martes, 13 de agosto de 2013

Reforma no rescata a Pemex: The Economist; su crisis es por mal gobierno, pensiones, un sindicato “mimado”…

Aun si la Reforma Energética propuesta por el Presidente Enrique Peña Nieto pudiera pasar en el Congreso, el principal problema de Petróleos Mexicanos, su administración y estructura, serán difíciles de reparar, plantea The Economist. 

La prestigiada revista británica expone cita en un despacho de su corresponsalía en la Ciudad de México a Bernardo Minkow, un ex consultor de McKinsey, quien afirma que Pemex es tan complejo y ha estado tan mal gobernado que sus conflictos son “muy difíciles, si no imposibles de solucionar”. 

El primer problema de la petrolera mexicana, afirma la revista, es estructural: “Nunca se le ha tratado como una empresa con fines de lucro. Sorprendentemente para un monopolio cada barril de petróleo en México se obtiene a un costo promedio de menos de 7 dólares, y lo vende por alrededor de 100 dólares, pero ha perdido un acumulado de 360 mil millones de pesos, o 29 mil millones de dólares, en los últimos cinco años hasta 2012 (a pesar de un pequeño margen de ganancias el año pasado)”. 

Esto, según The Economist, es en parte porque a pesar de que sus áreas de petróleo y producción de gas tienen un beneficio gordo, su negocio de refinación pierde una fortuna, y su división petroquímica también es deficitaria. “Peor aún, el gobierno chupa dinero en efectivo para compensar la falta de ingresos fiscales que recauda en el resto de la economía. El año pasado, 55% de los ingresos de Pemex fue para regalías e impuestos. Esta fuga perpetua en su flujo de caja significa que su deuda se ha disparado a 60 mil millones de dólares. 

El agujero en la reserva de las pensiones suma la friolera de 100 mil millones de dólares”. Además de desviar sus beneficios, afirma la publicación británica, el gobierno se niega a dejar que la empresa tome sus propias decisiones: su jefe es nombrado por el Presidente, el Secretario de Energía preside su Consejo de Administración, y los operadores de la Secretaría de Hacienda dictan su presupuesto, línea por línea. 

También, destaca, la junta no tiene consejeros realmente independientes y carece de experiencia en los negocios. Por ejemplo, hace más de 20 años que esa junta comenzó una evaluación comparativa de las refinerías de Pemex respecto a la de sus pares internacionales, pero han permanecido en el fondo de la liga. Otro asunto relevante en la problemática estructural de la empresa son sus 151 mil empleados, donde la producción de petróleo por trabajadores de Pemex está muy por debajo de la de sus homólogos extranjeros, además de que su sindicato y su líder “está hinchado y mimado”. 

The Economist cita a la prensa mexicana que ha informado que la dirección del Sindicato de los Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM) y su líder, Carlos Romero Deschmaps, recibieron 65 mil dólares al día el año pasado para viajes de negocios y sus gastos generales. 

La revista cita al ingeniero Carlos Morales Gil, director general de la subsidiaria Pemex Exploración y Producción, quien admite que ese negocio “tiene un exceso de trabajadores que no pueden ser despedidos, a pesar de que los pozos de los que trabajan se han secado. Mientras tanto, los directivos sufren una burocracia interna sofocante”. Por si fuera poco, The Economist destaca que la administración de Pemex ha hecho una serie de malas decisiones de inversión en los últimos años. “Frente a la caída de la producción en su joya de la corona, Cantarell, se han derramado cantidades sin precedentes en la exploración y producción –un combinado de 70 billones de dólares entre 2008 y 2012. 

Pero debido a que gran parte de esto ha entrado en las zonas para las que Pemex está técnicamente mal preparado, tales como la perforación en aguas profundas y el petróleo de esquisto en tierra, los rendimientos han sido escasos. Morales habla con orgullo del aumento de la producción en otros sitios para compensar Cantarell. Pero la producción y las reservas apenas han estabilizado en niveles muy por debajo de sus máximos históricos”, expone la revista. Adrian Lajous, ex director de Pemex, dijo a la publicación que, en el caso del gas natural, la empresa no ha invertido lo suficiente, lo que ha generado que México tenga que importar volúmenes récord de América. En un reconocimiento tácito de esta situación, Morales Gil afirmó que Pemex planea invertir fuertemente en la nueva producción de gas. 

“La empresa tampoco ha logrado encontrar los 30 mil millones de dólares que se cree que necesita para reconfigurar sus refinerías y producir gasolina y diesel adecuado para los coches más limpios que hoy circulan. Así que México también sufrirá la vergüenza nacional de tener que importar más de estos combustibles”, concluye.

La prensa estadunidense desestima reforma energética de Peña

WASHINGTON.- La prensa estadunidense reprobó la iniciativa de reforma energética presentada por el presidente de México, Enrique Peña Nieto.

The Wall Street Journal, el diario especializado en asuntos económicos y financieros, destaca en su primera plana: “La iniciativa pudo quedarse corta en lo que algunas compañías petroleras esperaban y en lo que más ofrecen las naciones productoras de petróleo, no incluye, por ejemplo, a las compañías privadas el derecho de adueñarse de los campos petrolíferos vía concesiones”.

El diario enfatizó que la propuesta del presidente mexicano “también falló al no tocar las reservas de gas y petróleo en su lado del Golfo de México, las cuales habrían sido una gran beneficio para las compañías que operan del lado de Estados Unidos”.

The Washington Post, el diario más importante de la capital de Estados Unidos, señaló que la propuesta de reforma energética de Peña Nieto abre la puerta agrietada a las gigantes petroleras Exxon Mobil y Shell para invertir en Petróleos Mexicanos.

“Habrá que ver si la oferta de riesgo y ganancias compartidas que hizo Peña Nieto será suficiente para enganchar a compañías como Shell, BP, Exxon Mobil y la brasileña Petrobras, las cuales tienen el tipo de experiencia necesaria para modernizar a la industria petrolera mexicana”.

Al rotativo le parecieron insuficientes los cambios propuestos por Peña Nieto: “En un discurso que se esperaba con ansiedad en las capitales petroleras, desde Houston (Texas) hasta Río de Janeiro (Brasil), Peña Nieto se quedó corto y no ofreció a las empresas extranjeras lo que realmente querían el derecho a adueñarse y vender el petróleo que extraigan en México”.

Por su parte, The New York Times publica en su página 4ª que el plan de Peña Nieto “reta a una sólida suposición sobre la identidad mexicana (su total soberanía sobre los recursos energéticos) al invitar a las empresas extranjeras para explorar y extraer petróleo y gas natural”.

Explica que la reforma energética de Peña Nieto permite a las empresas petroleras extranjeras negociar con el gobierno mexicano acuerdos de utilidad compartida para extraer el petróleo y gas natural. “Bajo este esquema las reservas energéticas continuarán perteneciendo al Estado mexicano, pero los inversionistas podrán obtener una parte de las ganancias; la inversión privada se permitirá en la refinación, los oleoductos y la producción petroquímica”, matiza.

Los tres periódicos estadunidenses coinciden en vaticinar que pese a la oposición política de la oposición, la propuesta de Peña Nieto será aprobada por parte del Congreso.

Los periódicos advierten que la oposición de Andrés Manuel López Obrador a la iniciativa podría obstruir la discusión de la reforma. “Si tiene éxito llenando con manifestantes las calles de la capital, podría dificultar el respaldo de los líderes políticos al plan”, considera The New York Times.

“La verdadera oposición a las propuestas podría venir de las calles”, acota en este mismo sentido The Wall Street Journal.




Fuente: Sin Embargo | La Redacción | Proceso | J. JESÚS ESQUIVEL