sábado, 16 de julio de 2011

Los de Abajo: Atropello en Samsung

Con la insensibilidad cómplice del gobierno estatal y de las instancias laborales competentes, la empresa Samsung, de origen coreano, maltrata, tortura y discrimina a sus trabajadoras, afirman mujeres despedidas injustificadamente de la trasnacional, quienes tomaron la medida desesperada de enjaularse y coserse los labios en demanda de su reinstalación inmediata.

La dramática protesta de las tres trabajadoras golpeadas y despedidas de Samsung en la ciudad de Manzanillo, Colima, aunque desapercibida en la mayoría de los medios de comunicación nacionales, recorre ya el mundo de la solidaridad, pues en estos momentos se encuentran en huelga de hambre sin recibir respuesta alguna a sus justificadas demandas.

La historia de estas tres mujeres circula en un informe realizado por el Centro de Investigación Laboral y Asesoría Sindical (CILAS), que describe las inhumanas condiciones en las que laboraban Madaí Díaz Rodríguez, Sandra Gómez y Lourdes Zamora.

Madaí Díaz, madre soltera que trabajaba como cocinera en la empresa Ingeniería Civil –misma que es subcontratada por Samsung para desarrollar parte de los trabajos en el proyecto de la planta regasificadora en Manzanillo–, inició la protesta el pasado 3 de junio, por el despido arbitrario y las golpizas que le propinaron empleados coreanos. Primero se enjauló y se cosió los labios y días más tarde se encerró nuevamente con sus dos hijos, luego de lo cual levantó una denuncia contra sus agresores.
Al no recibir respuesta, el 12 de julio Madaí regresó a la jaula, acompañada por dos compañeras también despedidas, y juntas iniciaron una huelga de hambre. El asunto es el siguiente: un día Madaí se cansó de las patadas y de los golpes en la espalda que le propinaban el personal coreano de Samsung. Intentó defenderse y exigió que ya no la maltrataran. La respuesta fue “cállate negra” y fue despedida con el argumento de que “se terminó el trabajo”, con apenas 2 mil pesos como sueldo e indemnización.

El CILAS advierte que no es el primer caso de situaciones como éstas, pues el año pasado, trabajadores de la regasificadora realizaron un paro laboral por el bajo sueldo que recibían, así como el maltrato físico y sicológico del que eran víctimas por parte de los coreanos.

Con el fin de que esta protesta no tenga un fatal desenlace, pues una de las trabajadoras ha manifestado su decisión de prenderse fuego en caso de que no haya respuesta, circula una carta de solidaridad en la que se exige la solución satisfactoria e inmediata de las demandas de las trabajadoras, el cese a las violaciones a los derechos laborales y humanos y castigo legal a los responsables de las agresiones.




Fuente: La Jornada