometalúrgica, automotriz y proveedoras de autopartes de la República Mexicana, Tereso Medina, dijo que el amague del gobierno de Trump puede afectar las exportaciones de empresas como DeAcero, VillaAcero, AMHSA, Ternium y Tamsa, así como otras que exportan a Estados Unidos.

De acuerdo con datos de la oficina de estadística de EU que proporcionó el también senador del PRI, las ventas de acero que realizaron las compañías a ese país sumaron 2 mil 634 millones de dólares en 2017.

El líder sindical dijo que la decisión de imponer aranceles a esos dos productos es una “política suicida” y aunque “el presidente tiene altas posibilidades e intención de aplicarlas, esperamos que no lo haga” y que exente a México, pues la mayor afectación será al consumidor final.

Ante esta amenaza, la Cámara Nacional del Hierro y del Acero (Canacero) advirtió que en caso de que México esté incluido, espera que las autoridades del país respondan de forma recíproca e inmediata. Sin embargo, agregó que confían en que el país será excluido de la medida para evitar una guerra comercial.

El coordinador del Laboratorio de Análisis en Comercio, Economía y Negocios de la UNAM, Ignacio Martínez, dijo que además de ser una “fuerte presión” para que México acepte las condiciones en la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), el país “tendrá fuertes pérdidas y aumentarán los costos de las industrias de autopartes y de construcción”.

Seguridad nacional. El gobierno de Estados Unidos decidió que es necesario aumentar la producción nacional de los dos metales para no depender de las importaciones, por cuestiones de seguridad nacional, por lo que anunció que se gravarán con arancel de 25% a todo el acero de importación y de 10% al aluminio, arancel que puede aplicar para México, aunque si se trata de Brasil, Corea y China, la tarifa sube a 53%.

En su declaración oficial, Chrystia Freeland, ministra de relaciones exteriores de Canadá, dijo que su país “percibe como absolutamente inaceptable cualquier restricción comercial impuesta al acero y al aluminio canadiense.

“Las restricciones perjudicarán a los trabajadores, la industria y los fabricantes en ambos lados de la frontera. La industria del acero y del aluminio está altamente integrada y es compatible con las cadenas de suministro de fabricación críticas en América del Norte”, aseveró.

En Estados Unidos, un estudio del ministerio comercial resolvió que las importaciones de los dos metales “amenazaba con afectar la seguridad nacional”, pues alega que era necesario potenciar la producción interna para tanques y barcos.

La recomendación apuntaba, en el caso del acero, a un arancel global de 24% o acciones en función del país, con un grupo de 12 naciones (entre los que no estaba México) al que le aplicaría un arancel de 53%.

En el aluminio, la recomendación era de un arancel global de 7.7%, o una medida enfocada a cinco países con una tasa de 23.6%.

Provoca Trump posible guerra comercial por aranceles al acero

Washington. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, desató ayer vientos de guerra en el comercio mundial al anunciar la imposición de aranceles a la importación de aluminio y acero. El anuncio se dio en el desarrollo de la séptima ronda de renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).

En la Ciudad de México, los negociadores que buscan actualizar el acuerdo fueron sacudidos ante la perspectiva de una batalla por posibles aranceles estadunidenses al acero, que podría complicar la producción de automóviles en la región, uno de los temas más álgidos de las conversaciones tripartitas.
Durante una reunión en la Casa Blanca con representantes de la industria siderúrgica estadunidense, Trump adelantó que las tarifas al acero ascenderían a 25 por ciento y en la importación de aluminio a 10 por ciento. Será la próxima semana cuando el presidente estadunidense firme la orden para imponer los montos.
Ustedes tendrán protección por mucho tiempo. Deben reconstruir su industria, es todo lo que pido, dijo a los empresarios.
El gobierno estadunidense afirma que los aranceles protegerán a la industria y a los empleos en Estados Unidos, pero economistas advierten que el impacto de los aumentos de precios a los consumidores de acero y aluminio, como las industrias automotriz y petrolera, destruirán más fuentes de trabajo de las que generen.
La medida representa un nuevo paso en el proteccionismo estadunidense y abre las puertas a una eventual guerra comercial, especialmente con China, la Unión Europea y Canadá, que es el principal abastecedor de acero y aluminio a Estados Unidos.
Los fabricantes de autos y otros usuarios de los metales también están preocupados por los aranceles de represalia que podrían afectar a sus productos terminados.
En el contexto del TLCAN, 62.5 por ciento del costo de un automóvil o camión ligero debe originarse en Norteamérica para evitar aranceles. Trump pretende que el umbral aumente a 85 por ciento y busca asegurar que la mitad del contenido total de piezas sea fabricado en Estados Unidos.
A mediados de febrero, la administración estadunidense dio a conocer tres escenarios para gravar las importaciones de aluminio y acero. La opción finalmente adoptada fue la imposición de un arancel general a la introducción del metal de cualquier país de al menos 24 por ciento. Las medidas no excluirían ni a México ni a Canadá, sus socios en el TLCAN.
Impacto financiero
Con la noticia, las acciones de fabricantes de autos y de otros grandes consumidores de acero y aluminio como General Motors, Ford, Boeing y Caterpillar aumentaron sus pérdidas. También cerraron a la baja en Wall Street. El índice Dow Jones cayó 1.68 por ciento, Standard and Poor’s 500 perdió 1.33 y el Nasdaq retrocedió 1.27 por ciento.
Los avisos de represalias a las medidas comerciales de Wa-shington no se hicieron esperar en varios países de ambos lados del Atlántico. En México, Moisés Kalach, el coordinador del consejo consultivo estratégico de negociaciones internacionales, señaló que el llamado de Trump a un arancel de 25 por ciento sobre el acero importado pareciera destinado a aumentar el contenido de Estados Unidos en productos industriales y que tendría consecuencias imprevistas.
¿Quién es la prioridad aquí? ¿Trabajadores? ¿Consumidores? Alguien terminará pagando por esto, advirtió Kalach a Reuters en el contexto de la séptima ronda de negociaciones del TLCAN. ¿Qué va a pasar con la competitividad de América del Norte?, cuestionó.
En la sede de la renegociación, Kalach indicó que sólo se trata de especulación de que esas medidas se aplicarán a México, ya que todavía no se publica la llamada sección 232 de la Ley de Expansión Comercial.
Por su parte, la Cámara Nacional de la Industria del Hierro y el Acero (Canacero) sostuvo que en caso de que México sea incluido en la lista de países afectados pedirá que se responda con las mismas medidas. El organismo empresarial coincidió en señalar que es preciso esperar al anuncio oficial de la próxima semana.
En tanto, José Luis de la Cruz, director del Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico, señaló que la medida no causaría daño a las empresas mexicanas, porque su posición en el mercado estadunidense no rebasa 4 por ciento del total de importaciones de acero. Calculó que en caso de aplicarse el arancel, el daño puede ser de entre mil 300 a mil 500 millones de dólares por las exportaciones que dejará de hacer México.
El ministro canadiense de Comercio Internacional, François Philippe Champagne, afirmó ante el parlamento que su país considerá inaceptable cualquier eventual tasa aduanera de Estados Unidos a sus exportaciones de acero y aluminio.
El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, afirmó que se reaccionará con firmeza y proporcionalmente para defender (sus) intereses, y agregó que presentarán en los próximos días una propuesta de réplicas contra Estados Unidos compatibles con las reglas de la Organización Mundial de Comercio para requilibrar la situación.
Además, la decisión podría aumentar las tensiones con China. El anuncio sobre la imposición de tarifas ocurrió mientras Liu He, asesor económico del presidente chino Xi Jinping, estaba de visita en Washington y tenía programado reunirse con funcionarios de la Casa Blanca.
En el diálogo sobre el TLCAN, funcionarios estadunidenses, mexicanos y canadienses planean agendar discusiones sobre reglas comerciales para la producción de automóviles en América del Norte si no hay avances en la actual ronda de negociaciones, dijeron dos personas familiarizadas con el tema.
Las conversaciones sobre el rubro fueron suspendidas esta semana, cuando el negociador estadunidense, Jason Bernstein, regresó inesperadamente a Wa-shington para consultas con la industria. Las fuentes dijeron que es poco probable que regrese. El plan sería organizar las pláticas tan pronto como las tres partes puedan acordar una fecha.
Respecto del capítulo en materia energética, México, Estados Unidos y Canadá están de acuerdo en los objetivos, pero aún trabajan en la fórmula para concretarlo, expresó el Consejo Coordinador Empresarial (CCE).
Por otro lado, Kenneth Smith Ramos, jefe del equipo negociador mexicano, confirmó en un tuit que se cerró el capítulo sobre prácticas regulatorias en la séptima ronda y ponderó que con ello se demuestra el compromiso de México para modernizar el TLCAN y contribuye a la transparencia y la competitividad.
Para el presidente del CCE, Juan Pablo Castañón, con el cierre de dicho capítulo los tres socios comerciales tendrán la misma regulación, lo cual representa un gran avance.

Se puede evitar una guerra comercial: Comisión Europea


Bruselas. Queda "una pequeña posibilidad" para evitar una guerra comercial con Estados Unidos, declaró este viernes a la Afp el vicepresidente de la Comisión Europea, Jyrki Katainen, ante la amenaza del presidente Donald Trump de imponer aranceles a las importaciones de acero y aluminio.
"Queda una pequeña posibilidad abierta" afirmó el comisario finlandés. "El presidente de Estados Unidos no firmó aún las propuestas. Así que esperamos que reconsiderará sus intenciones", añadió.
"Estamos muy cerca de una guerra comercial que puede expandirse, y en esta clase de guerras solo hay víctimas, no ganadores", explicó Katainen.
Trump reforzó sus amenazas este viernes y advirtió que aplicará "tasas recíprocas" a socios comerciales en caso de réplicas. Las "guerras comerciales son buenas y fáciles de ganar", aseguró.
Katainen, que gestiona la política comercial de la UE junto a la comisaria de Comercio, Cecilia Malmstrom, explicó que la postura de Trump se explica por la inundación en los mercados de acero chino a precios bajos.
"Entiendo la frustración, pero la medicina que la administración estadunidense quiere utilizar no es la adecuada", añadió.
Una guerra comercial "significa en hechos concretos desempleo, menos crecimiento y peores relaciones entre socios comerciales", advirtió el vicepresidente de la Comisión.
La Comisión Europea ya está elaborando una lista de productos estadunidenses que podrían ser objeto de aranceles como medida de rspuesta.
Pero Katainen rehusó confirmar especulaciones sobre si esas tarifas aduaneras en la UE afectarían primordialmente productos provenientes de estados que apoyaron a Trump en las elecciones presidenciales, como el bourbon de Kentucky o las naranjas de Florida.
La UE amenazó en 2002 con aplicar aranceles a una serie de productos estadunidenses, en el marco de una "guerra del acero" que abrió el gobierno del entonces presidente George W. Bush.
Fuente: El Universal y La Jornada