domingo, 5 de marzo de 2017

Austera conmemoración del 88 aniversario del PRI

Sin corbatas, todos, ni una sola mención directa de la palabra “reformas estructurales”; cerca de 500 sillas vacías en la explanada principal de su sede nacional, un mea culpa por el “gasolinazo” y “las decisiones difíciles con sus “costos políticos”, el Partido Revolucionario Institucional (PRI), el presidente Enrique Peña Nieto y la cúpula priísta en pleno, conmemoraron el LXXXVIII Aniversario de su fundación de manera “sobria y austera”.
Durante poco más de una hora, no hubo lugar para el estruendo de porras ni para el festejo por el optimismo sin eco de su dirigente nacional, Enrique Ochoa Reza. Se impuso la mesura presidencial, empatada con la preocupación de sus militancias, con los llamados a la unidad, a la lealtad, como únicas vías para hacer frente a la coyuntura y adversarios políticos que “nos han “subestimado una y otra vez” y que hoy “resurgen con la amenaza” de retrocesos y vuelven a poner en riesgo el futuro de México”.
-“No somos el partido que patea el bote o nada de a muertito…”, “…la disputa por el futuro del país ya está presente en todo el territorio nacional…”, “…el PRI es un partido que sabe acordar, pero que nunca pactará para dejarse derrotar…”. Advirtió, aclaró, respondió y resumió, una y otra vez el presidente Peña Nieto en la preocupación que se niega, pero flota en el ambiente, que se respira, que inquieta al priísmo nacional.
El evento programado para iniciar a las once de la mañana en el Auditorio “Plutarco Elías Calles” de la sede partidista, comenzó al filo de las 12:00 horas, con la presencia de toda la clase política del PRI: Presidente de la República, presidente del CEN, expresidentes nacionales del partido, senadores, diputados federales, gobernadores (aunque no todos), delegados, presidentes estatales, legisladores locales e integrantes del gabinete presidencial.
Pese a la cuenta regresiva, el reloj político en marcha y a solo 93 días del próximo proceso electoral, todos los priístas, con rostros sonrientes (aunque unos más que otros), saludadores, abrazadores, platicadores y unificados con el traje oscuro y camisa blanca sin corbata -como marcó la “línea” que acompañó a la invitación al evento-, comenzaron a llegar desde las 10:00 horas a Insurgentes Norte 59. Hasta los recién incorporados a las carteras del Comité Ejecutivo Nacional tricolor.
Así llegó la nueva secretaria general del partido, Claudia Ruiz Massieu, sin asomo de resentimiento alguno tras su salida abrupta de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), para incorporar a Luis Videgaray Caso, también presente en el acto. También apareció el nuevo secretario general de la CNOP, Arturo Zamora, tras la separación del cargo de Cristina Díaz.
Todos muy sonrientes,
abrazadores, platicadores…
El senador jaliciense, a quien pareciera no mermar su suerte las recientes derrotas electorales, cuando estuvo a cargo de la Secretaría de Acción Electoral del CEN del PRI, se vio contento, muy platicador con su coordinador alta, Emilio Gamboa Patrón, como haciendo eco de quienes dicen que su nuevo encargo es posición política del yucateco en el partido.
Como representante del sector obrero, apareció el secretario de Acción Política de la CTM, Fernando Salgado. No se vio entre los asistentes al secretario general de la máxima central obrera, Carlos Aceves del Olmo, ni a su silla de ruedas. El coordinador de los priístas en San Lázaro, César Camacho Quiroz, quien tampoco alcanzara las metas electorales priístas en 2015. Igual lució sonriente en el presídium.
Como encargado de despacho de la desvencijada Confederación Nacional Campesina (CNC), acudió Rubén Escajeda, tras que lo dejara en el cargo Manuel Cota, para ir tras su precandidatura al Gobierno de Nayarit. Por allí apareció el gobernador perdedor de Tamaulipas, Egidio Torre Cantú, a quien se le acusa de tener un palacio de 340 millones de pesos, tras dejar su opaca gestión.
También hizo acto de presencia el joven gobernador de Oaxaca, Alejandro Murat, aunque a su padre, José Murat, no se le vio por ningún lugar del evento, tras la “larga noche” de la madrugada del 2 de marzo, cuando en la residencia de Avenida Constituyentes se le dijo que no para la CNOP, y se le confinó a la Fundación Colosio.
Por separado, pero también sin corbata, aparecieron en el “Plutarco Elías Calles” los hombres del Presidente, el vocero Eduardo Sánchez; el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong; el de Educación, Aurelio Nuño; más discreto, el secretario de Hacienda, José Antonio Meade; su igual de Economía, Ildelfonso Guajardo; y el de Turismo, Enrique De la Madrid.
Por allí también se dejaron ver los directores generales de Pemex, José Antonio González Anaya; del IMSS, Mikel Andoni Arriola Peñalosa, y más distante, con aires de indiferencia, el del ISSSTE, José Reyes Baeza, como si estuviera cierto de que no será el “bueno” para sustituir a Ochoa Reza en la dirigencia nacional del PRI.
Poco estruendo, pocas
porras y dos discursos
Muy pegadito de las 12:00 horas, alineadito y sin corbata, llegó el presidente del CEN priísta, Enrique Ochoa. Un minuto después, le siguió también sin corbata el priísta mayor, el presidente Enrique Peña Nieto, cuyo arribo al evento esta vez fue sin la gritería de las porras colocadas en una gradas durante el penúltimo Consejo Nacional del partido en la explanada “Benito Juárez” del partido en el Gobierno
Ahora, la “sana cercanía”, entre el primer mandatario y su partido, marcó un acto sobrio y austero para la conmemoración del 88 aniversario de los priístas. En menos de 15 minutos llegó al presídium entre saludos, abrazos y comentarios rápidos, para iniciar la entrega de preseas y reconocimiento a “distinguidos priístas”.
El primer mensaje de unidad se dio al entregar la presea de reconocimiento al expresidente del CEN, Manlio Fabio Beltrones, quien pese a no alcanzar tampoco las metas electorales que ofreció en 2016, se fundió en un fuerte abrazo con Peña Nieto y recibió un prolongado y fuerte aplauso en el Auditorio principal de su partido.
Después de la entrega de preseas “Lázaro Cárdenas” a Irma Cué; la “Luis Donaldo Colosio” al hasta la pasada legislatura diputado federal por los ecologistas, Ricardo Canavati; y la “Jesús Reyes Heroles”, a Rodolfo Echeverría Ruiz, entre otras. Se procedió a rendir un reconocimiento con un minuto de aplausos y un video de semblanza y trayectoria al recientemente fallecido expresidente del CEN priísta, Gustavo Carvajal Moreno.
En el evento hubo otro video más motivacional del partido en el Gobierno, para cerrar únicamente con dos mensajes; primero, el de Enrique Ochoa; y, en seguida, el del presidente Peña Nieto.
Ante el “Plutarco Elías Calles” lleno, pero con 500 sillas colocadas bajo una gigantesca carpa en la explanada central que nunca fueron ocupadas, Ochoa Reza se desbordó en alabanzas al Presidente de la República. “Es un alto honor para todo el priísmo, señor Presidente, que esté usted esta mañana con nosotros. El PRI está orgulloso de su labor como Presidente de la República”, le dijo.
Auditorio lleno, 500 sillas vacías y un mea culpa
Luego, su mensaje repetitivo, cansino, sin eco, del día anterior, de la semana pasada, de hace un mes: “El PRI es el partido histórico de nuestro país, es el partido más ganador de México”. Hizo el reiterativo recuento de los logros alcanzados por el tricolor desde 1929, su fundación: la estabilidad constitucional del país, la educación básica, seguridad social, el pluralismo democrático de Reyes Heroles, las instituciones electorales, el TLCAN, etcétera.
Descalificó a perredistas, panistas y morenistas, pero no pudo sustraerse a la preocupación del momento actual. “La experiencia nos enseña que es un grave error subestimar al PRI”, y recordó tras lo que definió como “la docena trágica panista”, la recuperación de la Presidencia de la República con Peña Nieto.
Reconoció: “Es cierto, el año pasado tuvimos un retroceso en varias entidades del país, no lo minimizamos, todo lo contrario. En el 2017 vamos a ganar en 212 ayuntamientos en Veracruz, y vamos a ganar las elecciones de gobernador en el Estado de México, en Coahuila y Nayarit.
Más mesurado, con plena conciencia de la responsabilidad y la realidad, el presidente Enrique Peña Nieto acalló versiones: “El PRI es un partido que sabe acordar, que pacta para gobernar y para transformar, pero que quede bien claro: nunca, pero nunca pactará para dejarse derrotar”
En un mea culpa recordó y argumentó: “no hay que olvidar por qué, y sobre todo para qué buscamos acceder a la responsabilidad política que hoy tenemos. Llegamos a romper inercias para transformar, y no solo administrar. No somos el partido que patea el bote o nada de a muertito, ni que engaña con ilusiones y promueve la división”.
“Nosotros -remarcó-, sí nos atrevimos a asumir los costos y a tener la audacia para impulsar las grandes transformaciones del país. Claro que podíamos haber evitado un conflicto con quienes querían mantener estancada la educación y conservar sus privilegios, pero ello habría sido una imperdonable injusticia con nuestros niños”.
Y añadió: “Sí, podíamos habernos cruzado de brazos y dejar que nuestro sector energético entrara en una etapa crítica. Pero, en cambio, decidimos transformarlo para asegurar nuestra soberanía energética. Y este año, también hubiéramos podido evitar los costos políticos del aumento en el precio de la gasolina, costos que otros partidos en el pasado no quisieron asumir, pero ello hubiera significado recortar programas sociales o poner en riesgo la estabilidad de toda la economía nacional”.
En síntesis, refirió el presidente Peña Nieto sin tampoco referirse a las reformas estructurales como tales, “los priístas pudimos habernos evitado muchos costos políticos, pero ello habría significado traicionar a los mexicanos que nos eligieron para cumplir con un programa de transformación nacional”.
Y desde esa óptica, advirtió: “hoy nuevamente hay riesgos de retroceso. Al igual que hace seis años, están resurgiendo las amenazas que representan la parálisis de la derecha, o el salto al vacío de la izquierda demagógica, por lo que una vez más, tenemos que salir a defender el avance del país y el bienestar de su gente”.
El primer mandatario arengó: “Quiero decirles que lo que está en juego es mucho más que una elección. Lo que se decidirá en las urnas éste y el próximo año es, literalmente, el futuro de México. Este no es un aniversario más, es un 4 de marzo que se da en una importante coyuntura”, advirtió ante la proximidad de las elecciones del 4 de junio que serán la antesala de la elección presidencial de 2018.
“Esa es la trascendencia de este aniversario, que hoy nos reúne para cerrar filas y prepararnos con todo para las batallas que vienen. Nuestros contrincantes, una y otra vez nos han subestimado. Olvidan de qué está hecho el partido más fuerte y más grande de México”. El titular del Ejecutivo federal llamó a los dirigentes del partido, a sus candidatos y gobernadores, a trabajar “por la inclusión”.
Alertó que los actuales momentos no son de divisiones, ni de esfuerzos aislados. Son momentos de sumar. Es tiempo de que las organizaciones y sectores del partido agiten y muevan a la base militante y de simpatizantes”.
Fuente: El Sol de México